Los Hermanos Musulmanes, el partido de oposición más organizado de Egipto, está prohibido desde 1954. Pero el régimen lo toleraba y su influencia se hace sentir con fuerza en las mezquitas, sindicatos y universidades, gracias a las redes de apoyo y solidaridad que fue tejiendo con el correr de los años. Existen desde 1928 y hoy en día afirman que no buscan imponer una “revolución islámica”, aunque para ellos el Corán debería ser la base de la Constitución egipcia. En las últimas elecciones legislativas, ninguno de sus candidatos fue elegido en la primera vuelta del 28 de noviembre (mientras que en las anteriores, realizadas en 2005, habían logrado 88 bancas). Las autoridades llevaron a cabo una campaña para frenar su avance, y por eso boicotearon la segunda vuelta, denunciando fraudes, violencia y detenciones arbitrarias de sus candidatos.
Pero ayer fueron invitados al diálogo con el gobierno y aceptaron reunirse con el vicepresidente, Omar Suleimán, para buscar una salida a la crítica situación del país. Hace 13 días que se realizan protestas centradas en la plaza Tahrir (Libertad, en árabe) de El Cairo, para reclamar que Mubarak se vaya, y ayer los manifestantes seguían firmes en su posición.
El domingo es el primer día laborable de la semana egipcia, ya que en ese país musulmán se descansa los viernes y los sábados. El comienzo de la semana estuvo lleno de movidas para intentar, por distintos caminos, asegurar una transición que ponga fin a casi 30 años de gobierno de Mubarak.
Ayer se presentó la “Dirección Unificada de Jóvenes Revolucionarios Enojados”, integrada por distintas organizaciones promotoras de las manifestaciones, entre ellas el Movimiento 6 de Abril, la Campaña Popular de Apoyo a [Mohamed] El Baradei (el opositor que fue director de la Agencia Internacional para la Energía Atómica) y Los Hermanos Musulmanes. Además de la renuncia de Mubarak, piden que se levante el estado de emergencia vigente desde 1981, que se disuelva el Parlamento y que un gobierno de unión nacional asegure la transición, con reformas constitucionales.
También ayer, gobierno y oposición empezaron a negociar. En una reunión de Suleimán con dirigentes políticos y otras personalidades, entre las cuales había representantes de Los Hermanos Musulmanes pero no estaba El Baradei, se acordó la reforma de los artículos de la Constitución que establecen requisitos para ser candidato presidencial, y cuántos mandatos consecutivos puede desempeñar un presidente. De acuerdo con un comunicado difundido después del encuentro, está previsto que se forme una comisión para trabajar en esas reformas, y que entregue un informe con propuestas en la primera semana de marzo.
El gobierno prometió que acatará las sentencias de la Justicia ante las denuncias por supuestas irregularidades en las últimas elecciones que ganó el oficialismo. Además aseguró que investigará los desórdenes que estallaron tras el comienzo de las protestas, cuando primero la Policía y luego partidarios de Mubarak se enfrentaron con los manifestantes opositores. Una “comisión nacional de seguimiento” supervisará el cumplimiento de estos acuerdos. Las partes también afirmaron en el comunicado que rechazan la intervención extranjera.
Por otro lado, ayer renunció la cúpula del partido de Mubarak. Su hijo y posible sucesor, Gamal, era presidente del Comité Político y quedó relegado. Para ser candidato de una fuerza política hay que tener un cargo en ésta y por lo tanto quedó descartada la posibilidad de que se postule a la presidencia. El nuevo secretario general del partido y sucesor de Gamal es Hossam Badrawi. Según el semanario Jeune Afrique, tiene buenas relaciones con la oposición y fama de reformista, informó la agencia de noticias EFE.
Ayer se supo que algunos miembros de la oposición pidieron al vicepresidente que asumiera como presidente, pero que éste se negó. En tanto, el Ejército tuvo que disparar al aire para evitar que los partidarios de Mubarak volvieran a atacar a los manifestantes, y el primer ministro, Ahmed Shafiq, dijo a la cadena estadounidense CNN que “el presidente Mubarak se irá en setiembre” y que su presencia al frente del país en este período es necesaria. Lo mismo había afirmado el propio Mubarak el viernes de noche. “Si renuncio, habrá caos”, alegó en una entrevista con la cadena estadounidense ABC, asegurando que estaba cansado y que renunciaría si eso no fuera malo para su país.
Con el objetivo declarado de iniciar un retorno a la normalidad, ayer había comenzado la limpieza de restos de autos quemados y otras secuelas de los enfrentamientos en el centro de la capital. “Queremos que la gente vuelva al trabajo y reciba su sueldo” había dicho el sábado a los manifestantes en la plaza Tahrir el comandante del Ejército, Hassan al Roweny. Los 341 bancos de El Cairo reabrieron sus puertas ayer y los egipcios formaron largas filas para poder retirar y depositar dinero, luego de 15 días de cierre de las sucursales bancarias.