Fueron varios los factores que se conjugaron en 1976 para que se diera la Marcha Verde con los primeros 250 mil colonos marroquíes en el Sahara Occidental. Francia colonizaba la mayoría de los territorios africanos, pero el Sahara Occidental era español. Como resultado de esa convivencia territorial, y frente a la posibilidad de que alguna de las colonias se rebelara, a fines de los años 50 acordaron colaborar, paradójicamente, al impulso del intento de insurrección marroquí.

En los años 40 un partido nacionalista proyectó el mito del Gran Marruecos, por el cual debían luchar contra los colonizadores y recuperar los territorios, no sólo del Sahara Occidental, sino también de todo Mauritania, parte de Mali y Argelia, y las ciudades españolas Ceuta y Melilla.

En 1975 Henry Kissinger, canciller estadounidense, recibió un informe sobre la inestabilidad de Marruecos, cuyo rey había resistido tres intentos de golpe de Estado. Frontera de por medio había una Argelia socialista -en el marco de la Guerra Fría-, frente a lo cual Estados Unidos y Francia decidieron apoyar al conservador Marruecos.

Otros factores influyeron para la decisión francesa: una relación muy cercana entre el entonces presidente Valéry Giscard y el rey Hasán II, además de los intereses económicos: en 1975 ingresaban a Francia desde Marruecos 881 millones de francos. Otro punto no menor era que con un Sahara marroquí toda el África Occidental sería francófona.

En 1974 el franquismo español en decadencia comenzó a dar señales de que pretendía abandonar el territorio saharaui. Argumentó que lo haría en reconocimiento de una recomendación de la ONU de 1967 sobre la descolonización del Sahara Occidental, mientras Mauritania y Marruecos -reviviendo el mito del Gran Marruecos- lo reclamaban como propio. El avance de Marruecos fue sencillo; invadió “civilmente” y meses después firmó, junto a Mauritania y España, los Acuerdos de Madrid, que establecían una administración tripartita.

España se retiró en febrero de 1976, dividiéndose el territorio saharaui entre Marruecos y Mauritania. Durante el proceso, la Corte Internacional de La Haya falló que no había “ningún vínculo de soberanía territorial entre el territorio del Sahara Occidental y el reino de Marruecos o la entidad mauritana”. En 1973, y como continuación de un movimiento fundado cinco años antes y que luchaba por la independencia saharaui, se había formado el Frente Popular para la Liberación de Saquia el Hamra y Río de Oro (Polisario) -Río de Oro y Saquia el Hamra, dos de las tres regiones del Sahara Occidental Español-.

Cuando España se retira, el Frente Polisario, respaldado por Argelia, proclama la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y emprende una guerra contra Marruecos y Mauritania por la liberación del Sahara Occidental. Ese mismo año, el Polisario es reconocido por la ONU como único representante legítimo del pueblo saharaui. Durante los primeros años de guerra, los saharauis atacaron principalmente a Mauritania, hasta que en 1979 ese país reconoció su impotencia militar y económica y renunció a su tercio del territorio.

Para anexar esa porción, Marruecos bombardeó a la población saharaui con napalm y fósforo blanco. “Muchos civiles fueron lanzados al vacío desde helicópteros o enterrados vivos simplemente por ser saharauis”, reconoció en 2005 Jalihenna Uld Errachid, entonces presidente del Consejo Real Consultivo para los Asuntos del Sahara, en una declaración privada que fue rebelada por el diario marroquí Al-Jarida al-Ula. Las declaraciones sólo fortalecieron las denuncias de organizaciones internacionales que sostienen que Marruecos intentó llevar a cabo un genocidio. Lo que vino después fue una larga historia de decepciones para los saharauis.

Colaboradores marroquíes

Sahara Occidental es considerada la zona más rica del norte africano: tiene la segunda reserva de fosfato del mundo y la tercera de fauna marina, además de yacimientos de petróleo y gas. La Unión Europea tenía desde 2006 un acuerdo pesquero para faenar las costas bajo soberanía marroquí, incluidas las saharauis. El beneficio económico de casi 700 millones de dólares anuales es percibido por Marruecos. Pese a esas cifras, el portavoz del gobierno marroquí, Jalid Naciri, sostuvo la semana pasada que los recursos naturales del Sahara Occidental “no son suficientes” para asegurar su desarrollo: “El Sahara se ha beneficiado legítimamente del apoyo solidario del resto de Marruecos”, sostuvo.

Antes de que venciera el acuerdo, el presidente de la RASD, Mohamed Abdelaziz, escribió una columna en el diario británico The Guardian, en la cual destacaba que los saharauis no se veían favorecidos y que se había pedido “más atención al acuerdo”, sobre todo luego de que “expertos jurídicos del Parlamento Europeo han establecido que es ilegal y debe cambiarse. Hans Corell, el antiguo subsecretario general de la ONU para asuntos jurídicos, ha sostenido que el acuerdo de pesca es contrario al derecho internacional”, remarcó Abdelaziz. Y advirtió: “Si se mantienen los territorios ocupados incluidos en el acuerdo, la consecuencia podría ser la guerra” entre saharauis y marroquíes.

Cuando varios eurodiputados reclamaron ante el Parlamento regional que se excluyeran las aguas marroquíes del acuerdo, Marruecos la consideró “una petición de extravagantes”. El acuerdo fue prorrogado. Y el año pasado, cuando el Consejo de Seguridad de la ONU renovó el mandato de la Misión para el Referendo del Sahara (Minurso) creada en 1991, el Polisario pidió que se incluyera algún mecanismo para supervisar la situación de los derechos humanos en el territorio ocupado, algo que no tiene la potestad de hacer y a lo que Rabat se opone. Organizaciones como Human Rights Watch o Amnistía Internacional denuncian sistemáticamente las violaciones que sufre el pueblo saharaui bajo la bandera de Marruecos, especialmente en los últimos meses, cuando la tensión ha aumentado notoriamente.

A instancias de Francia, Estados Unidos, España, Reino Unido y Rusia, se negaron a incluir esta petición por entender que sería contraproducente para los intentos de encontrar una solución negociada al conflicto, indicó un informe del Centro Conjunto para las Operaciones de Paz de Chile, que incluye información de todas las misiones de paz y que, si bien es estatal, no refleja la posición del gobierno.

Insistente

En el marco de la propuesta marroquí de que el Sahara Occidental sea autónomo, el anuncio del rey Mohamed VI de reforma constitucional incluye la regionalización del país. En una rueda de prensa, el presidente de la Comisión Consultiva de la Regionalización (CCR), Omar Azziman, aseguró que este proceso será para el Sahara Occidental “una etapa transitoria” hacia su autonomía. Según Azziman, se pretenden democratizar y reforzar las competencias de los consejos egionales, así como modernizar y suavizar el control central a estos consejos.

“El Sahara Occidental no forma parte del Reino de Marruecos y por lo tanto no tiene nada que ver con cualquier tipo de reformas”, indicó en un comunicado el gobierno de la RASD, en el cual también critica que el rey marroquí “continua ignorando la legalidad internacional sobre el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación y a la libertad”, 35 años después.