“Sabemos desde hace tres semanas que la pobre sociedad civil, el pobre pueblo, está muriendo. Y no estamos haciendo nada”, dijo el ex ministro de Relaciones Exteriores francés Bernard Kouchner a World Radio Switzerland, en Ginebra. El ex canciller, que fue fundador de la ONG Médicos Sin Fronteras e impulsor del principio de “intervención humanitaria”, opinó que “ya es demasiado tarde”.

En el mismo sentido iban las declaraciones que hizo el hijo de Gadafi, Saif al Islam. “Las operaciones militares han terminado. En 48 horas todo habrá acabado. Nuestras fuerzas están cerca de Bengasi. Sea cual sea la decisión, será demasiado tarde”, dijo al canal Euronews. Aseguró que esa ciudad, la capital rebelde, caerá aunque haya una zona de exclusión aérea.

Un comunicado del Ejército de Gadafi anunció una ofensiva inminente contra Bengasi, y la agencia de noticias EFE reportó ayer bombardeos cerca de allí. El comunicado también instó a los insurgentes a deponer las armas a cambio de “una amnistía solicitada por el comandante [Gadafi], que será válida para cualquier persona”, si además se abstiene de cometer delitos de “resistencia y subversión”, anunció el texto.

Italia, una posible base para establecer la zona de exclusión aérea propuesta por Reino Unido, Francia y Líbano, descartó una intervención militar. “No podemos tener una guerra, la comunidad internacional no debe, no quiere y no puede”, dijo el canciller Franco Frattini, según agencia de noticias Reuters.

De los 15 países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia, China y Estados Unidos -con poder de veto- y también Portugal, Alemania y Sudáfrica admitieron dudas sobre la idea.

Las negociaciones fueron intensas ayer en la reunión del Consejo y terminaron sin acuerdo. En esa instancia el embajador de Francia ante la ONU, Gerard Araud, entregó a sus homólogos una carta del mandatario francés, Nicolas Sarkozy, actual presidente del G20. En el texto, Sarkozy recuerda que “el régimen libio no ha tenido en cuenta las demandas unánimes del Consejo” y siguió con “sus acciones mortíferas contra su pueblo”.

Esta actitud de París no cae nada bien en Trípoli. Gadafi hijo declaró ayer a Euronews que su país financió la campaña electoral de Sarkozy en 2007. “Tenemos todos los detalles [...]. Revelaremos todo próximamente”, amenazó Saif al Islam. “Lo primero que se le pide a ese payaso [en referencia a Sarkozy] es que le devuelva el dinero al pueblo libio. Le adjudicamos una ayuda para que trabajara a favor del pueblo libio, pero nos decepcionó”, agregó.

Ayer continuaban los enfrentamientos en varias ciudades del país, sin que se pudiera establecer un número de víctimas. La ofensiva fue particularmente dura sobre Misrata, y Ajdabiya había caído en manos de Gadafi. “Es hora de adoptar medidas serias. ¿Qué están esperando? Puede haber miles de muertos si dejan que Gadafi continúe sus ataques”, dijo a EFE desde Bengasi un vocero del opositor Consejo Nacional Transitorio libio, Nejla Mangush.

En Bahrein, en tanto, continuaban las protestas a pesar del estado de emergencia decretado el martes. Ayer, el diario español Público informó que habían muerto seis personas en el desalojo de los manifestantes. En Omán, las protestas y el paro en reclamo de más democracia ya eran generales. En la capital Siria, Damasco, también hubo manifestaciones y por lo menos 25 personas fueron detenidas. En tanto, Yemen sigue siendo escenario de protestas y de enfrentamientos violentos entre manifestantes y defensores del gobierno.