La anunciada sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) fue lo que motivó en primera instancia que el Frente Amplio (FA) elaborara el proyecto interpretativo de la Ley de Caducidad, que pretende anular los efectos jurídicos de dicha norma. Luego de hacer modificaciones al texto, que actualmente se discute en la Cámara de Senadores, el plenario nacional del FA resolvió mandatar a sus legisladores a votarlo, pese a lo cual el senador Jorge Saravia (Espacio 609, FA) mantuvo su negativa. Su voto ya no es imprescindible para que el proyecto se convierta en ley, dado que los senadores Rodolfo Nin Novoa (Alianza Progresista) y Eleuterio Fernández Huidobro (CAP-L) anunciaron que acatarán la resolución de la fuerza política, pero puso en evidencia que en éste, como en otros temas, Saravia se distancia de las posiciones frenteamplistas.
“Hay que preguntarle a él [por Saravia] cómo va a seguir el camino y si realmente quiere seguir siendo parte de este equipo o quiere seguir por su huella”, opinó Topolansky ayer en diálogo con la diaria. La senadora recordó que en relación al Espacio 609 Saravia “ha tomado distancia en un montón de posturas ya hace bastante”, y supone que “el día que nos tenga que comunicar algo, lo hará”.
La primera senadora de la lista que integra Saravia indicó que no volvió a hablar sobre el tema con él luego del plenario celebrado el sábado: “Las posiciones ya están definidas y el tema no da para más”, aseguró. En opinión de Topolansky, el Espacio 609 “es un espacio variopinto en el que el grupo más grande, el Movimiento de Participación Popular (MPP), generosamente abrió las manos a muchos compañeros para que pudieran estar representados en el Parlamento”. Dada esta conformación, “tenemos una gama de opiniones y no tenemos un reglamento interno que diga ‘hágase esto’, porque no somos dictadores, creemos en la gente”, apuntó. De todas formas, “el FA sí tiene una normativa a la que todos adherimos libremente, y está ahí la pelota”, reflexionó.
Topolansky dijo estar de acuerdo con la resolución del plenario. “Yo creo en los partidos políticos, para mí son fundamentales porque si no existen es muy difícil conducir las cosas en política, y los partidos tienen normas”, consideró. Agregó que en este caso “el FA ha tomado una resolución que a nosotros nos parece que debemos acatar, con la salvedad de que hay compañeros que van a acatar y van a decir su postura, y eso es parte de la democracia”. “Un compañero decide no participar de determinada resolución y bueno, el Frente utilizará todos sus mecanismos. El compañero lo sabe”, concluyó.
Ponerle pienso
Topolansky inauguró ayer el ciclo “Rumbos y encrucijadas en América Latina: entre la consolidación y la restauración”, organizado por el Centro Artiguista por los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CADESYC) y que reúne a políticos del Espacio 609 y de países de la región para abordar temas como “integración latinoamericana”, “gobiernos de izquierda y nuevo contexto: buscando una salida solidaria a la crisis” y “proyectos políticos de izquierda y sus legados”. “Las izquierdas en el mundo a esta altura del siglo XXI tenemos más interrogantes que certezas, y, si no somos capaces de dar respuesta a esos interrogantes, las responsabilidades como hombres de izquierda quedarán por el camino”, dijo ayer Topolansky en la apertura del ciclo.
En la primera mesa de debate, sobre integración en América Latina, el ex secretario de Relaciones Internacionales de la Central Única de Trabajadores y del Partido de los Trabajadores de Brasil Kjeld Jacobsen dijo que la predominancia de las políticas nacionales por sobre la política regional hace difícil concretar el proceso de integración: “Si no se permite que cada uno deje de lado un poquito la soberanía, jamás vamos a tener integración”. Advirtió sobre el papel que deben jugar los partidos políticos en este proceso: “No estamos cumpliendo nuestro papel de fortalecer la dimensión política de la integración. Seguimos simplemente lo que nuestros gobiernos hacen. Claro, nosotros estamos en el gobierno, pero no podemos olvidar, particularmente en el caso brasileño, que el nuestro es un gobierno de coalición; por lo tanto, hay una disputa permanente interna al gobierno sobre lo que significa la integración”.