“Nosotros no debemos señalar a la gente cuándo debe o no debe abandonar Sudáfrica”, dijo ayer en Ciudad del Cabo el viceministro sudafricano de Relaciones Internacionales, Marius Fransman. Se refería a que funcionarios estadounidenses aseguraron el lunes que Haití podía quedar desestabilizado por el regreso del ex presidente haitiano, Jean Bertrand Aristide, anunciado para mañana. Washington instó a Aristide para que pospusiera su regreso hasta después de los comicios del domingo. “No es asunto nuestro que Estados Unidos sienta que él [Aristide] debe ir [a Haití] en dos, en tres o cuatro semanas. Ellos deben tratar el asunto con el gobierno haitiano”, agregó Fransman. Aristide tuvo que abandonar su país y el poder hace siete años y está refugiado en Sudáfrica. Hace varios meses que se conocen sus intenciones de regresar, luego de que lo hiciera el ex dictador Jean-Claude Baby Doc Duvallier, en enero.

En tanto, el Consejo Electoral Provisional (CEP) de Haití está en la recta final de los preparativos para el domingo. Se planteó el desafío de reducir al mínimo el fraude, la controversia y la violencia, evitando que ocurra esta vez lo mismo que en la primera vuelta del 28 de noviembre. Los resultados definitivos de esa votación se publicaron casi dos meses más tarde y establecieron que la más votada fue Mirlande Manigat. Pero el segundo puesto fue más disputado. Siguiendo recomendaciones de la Organización de Estados Americanos (OEA), el CEP determinó que ese puesto correspondía al músico Michel Martelly, y no al candidato oficialista, Jude Célestin, como se había anunciado antes.

El presidente del CEP, Gaillot Dorsinville, aseguró que ese organismo está “preparado para hacer todas las correcciones necesarias para mejorar su desempeño”. Fueron despedidos agentes electorales acusados de fraude y otras irregularidades en la primera vuelta y se capacitó a los que trabajarán el domingo, entre otras medidas.

Para evitar los enfrentamientos se reforzó la seguridad con 3.500 policías y 9.000 efectivos de Naciones Unidas que deberán ser desplegados el domingo. Pero los dos candidatos llamaron a sus seguidores a hacer manifestaciones, aunque están prohibidas por la ley electoral.

Las encuestas dan a Martelly un 50,8% de intención de voto, frente al 46,2% de Manigat. Además, el candidato y cantante, que da conciertos en sus actos de campaña, cuenta con el apoyo de cinco ex candidatos que se postularon en primera vuelta. Manigat, en tanto, cuenta con el apoyo de la ministra de cultura, Marie Laurence Jocelyn Lassègue. Sus detractores dicen que en realidad es todo el oficialismo el que apoya a la ex primera dama, aunque sus allegados lo niegan.

Con respecto al desarrollo de la campaña, los analistas consideran que los dos candidatos no hablaron lo suficiente de varios temas importantes para el futuro del país, como sus planes para el millón de personas que siguen viviendo bajo carpas desde el terremoto del 12 de enero de 2010. Tampoco se habló suficiente de un eventual plan de reforma judicial que responda a los problemas de impunidad, de fallas del sistema carcelario y de independencia de los jueces.