Réplicas
La catástrofe en Japón y el riesgo de un desastre nuclear despertaron distintas reacciones. El hecho de que esto le haya sucedido a uno de los países más rigurosos en cuanto a sus centrales, que ha tomado más recaudos para prevenir imprevistos nucleares, prendió una luz de alarma en otras naciones que disponen de centrales nucleares o que se pronunciaron a favor de tenerlas. También reaccionaron los movimientos que las rechazan. En Alemania, la canciller Angela Merkel convocó una reunión sobre crisis con su ministro de Asuntos Exteriores, Guido Westerwelle, y el de Medio Ambiente, Norbert Röttgen. Luego del encuentro, Merkel aseguró que se comprobará la seguridad de las 17 centrales nucleares existentes en el país. Sobre todo porque en setiembre su gobierno tomó la decisión de prolongar la vida útil de sus centrales por 12 años, incumpliendo la ley de desconexión del 2000, fruto de un compromiso entre el partido de Merkel y los verdes. La medida fue rechazada por sectores políticos y sociales: desde abril más de 350.000 alemanes han protestado en manifestaciones contra la medida. El sábado más de 60.000 personas formaron una cadena humana de 45 kilómetros alrededor de una central nuclear alemana, informó el diario español La Vanguardia. En Chile la oposición instó al ministro de Energía, Laurence Golborne, a que se pronuncie sobre el tema, luego de que se mostrara favorable a la instalación de plantas nucleares. Desde Francia el primer ministro, François Fillon, dijo que su país, que cuenta con 58 reactores nucleares, sacará “conclusiones útiles de los acontecimientos” en Japón.
“Ésta es la peor crisis de Japón desde que terminó la guerra hace 65 años”, dijo ayer el primer ministro nipón, Naoto Kan. El terremoto del viernes, de 8,9 grados en la escala de Richter, fue el más fuerte de Japón y el quinto del mundo, y la magnitud de los daños que ha causado todavía se desconoce. Las cifras oficiales indican que hay más de 3.200 muertos, pero la cifra podría escalar, ya que muchas zonas costeras que fueron golpeadas por el tsunami continúan aisladas, con las redes de telefonía caídas.
El epicentro del sismo se ubicó en el océano Pacífico, a un centenar de kilómetros de la costa japonesa. La ola gigante que causó alcanzó hasta diez metros de altura, y penetró hasta cinco kilómetros tierra adentro, dejando escombros a su paso. En una primera instancia, se cifraron en 1.800 las viviendas destruidas sólo en la ciudad costera de Fukushima, mientras en una playa de Miyagi aparecieron entre 200 y 300 cadáveres cuando el agua se retiró.
También se elevó alerta de tsunami en otros países con costas al Pacífico, que finalmente no fueron afectados.
La catástrofe motivó que se decretara un estado de “emergencia de energía nuclear”, porque tres centrales nucleares fueron afectadas directamente por el terremoto: la de Tokai, la de Onagawa y la de Fukushima Daiichi, en la cual hubo una explosión.
Mientras en Onagawa se registraron niveles de radiactividad superiores a los permitidos, en Tokai y Fukushima hubo problemas en los mecanismos para el enfriamento de los reactores, lo que implica el riesgo de una fuga masiva. Los expertos en energía nuclear, que fueron muy solicitados por la prensa, señalaron que sería preocupante si “la vasija de presión” está dañada. “Es la parte que contiene realmente todo el combustible nuclear. Si eso fuera a explotar, es básicamente lo que pasó en Chernóbil”, dijo el profesor Mark Hibbs, experto nuclear del centro Carnegie Endowment for International Peace, al diario español El País.
Los incidentes en la central Fukushima se clasificaron de categoría 4 en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares, que llega a 7, lo que equivale a un “accidente con consecuencias de alcance local”. Ocurrieron sólo dos incidentes peores: el de Chernóbil, en Ucrania, que alcanzó la categoría 7, y la fusión en 1979 de un reactor en la central estadounidense de Three Mile Island, recordó la agencia de noticias Reuters.
El gobierno japonés reconoció que han existido pequeños escapes radiactivos. Según la Organizción Mundial de la Salud, el riesgo de que afecten la salud de las personas es “bastante bajo”. Desde el sábado se intentan diferentes métodos para enfriar los núcleos de las centrales y se logró la reducción de los niveles de radioactividad. A las personas que pudieron ser afectadas y a las poblaciones cercanas se les están entregando dosis de yodo, un elemento que previene el cáncer de tiroides que fue una de las enfermedades más recurrentes después de Chernóbil.
El gobierno ordenó la evacuación de las 200.000 personas que estaban en un perímetro de 20 kilómetros a la redonda de la central de Fukushima Daiichi y de diez kilómetros en el caso de una central vecina, Fukushima Daini, que también tiene problemas aunque no tan graves. A esas zonas sólo acceden equipos de emergencia, expertos nucleares y unos 50.000 militares que intentan controlar la situación.
Japón sufre frecuentes terremotos -20% del total de los sismos del mundo por encima de los 6 grados Ritcher- que raramente causan víctimas debido a las estrictas normas de construcción vigentes en el país y a los manuales que se publican periódicamente con consejos sobre cómo actuar ante los temblores. Los reactores nucleares son diseñados considerando los datos históricos de los sismos que han afectado las zonas, indicó el ex consejero del Consejo de Seguridad Nuclear Juli Barceló a El País. Como el mayor terremoto en Japón había sido de 7,2, los reactores están preparados para no verse afectados por movimientos menores a los 7,5, pero éste superó por lejos esa magnitud.