En 2008 la Alianza Patriótica para el Cambio, que gobierna Paraguay, unió a movimientos sociales y partidos de izquierda, derecha y centro con la meta de ganar las elecciones al Partido Colorado, que había gobernado el país por 61 años. Después de las elecciones, surgieron las diferencias entre los muy distintos socios que impulsaron la candidatura del presidente Fernando Lugo.
A las discrepancias internas y a las promesas que todavía la Alianza no llegó a cumplir se suma ahora una tarea más, la de prepararse para volver a ganar las elecciones de 2013 a un Partido Colorado que ya prepara un candidato fuerte.
Pensando en 2013, la izquierda dentro de la Alianza se propone abrir la discusión acerca de una reforma constitucional que permita la reelección presidencial, dijo a la diaria Roberto Colmán, vicepresidente del Partido Popular Tekojojá. Su movimiento es uno de los que se encuentran a la izquierda, y en mayor sintonía con Lugo, en la coalición de gobierno.
En el otro extremo ideológico aparece en la Alianza el partido del vicepresidente Federico Franco, el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), el que más votos aportó en las elecciones y que como contrapartida ha mantenido algunos espacios privilegiados en el Ejecutivo paraguayo.
Colmán visitó Montevideo el jueves, para participar en las jornadas “Encrucijadas y rumbos en América Latina”, organizadas por la Fundación Nuevo Horizonte de Catalunya y el Centro Artiguista por los Derechos Económicos.
-En el gobierno paraguayo han quedado expuestas las diferencias entre los distintos partidos que integran la Alianza, incluso las que existen entre el presidente Lugo y el vicepresidente Federico Franco. ¿Cómo afectan estos desacuerdos la tarea de gobernar?
-Lo que fue una fortaleza de la Alianza como coalición electoral hoy es una parte importante de su debilidad, porque una cosa fue pelear para llegar al poder y otra cosa es ejercer el poder. Allí salen las falencias o las debilidades que tenemos por ser una alianza muy heterogénea, que integra partidos de derecha, de centro y de izquierda. Esas diferencias salen a relucir en la gestión de gobierno. Tenemos un programa mínimo, de unos pocos puntos, pero en la práctica no se aplica. Esto causa un problema, en especial a los partidos de izquierda, porque en ese programa de gobierno se buscaba satisfacer las grandes demandas de la mayoría que está en una situación de pobreza importante. En Paraguay, entre 50% y 60% de la gente está bajo la línea de la pobreza, y la pobreza se concentra sobre todo en el campo, por eso uno de los puntos fundamentales del programa fue la reforma agraria. Pero justamente los ministerios vinculados a ella están en manos de partidos de derecha. Como no hubo una acción concreta de los ministros de esa área, desde los sectores pobres de la población, y en particular desde el sector rural, se sigue reclamando al gobierno el cumplimiento de sus promesas. En este aspecto nuestro partido tiene un problema, porque nosotros representamos a ese sector. Por eso nuestro partido se llama Tekojojá, una palabra guaraní que significa “vivir entre iguales” o “vivir en igualdad”. Nosotros venimos a representar a ese sector que está más desprotegido social, económica y también políticamente. Así que hay algunas pequeñas divergencias en la gestión del gobierno.
-¿Cómo ocurrió que justo en un tema central para Tekojojá los ministerios del área quedaran en manos del PLRA, de los socios de derecha en la coalición?
-Básicamente, se debe a nuestra debilidad en la correlación de fuerzas. Nuestra fuerza como partido progresista de izquierda es todavía débil en relación a otras. El partido mayoritario en la alianza es el PLRA, que hizo valer esto al comienzo del gobierno para lograr ocupar los mayores ministerios.
-Mientras hablamos, en Asunción se lleva a cabo una marcha en reclamo de que se implemente la reforma agraria.
-Hay una marcha del sector campesino que no está inmerso en nuestros partidos. Se trata de una de las federaciones campesinas más importantes que hay en Paraguay, que es la Federación Nacional Campesina.
-¿Los reclamos de las organizaciones campesinas vinculadas al gobierno y las independientes son los mismos? ¿Están de acuerdo en rechazar el cultivo extensivo de soja, por ejemplo?
-Sí, en eso hay coincidencia. Uno de los principales problemas es el referido al cultivo de soja, que abarca un vasto territorio en Paraguay y que además utiliza agrotóxicos para las fumigaciones, que no sólo envenenan la tierra sino también a los seres humanos. En Paraguay 50% de las exportaciones son las de soja, y éste es un sector que no tiene ningún gravamen, no paga ni un centavo al fisco, cuando en la región, en Argentina y Brasil, se paga en promedio 30% de impuestos. En Paraguay no se paga nada. Otro reclamo tiene que ver con que algunos ministros han utilizado la aparición de este grupo [armado] que se llama Ejército del Pueblo Paraguayo para emprender una represión muy fuerte a los sectores sociales. Varios compañeros nuestros han sufrido lo que nosotros llamamos la criminalización de las luchas sociales. Vemos que incluso se usa la existencia de ese grupo para forzar algunos convenios con algunos países que tuvieron un fenómeno de ese tipo, como el caso de Colombia [con la guerrilla de las FARC]. Tememos que así se pueda implementar una traslación del Plan Colombia a nuestro país. Por eso también hay una postura fuerte de los sectores campesinos de rechazar ese tipo de política.
-¿En qué medida el Ejército del Pueblo Paraguayo tiene incidencia o significa un peligro?
-En cuanto al planteo de que es un grupo armado con una intención política, es totalmente insignificante. Pero desde el punto de vista de su acción delictiva, sí hubo secuestros que se atribuyeron y que han creado la psicosis necesaria para que algunos ministros de nuestro gobierno emprendieran una campaña muy fuerte de represión, también contra otros sectores.
-¿Para el sector de los paraguayos al que representa Tekojojá hubo algún cambio desde agosto de 2008, cuando asumió el actual gobierno?
-Sí, hubo avances con el gobierno de Lugo. Los hubo por ejemplo en cuanto a una propuesta de los sectores populares, principalmente de nuestro partido, que fue la defensa de nuestra soberanía energética. Se avanzó en cambiar las relaciones que teníamos con Brasil en el caso de la represa de Itaipú, y con Argentina en Yaciretá, para que Paraguay pueda disponer libremente de la energía que le corresponde de esas hidroeléctricas. Los tratados que existían, que fueron firmados durante la dictadura, repartían la energía a partes iguales pero nos obligaban a vender muy barato a ambos países la energía que no consumimos, que nos sobra de esa mitad que nos corresponde. Hubo varios cambios al respecto, pero, sobre todo, se triplicó el precio de esa energía excedente que vendemos a Brasil, que era de tres dólares el megavatio/hora. Eso está aprobado ya en el parlamento paraguayo y estaría encaminado a aprobarse en el parlamento de Brasil. En este tema hubo otros avances: la creación de una nueva línea de tensión, posibilidades de vender a Brasil a precio de mercado esa energía mientras no se pueda vender a otros países, la gestión en forma paritaria de la hidroeléctrica. Por otra parte, en el gobierno actual las organizaciones sociales y populares han tenido una mayor inserción, un avance político cualitativo. Pasamos de reivindicar algunas cuestiones puntuales, económicas, a reivindicar el ejercicio del poder, la toma de decisiones. Eso ha sido un logro importante de Lugo, como cabeza de un proyecto de cambio, pero también de los sectores sociales, porque una de las banderas que hemos instalado con este gobierno es que ese pueblo mayoritario, que ha sufrido las persecuciones y no ha podido participar en la toma de las grandes decisiones nacionales, hoy tiene mayor espacio para expresarse y hay una mayor participación. La gente participa, se expresa, por ejemplo en las elecciones locales que hubo el año pasado en Paraguay. En 400 distritos, el total de la izquierda tiene más o menos 180 concejales municipales; aumentó su presencia.
-De todos modos, en las elecciones municipales la derecha tuvo mucho peso. De los 15 gobiernos locales, ganó 12 el Partido Colorado y otros tres el PLRA, la derecha dentro de la Alianza.
-Sí, desde el punto de vista del total de los votos, en estas elecciones el Partido Colorado recuperó unos 200.000. Pero no los tomó de la izquierda, sino de la Unace [Unión Nacional de Ciudadanos Éticos], que es una escisión del Partido Colorado liderada por Lino Oviedo, que perdió muchos de sus votos. La izquierda [Tekojojá y otros partidos de la Alianza] creció, aunque sea un poco, y pasó de 9% a 11% desde las elecciones anteriores, las de 2008. Por otra parte, si bien los liberales son de derecha, hay referentes en el PLRA que tienen una posición económica más progresista.
-¿Existe algún ámbito en el que la izquierda dentro de la Alianza pueda incidir o hacerse oír para intentar impulsar cambios como la reforma agraria?
-Claro. En respuesta a esa necesidad se ha formado el Frente Guasú, que en guaraní significa Frente Amplio, y que sería el paralelo de lo que es el Frente Amplio en Uruguay. Es una instancia de participación de todos los sectores sociales y de los partidos de izquierda en el ámbito de la Alianza. Desde allí tratamos de que la correlación de fuerzas sea más favorable a los sectores de izquierda o progresistas, para incidir en la aplicación de las políticas de gobierno. Sigue siendo débil aún, pero es la instancia que se utiliza para tratar de hacer un contrapeso a la fuerza que tiene el PLRA.
-¿Con estas relaciones de fuerza y estas diferencias dentro de la Alianza es posible que los partidos y movimientos que la integran reediten el acuerdo para las elecciones de 2013?
-Eso está en discusión en Paraguay, y ahora todavía más, forzado por las elecciones que acaba de realizar el Partido Colorado. Este partido, que perdió las elecciones en 2008 después de gobernar por más de 60 años, hizo elecciones para definir sus autoridades y en ellas fue electa para conducir el partido una persona que era presidenta interina [Lilian Samaniego], pero en esa votación no sólo se jugaban las autoridades partidarias sino que se jugó también el candidato del Partido Colorado para 2013. En ese sentido, el ganador de las elecciones internas es un empresario, Horacio Cartes. Entonces, muchos de los integrantes de la Alianza ven un interés en discutir quién va a ser nuestro candidato. Sin embargo, nuestro partido entiende que deberíamos revisar qué parte del programa de gobierno todavía no fue aplicada o necesita un mayor desarrollo, para luego pasar a discutir candidaturas. Porque esta discusión significa apoyar a unos candidatos y desechar a otros, y eso nos llevaría a una mayor confrontación, antes que a gestionar mejor. Nuestro Frente Guasú considera necesario movilizarse y movilizar a nuestra gente forzando las reformas que sean necesarias. Es posible incluso que en esa tarea se pueda visualizar un candidato que nos represente, que pueda reemplazar a Lugo si es que no hay una Asamblea Constituyente que pueda modificar la Constitución y que pueda habilitar su reelección, algo que también se va a poner en el debate.
-¿Ya está oficializada la iniciativa de impulsar una reforma constitucional?
-No está oficializada. Lo estamos discutiendo y nuestro partido va a lanzar ese debate para discutirlo en todo el país. Pero consideramos que para eso tiene que haber unas condiciones favorables, sobre todo una buena ejecución del programa de gobierno, porque de lo contrario se genera desconfianza en los sectores sociales populares. Creemos que hay que implementar las políticas sociales que todavía están pendientes y en esas condiciones lanzar un debate sobre la reforma de la Constitución.
-En cuanto a la elección de un candidato de la Alianza para 2013, ¿puede suceder lo mismo que pasó en Asunción en las municipales de 2010, en las que el PLRA logró que fuera su candidato a intendente el que se presentara con el respaldo de la coalición?
-El PLRA tiene más condiciones para proponer candidatos, pero sólo con candidatos del PLRA no vamos a ganar las elecciones. Ni siquiera con la alianza que propone el PLRA con la Unace y con el Partido Patria Querida [los dos de derecha]. Hay un debate en la izquierda, porque se entiende que con un acuerdo con esos partidos los votos de izquierda se irían a otro lado o que no irían para nadie, o que se rompería nuestra unidad dentro de la propia coalición de izquierda.
-En el caso del Partido Colorado, ¿usted cree que Cartes ya es candidato seguro?
-Creemos que sí. En el sector colorado que perdió las elecciones partidarias la figura más importante es Luis Castiglioni, que ya perdió las internas de 2008 con Blanca Ovelar y ahora volvió a perder en la elección de autoridades del partido, lo que lleva a tenerlo como un candidato perdedor. Mirando la correlación de fuerzas que hay dentro de ese partido, es Cartes el que se perfila como candidato con mayores posibilidades, y esto es algo que parece casi imposible de detener.
-¿Qué particularidades puede tener Cartes como rival para la Alianza? ¿Puede incidir el hecho de que sea un millonario que puede poner parte de su fortuna en la campaña, o que sea una figura que provenga de fuera del ámbito político partidario, como el propio Lugo?
-Esto no lo debatimos en el partido, pero en mi opinión personal, el mejor candidato para una eventual coalición nuestra de la Alianza es Cartes.
-¿Por qué?
-Porque tiene varias aristas. Una de ellas es su pasado. Se lo ha vinculado mucho al narcotráfico, estuvo preso hace muchos años por evasión. Además, viene a imponer su candidatura en base a los recursos económicos que tiene, no en base a un proceso de militancia dentro del Partido Colorado, y eso va a crear divisiones internas en el partido. Dentro del Partido Colorado esto ya se ve como una ruptura muy fuerte. Por eso yo creo que el mejor candidato para nuestra coalición es él.
-Como dirigente de la izquierda paraguaya, ¿cómo ve la posición de su país en materia de derechos humanos? En la región hay varias iniciativas de investigar los crímenes cometidos durante las dictaduras y castigar a quienes los cometieron, pero en Paraguay hay menos movimientos al respecto.
-En Paraguay ha habido una tendencia mayor a indemnizar económicamente a las víctimas de la dictadura y no tanto en avanzar en un proyecto de ley de castigo a los culpables. A lo mejor es una deficiencia de la izquierda el no tratar de forzar a que realmente existan castigos para que no volvamos a esa misma línea.
-¿Esta situación puede tener que ver con la permanencia del Partido Colorado en el poder, con su presencia en el gobierno antes, durante y después de la dictadura?
-Exacto. En nuestro proceso de avance hay dos obtaculizadores muy fuertes en el Estado: el Poder Judicial, porque hasta ahora la mayoría de sus integrantes son del partido que salió, y el Parlamento, que también obstaculiza los procesos de cambio. Y desde ese ámbito también se busca paralizar toda investigación de los hechos que han ocurrido en la dictadura. De hecho, el nieto del dictador Alfredo Stroessner, [Alfredo Gustavo] Goli [Domínguez] Stroessner, que se cambió el nombre para ser llamado por el apellido de su abuelo, hoy es senador. Es una contradicción: gente que debería esar siendo investigada está ocupando un cargo en el Parlamento.