“Agradecemos la ayuda de Naciones Unidas, que ha salvado miles de vidas. [...] Pero el coronel [Muamar] Gadafi está utilizando a los civiles como escudos. Esperamos, sobre todo, que nos suministren armas”, dijo al diario español El País Abdelhafiz Ghoga, el vicepresidente del Consejo Nacional Transitorio libio, el gobierno de los sublevados contra el régimen de Trípoli. Esa solicitud fue escuchada. Según informó la agencia de noticias EFE, los rebeldes llegaron a un acuerdo con Qatar para recibir armas y están negociando al respecto con Egipto.

Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores británico, William Hague, anunció ayer ante el Parlamento de su país que Londres está listo “para suministrar equipamiento no letal” a los rebeldes libios para “contribuir a la protección de vidas civiles y a la entrega de ayuda humanitaria”. Por ese motivo y “dada la urgente necesidad” del Consejo de contar con equipos de telecomunicaciones, Gran Bretaña decidió ayer “suministrarles ese equipamiento”, dijo. Pero aseguró: “No estamos armando a las fuerzas de oposición”.

Hague lanzo un nuevo llamado a desertar a los seguidores del régimen de Gadafi y les prometió “respeto”. Uno de los que ya tomó esa decisión fue el ex canciller libio Musa Kusa, que se refugió en el Reino Unido el miércoles. Según dijo Hague, Londres está animando a Kusa a “cooperar plenamente” para aclarar el atentado de Lockerbie, en el que se estrelló un vuelo comercial en Escocia, en 1988, y murieron 270 personas.

También en el Reino Unido, pero en secreto, se desarrollan negociaciones con representantes del gobierno libio. Lo que sí se supo es que el ex primer ministro Abdelati Obeidi está de gira internacional buscando una solución al conflicto. Ayer la oficina del primer ministro griego, Yorgos Papandreu, se reunió con él. El canciller griego, Dimitris Drutsas, dijo después del encuentro que “se deduce de las palabras del enviado que Libia está en busca de una solución”. En la reunión, Papandreu puntualizó que es imprescindible “acatar plenamente las resoluciones de la ONU”, lo que implica el alto al fuego inmediato. Obeidi viajaría hoy a Turquía y Malta, según el gobierno griego.

Ayer el diario estadounidense The New York Times publicó, citando una fuente anónima cercana al gobierno libio, que el segundo hijo de Gadafi, Saif al Islam, propuso liderar “una transición democrática”. Pero las autoridades rebeldes descartaron de inmediato la posibilidad de que “cualquiera de sus hijos, ni otro miembro de la familia Gadafi y su clan más próximo” pueda algún día ser “aceptado por el pueblo libio”, según declaró un miembro del Consejo rebelde, Haded Mohamed Ben Alí.

Los insurgentes criticaron también a la OTAN. “No creemos en la OTAN, no queremos una Libia dividida”, dijeron a EFE voceros rebeldes. Reprocharon a la organización que hace días que no lanza ataques en el oeste, en particular en torno a Misrata, la tercera ciudad libia en importancia, que está bajo control opositor pero acosada desde hace casi un mes y medio por las tropas de Gadafi. Un barco turco llegó el domingo a Bengasi desde Misrata con 250 heridos porque los hospitales de Misrata están colapsados y casi no tienen medicinas ni personal especializado. Varios de los evacuados dijeron a la agencia que la situación en la ciudad es “terrorífica” y que sufre continuos bombardeos de las fuerzas de Gadafi. En respaldo al llamado de Ben Alí de bombardear los alrededores de Misrata, hubo manifestaciones ayer en Bengasi.

Estos pedidos llegan luego de que el sábado, según reportó el canal Al Jazeera, bombardeos de la OTAN mataran a 30 rebeldes en las ciudades de Ajdabiya y Brega.

En tanto, de acuerdo al diario estadounidense The Financial Times, salió un barco petrolero de Egipto con destino a una terminal exportadora de crudo de Marsa el Hariga, en el este de Libia. Según el diario, la Arabian Gulf Oil Company, que ahora está bajo control rebelde, tiene tres millones de barriles en reserva en esa terminal. No se sabe quién financió el viaje del buque cuyo armador es una empresa griega, pero la exportación de petróleo puede ser para los rebeldes otra vía para financiar su lucha contra Gadafi.