“Cerramos un capítulo difícil de nuestra historia reciente. Creo que las puertas de nuestra integración europea se abrieron”, dijo ayer el presidente serbio, Boris Tadic, al anunciar la detención del ex general serbobosnio Ratko Mladic, un nacionalista serbio que llevaba 16 años prófugo. Su detención era la principal condición para que Serbia ingresara a la Unión Europea.

La primera acusación contra Mladic fue emitida en 1995, cuando le imputaron el genocidio de Srebrenica, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y “limpiezas étnicas” en Bosnia-Herzegovina entre 1992 y 1995, en el marco de una campaña de terror contra los ciudadanos de Sarajevo.

La orden internacional de búsqueda y captura también fue emitida en 1995 por el Tribunal Penal Internacional para los crímenes cometidos en la ex Yugoslavia (TPIY), creado en 1992, por resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, para investigar los crímenes que comenzaron a perpetrarse en 1991 con la desintegración de lo que fue Yugoslavia.

La guerra de los Balcanes terminó el 14 de diciembre de 1995, con la firma de los Acuerdos de Paz de Dayton, en Estados Unidos, por parte de representantes estadounidenses, bosnios, serbios y croatas. El texto impuesto por las grandes potencias legalizó una parte importante de la ocupación territorial lograda por Mladic sobre 70% del territorio bosnio.

El ex general, que supo ser un fiel allegado del mariscal Tito en Yugoslavia, pasó a ser, con la desintegración de ese Estado, un nacionalista defensor de la “gran nación Serbia”.

“Las fronteras siempre fueron dibujadas en la sangre y los estados delimitados por tumbas”, dijo en su momento Mladic, que puso en práctica esa teoría.

“Estoy conmocionada y feliz. Nosotras, las madres, esperamos esto durante mucho tiempo. Lástima que no ocurrió antes, ya que muchas madres murieron en espera de esta captura”, dijo la presidenta de la asociación Madres de Srebrenica, Hatidza Mehmedovic. En esa ciudad las tropas del Ejército serbio de Bosnia, entonces liderado por Mladic, son acusadas de haber asesinado en 1995 a unos 8.000 varones civiles, musulmanes bosnios, y deportado a mujeres y niños. El marido y dos hijos de Hatizda fueron ejecutados. Ella cree que a pesar de la detención de Mladic su política sigue en pie en la República Serbia. Otro sobreviviente de Srebrenica, Hasan Nuhanovic, opinó que “esto es ante todo un espectáculo para los medios. Hay que preguntarse si cambia a alguien como individuo”.

Mladic estaría ahora en manos de la Justicia serbia, que debe presentar cargos en su contra. Como los defensores de Mladic tienen derecho a apelar la decisión de extraditarlo a La Haya, donde está el TPIY, el detenido podría demorar hasta siete días en reunirse con su par político, el presidente de los serbios de Bosnia, Radovan Karadzic, que está detenido desde 2008.

La investigación debería establecer, entre otras cosas, qué apoyos le permitieron a Mladic escapar tantos años de la Justicia. Ayer, el tribunal ante el que comparecía tuvo que detener su audiencia por el débil estado de salud del militar retirado, que habría sufrido un derrame cerebral durante sus años de clandestinidad.

Pase lo que pase, para las autoridades serbias y europeas, lo más destacado fue la apertura de las puertas de la Unión Europea a un nuevo Estado. “Serbia está más cerca de la UE que nunca porque con la detención [de Mladic] se ha salvado el principal obstáculo” para su ingreso, dijo el comisario europeo de Ampliación, Stefan Fule.