Faltan nueve meses para las elecciones nacionales españolas. El socialismo, duramente derrotado en las autonómicas y municipales de ayer, comenzó la carrera contra el tiempo para recuperarse y catapultar sus ilusiones en las presidenciales de 2012.
La abstención fue levemente menor que en los comicios anteriores, y la suma de votos nulos y en blanco aumentó, pero sin llegar a un porcentaje de peso.
El gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) no sólo obtuvo ayer menos votos que su mayor opositor, el Partido Popular (PP), en el total del país -28% contra 38%-, sino que la situación se repitió en 11 de las 13 comunidades autónomas en las que hubo elecciones. Las excepciones fueron Navarra, donde ganó un partido local, y Asturias, donde vencieron los socialistas. Aun así, el gobierno asturiano no seguirá siendo socialista porque los conservadores del PP ya anunciaron que se aliarán con Francisco Álvarez-Cascos, escindido de ese partido, para que él acceda al gobierno.
El PP volverá a gobernar en Castilla-La Mancha, después de siete períodos de gobierno del PSOE. Los socialistas tampoco seguirán gobernando en Islas Baleares y Extremadura, aunque en esta comunidad se hablaba ayer de que el PSOE se aliaría con Izquierda Unida para mantenerse en el gobierno. En Aragón -la quinta comunidad que el PSOE gobierna- la victoria fue del PP.
Los conservadores ganaron en todas las comunidades que gobiernan, con mayoría absoluta; así pasó en Valencia, Murcia, La Rioja, Castilla y León, y también en Madrid, donde mantuvieron el gobierno de la comunidad autónoma y del Ayuntamiento. Después de casi duplicar los votos del PSOE, Esperanza Aguirre continuará siendo la presidenta de la comunidad de Madrid y Alberto Ruiz Gallardón, el alcalde madrileño. En las elecciones municipales, el PSOE también perdió varios de sus bastiones, como las ciudades de Barcelona y Sevilla. La derrota era previsible, pero fue más clara de lo esperado.
En otro aspecto, la coalición Bildu, de la izquierda independentista vasca, sorprendió al convertirse en la segunda fuerza política del País Vasco -que celebrara exclusivamente elecciones municipales- con 25,5% de los votos, y al irrumpir en el parlamento de Navarra con ocho escaños de 50, con lo que se posicionó como cuarto partido, con 13% de los votos.