La noticia de un intercambio de tiros entre “hombres fuertemente sospechados de pertenecer a Al Qaeda”, según las autoridades, y militares tunecinos, en el que murieron dos militares locales y dos libios, alimentó la tensión en Túnez, a cuatro meses de que una revuelta popular derrocó a Ben Alí, el 13 de enero. El tiroteo ocurrió el miércoles, en Ruhia, en el centro de Túnez.

Días antes, las autoridades habían detenido a un argelino y un libio en el sur del país -que limita con Argelia y Libia-, por considerarlos sospechosos de pertenecer a la organización Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) porque llevaban explosivos.

Estos dos hechos hicieron que todos lo partidos tunecinos se unieran en una condena unánime a los “grupos terroristas que ponen en peligro la estabilidad del país”. La inestabilidad era un argumento en contra del cambio de régimen.

A los problemas internos de Túnez se suma también que el conflicto que se desarrolla en Libia tiende a desbordar las fronteras y caen bombas en territorio tunecino. Esto ocurre a tal punto que Túnez amenazó con llevar el asunto ante Naciones Unidas, en particular porque las bombas afectan la zona sur del país, la más turística, indicó el semanario Jeune Afrique.

El primer ministro, Beji Caïd Esebsi, reconoció que la situación es “tensa” en su país en cuanto a la seguridad. El jefe de gobierno, ex miembro del ahora desmantelado partido del antiguo régimen, Reagrupación Constitucional Democrática, encabeza un gobierno de transición integrado por independientes, el tercero desde la caída de Ben Alí.

“Recibimos primero 374.000 refugiados entre los cuales hay numerosos libios que fueron albergados por la población y que no podrán volver a sus casas mientras los eventos no terminen. Como tenemos una frontera común también recibimos proyectiles de vez en cuando”, dijo Esebsi.

En este contexto, la Comisión Electoral Independiente propuso que se aplazaran tres meses las elecciones a la Asamblea Constituyente previstas para el 24 de julio, dijo en conferencia de prensa el presidente de la comisión, Kamel Jendubi. Esos comicios deben ser el primer paso hacia elecciones legislativas y presidenciales, pero Jendubi explicó que el tiempo no alcanza para preparar las condiciones logísticas para que se celebren “elecciones transparentes”. El gobierno anunció que el consejo de ministros que está previsto para hoy deberá estudiar ese pedido.

Los partidos están divididos acerca de cuándo se deben celebrar esas elecciones. Algunos opinan que disponer de más tiempo les permitiría organizarse mejor, porque hasta enero el único partido que actuaba con libertad era el de Ben Alí. Otros estiman que hay que acelerar la votación porque es urgente concretar los cambios y sacar del poder a los antiguos líderes del régimen.

El domingo uno de los dirigentes del Partido Democrático Progresista, Mouldi Fahem, dijo que está “sorprendido” y “preocupado” por la propuesta de cambiar la fecha de votación. Por su parte, el Partido Comunista de los Obreros de Túnez se pronunció a favor de la postergación de las elecciones porque necesita más “tiempo para informar y formar a la gente, hacer cambiar a los medios [que eran oficialistas] y solucionar el tema de la policía política que aún existe”, explicó el vocero de ese grupo, Hama Hamami.

A su vez, el canciller tunecino, Mouldi Kefi, se pronunció en contra de aplazar las elecciones. “La voluntad del gobierno es que se respete esa fecha [24 de julio]”, dijo a la agencia de noticias AFP. Argumentó que está en juego la credibilidad de su gobierno “ante la opinión pública tunecina y ante la opinión pública internacional”.

Kefi pidió a la comisión electoral “un esfuerzo” para solucionar los problemas logísticos. “Creo que con los avances tecnológicos, con las computadoras, podemos hacer en semanas lo que antes requería meses”, estimó.

El canciller también dijo que su gobierno espera obtener fondos del grupo de los ocho países más industrializados (G8) y pidió públicamente ayuda “urgente” para responder al problema de los refugiados que huyen del conflicto libio a Túnez, que son ya unos 170.000. El ministro recordó que están alojados en casas de familias y destacó que los tunecinos están “casi solos para enfrentar esa carga”.

Por otro lado, señaló que la situación actual permite que “algunos terroristas puedan cruzar las fronteras sin mucho problema”.