El hijo menor del líder libio, un joven de 29 años, soltero y sin hijos, era conocido por su afición a las fiestas y por su desinterés por la política. Saif al Arab estudió en Alemania y era, según el régimen, modesto y sin ambiciones, alejado de las actividades de su padre. Es más, las sanciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU) contra la familia Gadafi no incluían a Al Arab, de cuya muerte en un bombardeo hablaban ayer distintas fuentes, entre ellas el gobierno libio.
Primero los rebeldes calificaron la noticia de “mentira” y “propaganda”. Pero más tarde su líder, el ex ministro de Justicia Mustafá Abdel Jalil, dijo estar “entristecido” por esa muerte y también por la de tres nietos de Gadafi, informó la agencia de noticias Europa Press. “Sentimos dolor y tristeza por cualquier derramamiento de sangre, incluso cuando la casa de Gadafi es bombardeada. Nos duele toda sangre que se derrama injustamente”, declaró Jalil y matizó que esa “sangre no es más ni menos preciosa que la que derramaron los hombres y mujeres de Libia”.
La noticia reavivó la polémica sobre el objetivo de la intervención de la OTAN en Libia. El presidente venezolano, Hugo Chávez, dijo que “sin duda alguna, la orden es matar a Gadafi. Es un asesinato”. También el encargado de la comisión de asuntos exteriores en la Asamblea Nacional del Parlamento ruso, Konstantin Kosachev, entrevistado por Interfax, opinó que “más y más factores indican que el propósito de la coalición contra Libia es destruir físicamente a Gadafi”. El comandante de la OTAN en Libia, el teniente general canadiense Charles Bouchard, señaló que está “al tanto de reportes de prensa no confirmados sobre que algunos miembros de la familia de Gadafi murieron”. Agregó: “Lamentamos cualquier pérdida de vidas”.
Confirmó que el sábado se habían realizado ataques contra el barrio residencial de Gadafi, donde hay “un conocido edificio de comando y control”, y aseguró que “todos los blancos de la OTAN son de naturaleza militar” y reiteró: “No atacamos a individuos”.
El representante del Vaticano en Libia, el obispo Giovanni Innocenzo Martinelli, dijo a la agencia de noticias EFE que vio los cadáveres y que además del cuerpo de Al Arab, había tres de niños y otro de un adulto más, sobre el cual no tenía información. “Por el respeto al dolor del padre por la pérdida del hijo, den un momento de tregua porque este incremento de los bombardeos crispó los ánimos de una forma inhumana”, pidió el religioso a la OTAN.
El portavoz del gobierno libio, Mussa Ibrahim, acompañó a periodistas en una visita a la casa en la que habrían muerto los familiares del líder y aseguró que Gadafi y su esposa se encontraban en el lugar cuando ocurrió el ataque pero que ambos están en “buen estado de salud”. También dijo que ésa “fue una operación para asesinar al líder” y añadió: “Eso no está permitido por el derecho internacional”.
Por otro lado, se informó de ataques contra edificios de la ONU, pero también contra las embajadas de Italia y Reino Unido. Por eso Naciones Unidas trasladó temporalmente a su personal en la ciudad de Trípoli a Túnez. El gobierno libio pidió disculpas y atribuyó la ofensiva contra la ONU a la reacción de una “multitud” indignada por el accionar de la OTAN.