“El gobierno durante 20 meses ha librado, con dedicación, la batalla para salvar al país de la quiebra. Y estamos en pie”, dijo ayer el primer ministro griego, el socialista Giorgos Papandreu, luego de un día ajetreado. Hace 20 meses, Papandreu asumió su cargo y descubrió que el déficit que había dejado el partido Nueva Democracia, ahora opositor, era el doble del esperado.

Para poder adueñarse del siguiente paquete de ayuda económica de la Unión Europea (UE) y del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Parlamento griego debatía ayer un nuevo paquete de ajustes, que incluyen recortes y privatizaciones (ver página 13).

Como un nuevo intento de frenar estos recortes se había convocado para ayer un paro general, al cual se adhirieron los periodistas de todos los medios, los hospitales públicos -que atendían sólo emergencias-, las guarderías, los comercios y servicios de transporte, entre otros.

Además de la marcha convocada por los trabajadores, miles de manifestantes intentaron frenar la votación dirigiéndose al Parlamento, que estaba rodeado por unos 1.500 policías y vallas de metal.

Los enfrentamientos entre la Policía y los manifestantes dejaron una decena de heridos y detenidos.

Entre quienes rechazan las medidas de ajuste impulsadas por el gobierno también se cuentan algunos legisladores oficialistas: uno desertó el martes y otro dijo que no votará el proyecto.

El gobernante Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok) cuenta con una mayoría absoluta de 155 escaños -ahora 154- de un total de 300 en el Parlamento y para aprobar el paquete necesita el respaldo de 151 votos. Si otros legisladores oficialistas dejan de respaldar el proyecto, podría no ser aprobado.

Papandreu se reunió ayer con el presidente griego, Carolos Papulias, y juntos instaron a la oposición a lograr un “entendimiento nacional” para respaldar el paquete de medidas exigidas por la UE y el FMI, informó la agencia de noticias EFE.

Luego de esa reunión, Papandreu aseguró que está dispuesto a dimitir si eso permite que los socialistas reciban el respaldo de los conservadores de Nueva Democracia para crear un gobierno de unidad nacional que respalde las medidas, informaron a la agencia de noticias Reuters fuentes cercanas al primer ministro. El líder del partido opositor, Antonis Samarás, había declarado que en un gobierno de unidad él “no podría ser el primer ministro [Papandreu]”.

Sin embargo, las negociaciones telefónicas entre ambos no prosperaron porque Nueva Democracia condicionó el apoyo al gobierno a que se renegocie el acuerdo firmado el año pasado con la UE y el FMI.

A última hora de ayer Papandreu informó en cadena nacional que hoy remodelará el gabinete y lo someterá a un voto de confianza del Parlamento. “Voy a seguir por el mismo camino. El camino del deber, junto con el grupo parlamentario [socialista] y el gobierno”, afirmó.