Marina Silva dio ayer un paso que deja en claro que se retirará del PV, como había anunciado la prensa de Brasil. Autorizó a sus aliados a irse de esa agrupación a otros partidos, mientras ella no anuncia oficialmente su partida ni conforma una nueva fuerza política, meta que tiene para 2013, un año antes de las próximas elecciones presidenciales.
Los vaivenes del PV con Marina también repercuten en la interna partidaria. Ayer, el diputado federal Alfredo Sirkis, un histórico dirigente verde, pidió el alejamiento de su cargo de presidente del directorio del partido en Río de Janeiro. “No puedo aceptar el tratamiento innoble que la burocracia partidaria del PV dio a Marina”, dijo al diario O Estado de São Paulo.
Las rispideces entre Marina y el PV comenzaron en la campaña electoral, durante la cual la candidata escuchó tanto a los miembros de su partido, a los líderes evangélicos, cuya religión ella profesa. Esto dio pie desde el comienzo a una tensión entre las posiciones religiosas conservadoras y las de un partido con propuestas como la legalización del aborto y del casamiento gay. El PV temía perder su electorado habitual: urbano, moderno, liberal, y frente a eso los evangélicos sostenían que atraerían 40 millones de votos para la candidata si la campaña era regida por los postulados de su religión, informó la Revista Época.
Otro aspecto problemático en la relación con los verdes fue la imagen del ex presidente Lula da Silva. Si bien Marina se alejó del Partido de los Trabajadores (PT) hace ya algunos años, mantiene una buena relación con Lula y durante la campaña se negó a criticarlo públicamente o a usar su imagen a su favor. Las rispideces crecieron, sobre todo con su compañero de fórmula, el empresario Guilherme Leal, que es cercano al opositor Partido de la Social Democracia Brasileña e incluso donó dinero para su candidato a gobernador en el estado de San Pablo.
El resultado fueron 19.5 millones de votos en las elecciones del 3 de octubre y un alejamiento definitivo de Marina del PV que, se dice, comenzó al día siguiente.
Pero eso ocurrió hace ya casi nueve meses. Hoy la verdadera causa del alejamiento es política. Marina quería convertir al PV en un movimiento “democrático y moderno” que mantuviera un diálogo con la sociedad y se comprometiera con la reforma política, sin mayores acciones electorales.
Pero el PV quiere aprovechar la capacidad que mostró Marina para atraer votos y se propone presentar candidatos a las municipales del 2012, así como acceder a cargos en el gobierno nacional y los estaduales. “Los 20 millones de votos recibidos inesperadamente por el partido se convirtieron en una gran frustración para los que pretendían usar la fuerza política de Marina Silva”, dijo el presidente paulista de la formación, Maurício Brusadin, a Folha de São Paulo.
Marina buscaría crear un nuevo partido, aunque ya corren rumores de que podría volver al PT. Ella aseguró la semana pasada: “No me voy a quedar cautiva de mi papel como candidata”, en una advertencia al PV, horas antes de reunirse con dos pesos pesados del partido el lunes. En ese encuentro, informaron los medios brasileños, se acordó que Marina no anuncie su retirada hasta su regreso del encuentro internacional de partidos verdes en Alemania. La cadena O Globo anunció ayer que Marina se iría oficialmente el jueves de la semana que viene, después de una reunión con la directiva partidaria el miércoles.