“Ni calco ni copia” de modelos extranjeros sino un “modelo peruano con democracia e inclusión social”, prometió ayer después de su asunción el nuevo presidente de Perú, Ollanta Humala, mientras los medios internacionales hablaban del “Lula peruano”, en referencia a la posibilidad de que su estilo se parezca al del ex presidente brasileño. Pero Humala lo descartó de plano.
En su discurso aseguró que hará “un gobierno para todos”, que tendrá como pilares las reformas, la inclusión y la redistribución de la riqueza, y la concertación tanto entre las formaciones políticas como con las organizaciones y sectores sociales. La asunción de Humala contó con la presencia de diez presidentes latinoamericanos y del príncipe de España, pero brilló por su ausencia su antecesor. “Hubo tales desórdenes con mi asistencia que prefiero cuidarme en salud”, dijo el ahora ex mandatario a Radio Programas del Perú en referencia a lo ocurrido en 1990. Y agregó: “Los parlamentarios aprovechan para hacer sus ruidos y eso no es bueno para el país, y no es bueno para mí”.
Esas declaraciones de García, del domingo pasado, no despertaron críticas en el partido de Humala, Gana Perú, pero sí en el del ex presidente Alejandro Toledo, que tiene varios de sus integrantes en el nuevo gobierno. Según Juan Sheput, un alto dirigente de Perú Posible, la decisión de García fue un capricho de un presidente que quería “salir entre aplausos de sus amigos” y la comparó con la renuncia vía fax a la presidencia que presentó en su momento Alberto Fujimori.
El recuerdo de este ex mandatario, ahora preso por delitos de lesa humanidad y corrupción, estuvo en la sede del Parlamento, donde Humala fue impuesto como presidente. En lugar de jurar sobre la Constitución vigente, la de 1993, firmada por Fujimori, Humala lo hizo sobre la anterior, la de 1979. Ese cambio generó la protesta de los legisladores fujimoristas del partido Fuerza 21, lo que obligó al presidente del Parlamento, Daniel Abugattás, a pedir orden en la sala.
En su primer discurso como presidente, Humala confirmó la creación del Ministerio del Desarrollo e Inclusión Social y aseguró que dedicará su energía a “borrar de la historia el rostro de la exclusión y de la pobreza construyendo un Perú para todos”, en un país donde una tercera parte de sus 30 millones de habitantes es pobre.
Comprometió también la implementación progresiva de varios programas sociales destinados a las personas pobres de la tercera edad y a los niños de hogares con bajos ingresos, así como un programa de becas para que jóvenes de pocos recursos y alto rendimiento curricular puedan cursar estudios terciarios.
Aunque no lo mencionó en su asunción, el gabinete de Humala -que cuenta con varios ex ministros de la era Toledo y con dirigentes del gobierno de García- ya aseguró que se mantendrá el rumbo económico actual. Con los anuncios de que concretará sus promesas, el nuevo presidente reiteró que además de mantener las políticas económicas buscará atender los reclamos sociales y lograr una mayor equidad. En este sentido, dijo que habrá dos aumentos en el salario mínimo para llevarlo en 2012 de unos 4.000 a unos 5.000 pesos uruguayos, tal como lo había asegurado en campaña.