La presidenta argentina, Cristina Fernández, que buscará la reelección en octubre, fue la candidata más votada en las internas de ayer, y lograba el 50,06% de los votos, cuando se había escrutado el 83,29% de las mesas. Le seguían el candidato de la Unión Cívica Radical, Ricardo Alfonsín, con 12,23%, y el ex presidente Eduardo Duhalde, con 12,20%. El socialista Hermes Binner lograba el cuarto puesto, con 10,56%.

Fernández agradeció ayer "a los hombres y mujeres que han confiado una vez más" en su proyecto político y aseguró: "Tengo un inmenso gracias que no me cabe en el corazón". Luego recordó a su esposo, el ex presidente fallecido Néstor Kirchner, y dijo: "Esto que pasó hoy también es de él, es de él por sobre todas las cosas. Él está mirando desde algún lado, está acá”.

Los resultados provisorios también arrojaban anoche que el Frente de Izquierda, que llevaba a Jorge Altamira, del Partido Obrero, como candidato a presidente, alcanzó el 2,44% de los votos que le permite continuar en carrera hacia octubre. No fue el caso de la candidata de Proyecto Sur, Alcira Argumedo, que quedaría fuera de la carrera a las elecciones de octubre.

Las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias de ayer, apodadas PASO por la prensa argentina, son fruto de la reforma electoral aprobada en 2009, que la presidenta Cristina Fernández calificó ayer, cuando emitió su voto, como "la reforma política más importante desde 1983 a la fecha".

Para la mandataria, que se presenta a la reelección en octubre, esa reforma "es un salto cualitativo en materia de calidad institucional impresionante". Fueron varios los candidatos, tanto oficialistas como opositores, en opinar en ese mismo sentido ayer, cuando Argentina celebró por primera vez estas elecciones.

Ayer los candidatos a presidente llegaban a la votación sin competencia interna: uno por partido. Lo mismo sucedía en la mayoría de los partidos con los candidatos a gobernador de Buenos Aires. Se presentaron nueve partidos pero sólo el kirchnerismo, el Frente para la Victoria (FPV) llegaba con varios postulantes a gobernar esa provincia, que al igual que otras tres elige a sus autoridades junto a las nacionales.

Para otros cargos, según la justicia electoral, en la provincia de Buenos Aires, que representa el 37% del padrón nacional, hubo un récord de candidatos. Se presentaron 1.378 listas que implicaron en total 28.858 candidatos a intendente de los 135 municipios y a otros cargos locales. En el municipio de Quilmes, por ejemplo, hubo 26 candidatos a intendente, de los cuales 13 se declaraban kirchneristas.

La nueva ley electoral establece, tanto en Buenos Aires como en el resto del país, que los postulantes debían alcanzar al menos el 1,5% de los votos válidos emitidos para participar en las elecciones generales del 23 de octubre.

Por el kirchnerismo competían en Buenos Aires el actual gobernador, Daniel Scioli, y el intendente de José Clemente Paz, Mario Ishii. Además, con una lista de adhesión a la candidatura presidencial de Fernández a la Presidencia, se postulaba también al cargo de gobernador el diputado Martín Sabbatella, por el partido Nuevo Encuentro.

Anoche las primeras cifras también le atribuían un amplio respaldo a Scioli. "Hay un gran reconocimiento al trabajo que venimos haciendo junto con la presidenta", dijo el gobernador, ya que en su provincia la mandataria tenía el 55,43% de los votos cuando se había escrutado el 74,56% de las mesas.

En la oposición, se presentó a diputado Francisco de Narváez, aliado con Alfonsín en la Unión para el Desarrollo Social (Unión). El Frente Amplio Progresista, de Binner, fue con Margarita Stolbizer como aspirante a gobernadora bonaerense.

Por el partido de Fernando Pino Solanas, Proyecto Sur, que llevaba a Argumedo a la presidencia, el candidato a la provinicia de Buenos Aires era Mario Cafiero.

En el Frente Popular, cuya fórmula presidencial encabeza Duhalde, el candidato bonaerense era Eduardo Amadeo. Por su parte, la Coalición Cívica presentó a Elisa Carrió a la presidencia y a Juan Carlos Morán a la provincia. Otro peronista opositor, Alberto Rodríguez Saá, competía por la Casa Rosada por la Alianza Compromiso Federal.

Pocos o muchos

Una de las grandes incógnitas era ayer cuánta participación era esperable en las PASO, ya que nunca se había celebrado este tipo de elección antes en el país. Pero los primeros datos dejaban pensar que la cantidad de votantes que acudieron a las urnas era similar a la que se registra habitualmente en las elecciones argentinas: en torno al 75% del padrón. Así lo informó el juez federal con competencia electoral en la provincia de Buenos Aires, Manuel Humberto Blanco, a la agencia estatal de noticias Télam.

Esa participación es crucial, ya que de ella depende cuántos votantes hay que tener para llegar al 1,5% de votos válidos necesarios para que las candidaturas sean aprobadas. Además, como en toda elección, mayor participación otorga más legitimidad a los resultados. Por eso fueron varios los candidatos que llamaron ayer a participar.

Para el kirchnerismo, una participación alta era también una manera de ratificar el éxito de su reforma y el de su candidata. Desde muy temprano los distintos medios argentinos informaron de que habían comenzado los festejos de sus seguidores, ya que la mandataria era la favorita en estas internas.

Se especuló mucho respecto a la posibilidad de que aquellos candidatos opositores a la presidencia que no alcanzaran los resultados esperados se bajarían de su candidatura y apoyarían a otro rival del FPV para sumar fuerzas y evitar su victoria en primera vuelta. Pero si un candidato se baja, eso implica que todo su partido queda fuera de los comicios de octubre, incluidos sus candidatos a senadores, diputados y gobernadores.

Al respecto, Alfonsín dijo al diario La Nación: “Nadie debería desistir de sus candidaturas; de hacerlo, sería una deslealtad para con su partido”. También por este motivo, la negociaciones para establecer alianzas se dieron antes del cierre de las listas para las internas de ayer. La ley impide que un partido incluya nuevos candidatos en las listas o que modifique su fórmula presidencial. El único acuerdo político posible sería que un candidato retirara su postulación para favorecer a otro.

A la hora de votar, se reportaron algunas demoras y algunos partidos, sobre todo los más chicos, denunciaron la ausencia de sus listas en algunas mesas.