Como parte de la promoción de su libro autobiográfico In my Time: A Personal and Political Memoir (En mi época: una memoria personal y política), el ex vicepresidente de Estados Unidos durante la administración de George W Bush (2001-2009) concedió una entrevista al programa Today, de la cadena televisiva NBC. Allí defendió la utilización de la técnica de interrogatorio conocida como “submarino”, aunque restringió su uso a ciudadanos de otros países.

Durante la entrevista se le preguntó a Cheney cómo habría actuado si durante su mandato se hubiese enterado de que en Irán se estaba aplicando el submarino a ciudadanos estadounidenses acusados de espionaje. “Creo que habríamos protestado dado que tenemos obligaciones para con nuestros ciudadanos”, dijo. Se le cuestionó si tal actitud no suponía defender un doble estándar, dado que en Estados Unidos se utilizó la técnica con extranjeros, a lo que Cheney respondió: “No, porque las personas a las que se sometió al submarino aquí no eran ciudadanos estadounidenses”.

Luego de la emisión del programa en la mañana de ayer, Amnistía Internacional organizó una manifestación ante la sede del Departamento de Justicia en Washington, en la que se solicitaba la apertura de una investigación sobre la responsabilidad de Bush y Cheney en la institucionalización de prácticas que violan los derechos humanos, como la aplicación de tortura.

Para el ex vicepresidente, en cambio, el submarino no es un método de tortura. Sostiene que se trató de una operación restringida a tres prisioneros y debidamente supervisada por personal médico.

Aunque este punto posiblemente sea el más chocante de la entrevista, tanto en ella como en el libro que está publicitando Cheney defiende de manera integral lo actuado durante su administración en materia de política exterior, incluida la invasión de Afganistán e Irak. En este sentido, Cheney afirmó que estos conflictos no han deteriorado la imagen de su país.

Asimismo, en la casi obligada salida humorística que suelen ofrecer los personajes mediáticos estadounidenses, Cheney admitió que era consciente del rol negativo que se le solía adjudicar durante su vicepresidencia, en la que a menudo era considerado el verdadero hombre fuerte del gobierno y se comparó a sí mismo con Darth Vader, el villano de La guerra de las galaxias.

Otras comparaciones que seguramente lleguen pronto tendrán como eje las memorias de Bush, aparecidas hace un año, y esta autobiografía de Cheney, dado que ya se insinúa que difieren en la descripción de sucesos claves que ambos protagonizaron en la década pasada.