Luego de haber perdido el control del complejo presidencial de Bab El Aziziya, en el centro de Trípoli, las tropas de Muamar Gadafi volvieron a la carga ayer. Los combates continuaban en la zona que, además, fue bombardeada, ya no por la OTAN, como solía ocurrir desde marzo, si no por los gadafistas. También había combates en otras áreas del centro y en el aeropuerto, de acuerdo con los rebeldes, quienes informaron de la presencia de francotiradores gadafistas en la ciudad.

No se pudo cumplir el proyecto rebelde de mudar la sede del Consejo Nacional de Transición (CNT) a Trípoli , que por ahora permanece en Bengasi, mucho más al este.

El martes de noche, Gadafi había advertido en una radio local libia que su salida de Bab El Aziziya era una decisión “táctica”, algo que el contraataque parece corroborar. Más tarde, el dirigente libio contactó al canal satelital sirio Al Rai y trasmitió un mensaje que no cambió mucho respecto del que ya había lanzado el domingo. Pidió a los habitantes de Trípoli y a cualquier voluntario que vaya a “purgar la ciudad” de “ratas y mercenarios de los colonizadores”, en alusión a los rebeldes, que reciben apoyo de varios países extranjeros. El canal sirio explicó en su página web que Gadafi los llamó por teléfono y, a pesar de que no dijo dónde se encontraba, su voz entrecortada y el estruendo de aviones hacía pensar que permanecía en Libia.

Horas después de que los rebeldes anunciaran haber tomado el complejo presidencial, se confirmaron versiones de ex altos cargos del gobierno de Gadafi -son muchos los que se pasaron al bando opuesto- según las cuales existían túneles bajo esos edificios. Los rebeldes recorrieron los túneles subterráneos de unos 30 kilómetros y creen que el gobernante puede haber escapado por uno de ellos. Algunos dicen que desembocan en el mar, y otros, en el desierto.

Quizá en busca de Gadafi, ayer la residencia del embajador de Venezuela en Libia fue atacada por milicianos rebeldes. El presidente venezolano, Hugo Chávez, fue uno de los pocos líderes extranjeros en defender abiertamente a su par libio.

En el bando de los rebeldes estiman que mientras Gadafi esté prófugo, la batalla no podrá darse por terminada. El hombre que gobierna Libia hace cerca de 42 años ya demostró que tiene recursos.

Por ese motivo, el CNT y empresarios libios prometen entregar 1,7 millones de dólares a quien capture al dirigente, “vivo o muerto”. Además, el CNT prometió una “amnistía” a quien lo detenga o lo mate, lo que resulta un claro llamado a los allegados del líder para que lo traicionen. Según el canal de televisión árabe Al Arabiya, anoche se sumaron al bando rebelde el número dos de Gadafi, Khalifah Mohammed Alí y su ministro de salud, Mohammed Hijazi.

El presidente del CNT, Mustafá Abdel Jalil, dijo que la actitud de Gadafi hace “temer una catástrofe”. Además, estimó que “las fuerzas de Gadafi y sus aliados no dejarán de resistir”, mientras no “sea capturado o asesinado”. También preocupa el paradero de quien parecía su sucesor, su hijo Saif Al Islam.

El feudo de Gadafi, la ciudad de Sirte, donde nació, continúa resistiendo a los rebeldes, que aseguran estar negociando con los líderes tribales de la región para que se rindan. Versiones de prensa indican que los ataques gadafistas a la capital podrían provenir de esa localidad. Uno de los voceros de la insurgencia, Abu Arafa, dijo a la agencia de noticias EFE que sus tropas “controlan entre el 90 y el 95% del país”, y aseguró que falta poco para que terminen los combates.

Los países aliados de los rebeldes desplegan en tanto una gran actividad diplomática para acelerar la caída de Gadafi. Estados Unidos anunció que presentará hoy, ante el Consejo de Seguridad de la ONU, un proyecto de resolución para desbloquear 1.500 millones de dólares que pertenecían al gobierno de Gadafi y entregárselos al CNT para cubrir sus “necesidades humanitarias”. En tanto, Emiratos Árabes Unidos piensa entregar entre 500 y 700 millones de Gadafi a los rebeldes.

Por su parte, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que pidió el domingo a Jalil que fuera el lunes a París, recibió ayer al primer ministro del CNT, Mahmoud Jibril. En esa instancia anunció que el 1º de setiembre, día en que Gadafi cumpliría 42 años en el poder, habrá una conferencia en París de “los amigos de Libia”. El encuentro reunirá al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, con miembros del CNT y de la coalición internacional, que interviene militarmente en Libia.