Decenas de partidarios de la socialdemócrata Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), la coalición que gobierna Guatemala, hicieron guardia durante varios días afuera de la sede de la Corte de Constitucionalidad, a la espera de que ese tribunal se pronunciara y avalara la candidatura a la presidencia de la ex primera dama Sandra Torres.

En la madrugada de ayer conocieron el fallo y supieron que su candidata quedó fuera de competencia para las elecciones del 11 de setiembre. La corte entendió que el artículo de la Constitución que prohíbe a los familiares del presidente en funciones, postularse a sucederlo en el cargo, también se aplica a Torres, que fue la esposa del mandatario desde 2003 hasta abril.

La ex primera dama se divorció del presidente Álvaro Colom para eludir esa prohibición y dio todas las batallas legales posibles en defensa de su candidatura. El oficialismo recurrió incluso a un tribunal regional, la Corte Centroamericana de Justicia, en el que presentó una demanda contra el Estado de Guatemala por no permitirle a Torres postularse.

En una audiencia ante la Corte Constitucional, la dirigente, que reclamó en varias ocasiones que se respetara su "derecho humano" a ser candidata, hizo una sentida presentación días atrás. Ante el tribunal, Torres, de 55 años y dos veces divorciada, declaró: "yo no soy esposa de nadie, soy una madre soltera con cuatro hijos", y "que no tiene ningún parentesco con el presidente de la república", informó CNN. La dirigente argumentó además que "el articulo 186-C de la Constitución no menciona la palabra cónyuge", al establecer la prohibición para familiares del presidente. Para concluir alegó: "Pretenden que pague yo el precio sólo por el hecho de ser mujer. [Me acusan de cometer] fraude de ley sólo por haber decidido ser soltera. Nada ni nadie puede obligarme a permanecer casada”.

Otros tribunales ya se habían pronunciado contra su candidatura, pero la decisión de ayer es inapelable, y fue adoptada en forma unánime por los siete miembros de la Corte.

La UNE había anunciado que no tenía plan B para reemplazar a la candidata, y que impugnaría el resultado de las elecciones, si Torres no competía en ellas. Pero ayer, el presidente Colom pidió públicamente a sus correligionarios "respetar los resultados de la Corte" y consideró que "Guatemala necesita que se estabilice el proceso electoral".

El presidente de la Corte, Alejandro Maldonado, dijo que el fallo "confirma el rechazo a la candidatura del presidente y vicepresidente proclamados por la coalición" de la UNE y su aliada Gran Alianza Nacional. De este modo, el oficialismo socialdemócrata quedó fuera de la carrera por la presidencia, sin candidato y con los plazos para postular otro ya cerrados. "Es la primera vez que un partido ya nominado no puede correr con candidato y esto por supuesto afectará la imagen del partido", dijo a la agencia de noticias Reuters el analista político Marco Barahona.

Festeja El General

Las dificultades que enfrenta el oficialismo facilitan a la derecha guatemalteca el retorno al gobierno, de la mano de un militar retirado que promete mano dura contra el delito, Otto Pérez Molina, el favorito para ganar las elecciones.

Antes de que la candidatura de Torres fuera anulada, la dirigente alcanzaba el 17% de intención de voto, y era la segunda en respaldo después de El General Pérez, que llegaba al 37%. La UNE tenía la esperanza de competir con el candidato del Partido Patriota en la segunda vuelta, a la que deberá pasar el derechista si no logra el 50% de los votos. Ahora, con su principal rival fuera de juego, Pérez llega más cómodo a setiembre y al balotaje.

Militantes por los derechos humanos vinculan a Pérez Molina con militares y paramilitares que actuaron durante la guerra civil que vivió Guatemala de 1960 a 1996, y temen que, si gana, el país retroceda en los tímidos intentos de investigar y juzgar los crímenes de esos tiempos, en los que se estima que murieron 250 mil personas.

El regreso de la derecha y la buena recepción a las promesas de mano dura son facilitados por la violencia de las maras y el aumento del crimen organizado que se extendió desde los cárteles de México. Ayer Pérez Molina se alegraba de que en su país no haya “nadie por encima de la ley”. Opiniones similares emitieron otros candidatos que aspiran a captar los votos de la candidata oficialista, entre ellos la premio Nobel de la Paz de 1992, Rigoberta Menchú.

En cambio, en la madrugada de ayer, fuera del edificio de la Corte, algunos partidarios de Torres se abrazaban y lloraban al conocer el fallo. Quienes mantenían la guardia eran en su mayoría militantes mujeres que no ven en Torres a una dirigente que intentó esquivar la prohibición constitucional, sino a la fundadora de la Coordinadora Nacional de la Mujer de la UNE, que tiene unas 30.000 afiliadas, y a la cara visible de muchos planes sociales con los que se beneficiaron los amplísimos sectores pobres del país durante el gobierno de Colom.