Para los partidos de oposición, el primer objetivo de las elecciones internas abiertas y obligatorias del domingo es alcanzar los 450.000 votos para que su fuerza política pueda presentarse a los comicios legislativos y presidenciales del 23 de octubre. La participación tendrá su protagonismo, ya que el porcentaje de los votos adjudicados a cada partido se calculará en función de los votos válidos emitidos. Además, la mayoría de los partidos llega a la votación con un sólo candidato, lo que le da un aire de gran encuesta a los comicios.
Pero lo que más preocupa en la prensa argentina, tanto a los medios catalogados como “oficialistas” o como “opositores”, es saber si hubo y habrá victoria o derrota de la presidenta, Cristina Fernández, y del oficialista Frente para la Victoria.
Para eso cada uno interpreta a su manera lo que ocurrió en las nueve elecciones que ya se celebraron en ocho provincias y en la ciudad de Buenos Aires. Pero la polarización es tal, que se atribuyen también a las empresas consultoras que realizan las encuestas intenciones de favorecer a uno u otro bando. La lectura de algunos medios opuestos al kirchnerismo hace pensar que ni siquiera es segura la amplia victoria que le atribuyen los sondeos a la mandataria.
Hasta las tres últimas elecciones locales, que dejaron una impresión de derrota para el oficialismo, los resultados fueron más bien positivos para el kirchnerismo. Así fue en Catamarca, Salta, La Rioja, Neuquén, Misiones, e incluso en Chubut, donde el candidato perdió ante un peronista federal, pero en una votación muy ajustada, que implicó largos recuentos de votos y el Parlamento quedó en manos kirchneristas.
En Tierra del Fuego el oficialismo fue derrotado en balotaje, y a partir de entonces la prensa opositora destacó tres derrotas clave. Primero fue la de Santa Fe, cuarto distrito electoral en cantidad de votantes, donde el 24 de julio la Alianza Progresista del gobernador saliente, Hermes Binner, logró que fuera electo su candidato, Antonio Bonfatti. El kirchnerista, Agustín Rossi quedó relegado a un tercer lugar, detrás del aliado de Macri, el humorista Miguel Torres Del Sel.
El 31 de julio se confirmó la derrota oficialista ante el conservador Mauricio Macri, que fue reelecto en segunda vuelta al frente del gobierno porteño. Pero los kirchneristas prefirieron destacar el logro de llegar al balotaje en una ciudad tradicionalmente opuesta al peronismo y que es el tercer distrito en cantidad de votantes.
El domingo las elecciones provinciales de Córdoba, la segunda provincia en cantidad de electores, determinaron la elección de un peronista independiente -tanto del kirchnerismo, como del justicialismo opositor-, José Manuel de la Sota. Le ganó a Luis Juez -peronista opositor- en elecciones en las que el oficialismo no tenía candidato porque no logró un acuerdo con quien resultó electo. Eso no impidió que el oficialismo declarara su alegría por la victoria de De la Sota.
En el balance, los candidatos de Fernández ganaron seis de las nueves elecciones celebradas hasta ahora. La incógnita del distrito con mayor peso de Argentina, la provincia de Buenos Aires, sólo se resolverá el mismo 23 de octubre de las elecciones presidenciales, cuando los bonaerenses elegirán además gobernador. Aunque el kirchnerista Daniel Scioli encabeza los sondeos para ese cargo, se especula cuál será la distancia que logrará establecer con el segundo en votos y cuán importante será su caudal de apoyo.