Los partidarios de Muamar Gadafi todavía resisten el avance de la oposición armada en varias ciudades libias, según el vocero militar de los rebeldes, Ahmad Omar Bani. Desde hace dos semanas se desconoce el paradero de Gadafi y ayer Bani se manifestó convencido de que salió del país. Por su parte, el ex ministro de Defensa rebelde, el general Omar el Hariri, dijo que Gadafi está en Libia, aunque no sabe bien dónde.

En tanto, Argelia negó la entrada a 30 oficiales gadafistas y sus familias, que negociaron durante dos días su ingreso como refugiados antes de reingresar a su país. La esposa de Gadafi, Sofía, y sus hijos Aníbal, Mohamed y Aisha sí pudieron asilarse en ese país la semana pasada.

Por otro lado, fue confirmada la muerte de Jamis, otro de los hijos de Gadafi, que dirigía una brigada de elite del Ejército regular libio. Jamis, cuya muerte había sido anunciada varias veces, es considerado por Estados Unidos uno de los mejores elementos del Ejército libio. En tanto, se desconoce dónde está otro hijo del gobernante, Saif al Islam Gadafi, quien aparecía como el probable sucesor de su padre.

Los escritos quedan

Documentos hallados en Trípoli recuerdan que, no hace tanto tiempo, el gobierno libio tenía contactos en el ámbito internacional. Los que se encontraron en la oficina privada de Musa Kusa -ex jefe de la inteligencia libia que huyó al Reino Unido- exponen una estrecha colaboración entre la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) y Trípoli. Esos documentos, a los que accedió el diario estadounidense The New York Times, indican que Washington envió a Trípoli por lo menos ocho presuntos terroristas además de una lista con las preguntas que había que hacerles al interrogarlos.

Desde que en 2003 Libia renunció a las armas de destrucción masiva y ratificó luego la convención internacional que las prohíbe, Gadafi quedó blanqueado ante el mundo. Los documentos citados por el diario fueron encontrados por periodistas y personal de Human Rights Watch. Fueron emitidos de 2002 a 2007, pero la mayoría son de finales de 2003 y 2004, cuando Kusa era jefe de la seguridad externa. El diario británico The Independent informó que accedió a esos documentos, que dan cuenta de que las autoridades británicas brindaron a Gadafi información sobre sus opositores.

Este periódico también publicó ayer que funcionarios británicos ayudaron a redactar el borrador de un discurso de Gadafi, y la documentación también revela que Washington y Londres representaron a Libia ante la Agencia Internacional de Energía Atómica.

Esos dos países no son los únicos ex aliados de Gadafi que hoy apoyan a la oposición libia. Otro ejemplo es el del presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien recibió con grandes honores al dirigente libio de visita en París en 2007 y ahora encabeza las operaciones de la OTAN en Libia -junto con Reino Unido y Estados Unidos- además de haber sido Francia uno de los primeros países en reconocer al órgano político de los rebeldes, el Consejo Nacional de Transición (CNT).

Hace poco, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, se preguntaba con qué autorización la OTAN buscaba la caída de Gadafi. Pero el jueves, Moscú anunció que reconoce al CNT como autoridad legítima, en la reunión sobre Libia que se celebró en París. Con esa reunión se lanzó una carrera por los contratos para la reconstrucción del país. Italia, que por su cercanía geográfica y pasado colonial siempre tuvo gran presencia en Libia, hace varios meses dejó de defender a Gadafi, amigo personal de su primer ministro, Silvio Berlusconi.

Pero Gadafi conserva aliados, particularmente en América Latina. Además del venezolano Hugo Chávez, el más ruidoso de ellos, Cuba anunció que desconoce al CNT y retiró su personal diplomático de Libia, y el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, hizo lo mismo. En ese marco, el nicaragüense estimó que en Libia operan intereses imperiales y que Sarkozy “se cree Napoleón” pero que, a pesar de tener “la misma altura” que ese otro francés, “no hay punto de comparación” entre ellos.