Es una historia que parece repetirse pero con algunas pinceladas distintas: Israel y Estados Unidos pidiendo negociaciones y los palestinos reclamando que la contraparte israelí debe ceder más, con el respaldo de varios de los vecinos de ambos países.

Pero es diferente. Esta vez la palabra no la tienen estadounidenses, palestinos e israelíes, sino también la comunidad internacional. Con el pedido de reconocimiento de un Estado palestino miembro pleno de Naciones Unidas (ONU) que presentó hoy al secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, el presidente palestino Mahmud Abbas implicó a los demás países del mundo. “Mi pueblo está esperando escuchar la respuesta del mundo. Somos el último pueblo en estar ocupado. ¿Permitirá el mundo a Israel estar por encima de la ley? ¿Es esto aceptable?”, les preguntó en una repleta Asamblea General.

Es probable que al fin de este proceso, que los palestinos saben que durará meses, la situación no haya cambiado a primera vista. Ya sea porque el petitorio no consigue los nueve votos necesarios o por el veto de Estados Unidos, es muy improbable que el Estado palestino sea aprobado por el Consejo de Seguridad. Pero la situación cambia en lo simbólico, especialmente si nueve votos respaldan la iniciativa palestina -como aseguran que sucederá- y Estados Unidos se ve obligado a usar su poder de veto.

Abbas sabe que, en el fin de su mandato, la lucha que puede dar es la simbólica y por eso en su discurso al comentar la solicitud dijo que la capital del eventual estado será “al Quds Al Sharif”, el nombre en árabe de Jerusalén. La frase generó masivos aplausos que, cuando Abbas nombró a Yasser Arafat, aumentaron a ovación tanto en la Asamblea General como en las ciudades palestinas en las que cientos de personas se habían agolpado ante pantallas gigantes que repetían el discurso.

El mandatario, que rechazó las presiones diplomáticas para que no realizara el pedido y volviera a las negociaciones con Israel –pero sin condiciones previas- aseguró que están dispuestos a volver a las conversaciones que, sostuvo, hasta ahora fracasaron por la política de asentamientos de Israel en Cisjordania.

Dos turnos después de Abbas y entre aplausos comenzó su discurso el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, quien al igual que el presidente estadounidense, Barack Obama, sostuvo que la paz no se consigue “con resoluciones de la ONU, sino con negociaciones”. Agregó: “Nosotros queremos la paz. La verdad es que los palestinos quieren un estado sin paz”.

Netanyahu dedicó algunos minutos a criticar a la organización internacional, en la cual “a veces, (…) los villanos han sido protagonistas”, y que “en 21 de 27 resoluciones” condenó a Israel pese a que son “la única democracia real en Medio Oriente”. “Esta es una parte desafortunada. Hoy espero que brille la luz de la verdad, aunque solo sea por unos minutos”, manifestó.

“Israel está preparada para tener un estado palestino en Cisjordania, pero no para tener otro Gaza”, aseguró Netanyahu, para luego agregar que “el mundo en torno a Israel se está convirtiendo en algo más peligroso”.