Ayer la senadora Lucía Topolansky (MPP) precisó que no estaba planteado que sea un trabajo honorario. "La gente se recibe y quiere quedarse en Montevideo. Una vez que la persona se recibe, se lo contrata, con un pago, no es nada honorario como se estaba especulando. Es una forma de devolver el esfuerzo que hizo la nación en un lugar al que no consigo que vaya un médico", explicó.

Aclaró que el presidente se refirió a los médicos o a los docentes porque son las profesiones de mayor necesidad en el interior; "no hay demanda de politólogos, gente de Ciencias de la Comunicación o Bellas Artes", dijo. Para Topolansky capaz que algún profesional "se enamora del lugar y se queda".

Mujica le encomendó al ministro de Salud Pública, Jorge Venegas, la elaboración de un informe sobre el tema. Según explicó ayer Venegas, en dos meses tendría una propuesta legal para presentar en el Consejo de Ministros. “Él quería una solución para ver cómo los profesionales pueden devolver al sistema de enseñanza su formación, pero no son sólo los médicos, es para el conjunto de los trabajadores de la salud, y de otras profesiones", explicó a la diaria. Agregó que en países como México, Colombia o Venezuela existe el servicio social, un trabajo que brindan los profesionales recién egresados por un período de un año "o lo que se crea conveniente", y deslizó que en esos casos se paga un salario "básico".

El ministro anunció que consultará a la Universidad de la República (Udelar), el SMU y los colegios profesionales. Puso como ejemplo de "servicios sociales" que un estudiante de Química puede trabajar en ANCAP, que un ingeniero hidráulico puede trabajar en la represa de Salto como pasante, o que un agrónomo vaya a un aserradero, una granja o un sistema de producción animal. "Hay que buscar de todas las formas que el estudiante esté emplazado en los problemas nacionales", afirmó. Sobre el aporte económico que ya hacen todos los egresados de la Udelar al Fondo de Solidaridad, Venegas dijo que "está dentro de la discusión; no me apresuro a si hay que pagar más o pagar menos".

Estamos en eso

El decano de Medicina de la Udelar, Fernando Tomasina, aclaró que no conoce la propuesta, pero consideró que actualmente "ya hay un montón de actividades vinculadas a las necesidades de cada zona". "Es histórico en Medicina, y en el nuevo plan de estudios hay un énfasis en la participación de los estudiantes a nivel comunitario. Capaz que lo innovador es que haya trabajo directamente del egresado en el interior. La facultad tiene trabajo docente, de investigación, extensión y asistencia a través de la red de articulación, y los estudiantes transitan la carrera por el interior", explicó. Como ejemplo del trabajo en el interior, Tomasina explicó que en el marco del acuerdo con ASSE se firmó un convenio por el cual las cátedras docentes con funciones asistenciales de Montevideo, un total de 58 servicios, deben firmar compromisos de gestión, por el cual deben asegurar que van a tener al menos una actividad mensual en el interior. "Ya hay una fuerte vinculación" entre los universitarios y los problemas sociales, dijo Tomasina, que reconoció que "nunca es suficiente, siempre hay que seguir trabajando en esta lógica articulada. Quizás muchas de estas tareas de la Udelar no se conocen", concluyó.

Con cuidado

La propuesta de Mujica fue tomada con cautela por los estudiantes y el decano de la Facultad de Medicina de la Udelar, pero fue rechazada por el SMU. “Lo tomamos con preocupación y con seriedad”, explicó a la diaria el presidente del SMU Martín Rebella, que aclaró que al no haber un planteo formal “no queda claro cuál es el objetivo”. También dijo que generó sorpresa y decenas de consultas entre los médicos. “De las palabras del secretario [de la Presidencia] Alberto Breccia, interpreto, o que quiere discutir la gratuidad de la enseñanza superior del país o que hace el planteo a raíz del problema de recursos humanos del sector”, explicó Rebella.

“Nos sorprende porque con el MSP, tanto con [el ex ministro Daniel] Olesker como con Venegas, hemos tenido diagnósticos bastante compartidos, y como SMU hemos tenido una postura para nada corporativa, teniendo como horizonte la mejora de la calidad asistencial y asumiendo nuestra responsabilidad social”, agregó. Rebella recordó que el 31 de agosto pasado venció el plazo de la Ley de Emergencia en el sector anestésico-quirúrgico, y que hasta el momento “no hay una salida”. “Que alguien piense que la salida estructural para los recursos humanos sea a través de voluntarismos es poco creíble. Yo quiero que ASSE lidere el proceso de reforma de la salud, pero ¿alguien piensa que lo vamos a hacer con asistencialismo, con voluntarismo? Tenemos que generar condiciones de trabajo que hagan que la gente opte por el sector público y compita”, cuestionó.

El presidente del SMU considera que el planteo “no es de recibo, no es entendible, trasluce una salida cortoplacista y de poca calidad para un problema que es inmenso”.

El integrante de la Asociación de Estudiantes de Medicina (AEM), Gabriel Bermúdez, comparte el concepto general planteado, aunque “hay que ver una idea tirada así cómo se plasma”. “Somos firmes defensores de que los profesionales le devuelvan a la sociedad su formación, y esa herramienta es la extensión universitaria”, opinó. No obstante, consideró que si la idea se plantea “en términos económicos sería un problema”.

“Lo que hay que hacer es que los universitarios se pongan realmente a trabajar, no individualmente sino colectivamente, en los problemas que directamente repercuten en la sociedad”, enfatizó, y aclaró que “otra cosa es la cuestión económica o el salario”.

“Todos los profesionales deberíamos trabajar para la sociedad, pero necesitamos condiciones mínimas. Un médico se recibe a los 26, 27 años, y muchos tienen ganas de trabajar y retribuir a la sociedad, pero si (el médico) no tiene garantizado un sustento para poder construir una familia, si le das un sueldo de 9.000 o 10.000 pesos... ¿qué pasa? Es un profesional que puede optar por decir 'No, mejor me especializo y gano cifras astronómicas'.”

Para Bermúdez no se trata “de ser bueno o malo. El profesional no es más que un trabajador calificado, no pongamos al profesional como una clase social”. La propuesta es fantástica y muchos saldríamos a apoyarla, pero también hay que ser muy cuidadoso para ir construyendo los consensos para que todos se sumen”, dijo, y advirtió que habrá “muchas resistencias”.