Hace meses que analistas, columnas de opinión y declaraciones desde el gobierno, publicadas sin identificar a la fuente, señalan que la Unión Demócrata Independiente (UDI) tomó el mando de la coalición que gobierna Chile.

La UDI conforma junto a Renovación Nacional (RN), el partido de Piñera, la gobernante Coalición por el Cambio, y sus posturas han condicionado demasiado las decisiones del presidente Sebastián Piñera y todo el oficialismo, sostienen los críticos.

En un intento de retomar el liderazgo interno del gobierno y de parapetarse como defensor de los objetivos de Piñera, RN dio a conocer la semana pasada un acuerdo alcanzado con el opositor Partido Demócrata Cristiano (PDC) para una amplia reforma política.

La idea de hacer una reforma política en general, y del cambio del sistema de elección de los parlamentarios en particular, es uno de los principales temas en los que la UDI tenía la posta (ver la diaria del 18/1/2012). Al rechazar las reformas, la UDI retiró de las prioridades del gobierno esa reforma exigida por los chilenos.

El acuerdo de RN con el PDC buscaba también reivindicar el papel del partido en la interna del gobierno y el de su líder, Carlos Larraín, tanto en el oficialismo como en RN. Desde la formación se reconoce que el trabajo conjunto con el PDC -que entre los integrantes de la coalición opositora Concertación ha demostrado ser el más cercano al gobierno- le permite soñar con la buscada “coalición de partidos de centro”, una idea a la que el oficialismo le da vueltas desde que ganó las elecciones.

El proyecto fue presentado el miércoles, en una conferencia de prensa conjunta que generó el escándalo: la UDI sostuvo que ni ellos ni el gobierno estaban al tanto de qué se estaba negociando, se habló de sorpresa negativa, acuerdo secreto, golpe al gobierno y ataque a la unidad de la Coalición.

Pero los partidos que alcanzaron el acuerdo dijeron que los principales dirigentes de la UDI estaban al tanto de las negociaciones, que el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, mano derecha de Piñera, formó parte de algunas conversaciones. Según versiones de la Concertación, incluso el secretario general de la Organización de Estados Americanos, el socialista José Miguel Insulza, sabía del acuerdo. La Concertación -cuyos dirigentes fueron consultados y notificados sobre el acuerdo- manifestó su apoyo de manera general al proyecto.

Desde el oficialismo las primeras declaraciones valoraron de forma positiva el acuerdo; Hinzpeter aplaudió que los partidos se hicieran eco del planteamiento del gobierno sobre la necesidad de una reforma y dijo que es una demostración de que el Ejecutivo está haciendo las cosas bien; y el ministro secretario general de la Presidencia, Cristián Larroulet señaló que serán bienvenidos “todos los diálogos que se produzcan en el mejoramiento de la institucionalidad política”.

Durante una reunión de gobierno que tomó todo el fin de semana, Piñera arremetió contra los líderes partidarios de la Coalición por el Cambio y sus propios ministros. Aseguró, puertas adentro, que no podían permitir que las diferencias internas fragmentaran al gobierno y que la UDI tenía razón: el oficialismo no podía respaldar en bloque un proyecto que había nacido de la división interna por la falta de un acuerdo.

El portavoz del gobierno, Andrés Chadwick, dio la versión pública de lo que dijo Piñera en esa reunión de fin de semana: “cualquier acuerdo en reformas políticas debe partir desde los partidos oficialistas”.

Las declaraciones del resto del gobierno se adecuaron a la versión oficial: “En este momento lo conveniente es realizar todos los diálogos dentro de la Coalición por el Cambio (...) Si se ha producido un diálogo donde uno de los partidos no había sido advertido o notificado, nos parece que no es lo que hubiéramos esperado ni lo conveniente”, dijo Hinzpeter.

En palabras del presidente del Partido Socialista, el diputado Osvaldo Andrade, que manifestó su respaldo al acuerdo de reforma, “el gobierno se rindió a la UDI”.