Desde que comenzó su gobierno, el presidente estadounidense, Barack Obama, invitó varias veces a comer a la Casa Blanca a los referentes de Silicon Valley. En febrero de 2011 se pudo ver una foto de Obama con Mark Zuckerberk, de Facebook, y Steve Jobs, de Apple, en la mesa de la Casa Blanca, junto con el presidente de Google, Eric Schmidt, el de Twitter, Dick Costolo, y la de Yahoo, Carol Bartz, entre otros. El gobierno de Obama, incluso, recurrió a personas de Silicon Valley a la hora de formar su equipo tecnológico.

Dos platos

El FBI anunció ayer que cerró el sitio de descarga directa Megaupload, luego de que una investigación de dos años concluyó que la página es parte de “una organización criminal responsable de una enorme red de piratería informática mundial”. En su comunicado, informó también de la detención de cuatro personas en Nueva Zelanda, acusadas de obtener beneficios mediante delitos contra la propiedad intelectual. Aseguró que la mitad no se relaciona con el proyecto de ley SOPA ni con las protestas contra esa iniciativa.

En un solo acto en Hollywood, organizado por Oprah Winfrey, Obama recaudó tres millones de dólares para su campaña electoral de 2008. Estrellas del entretenimiento como Steven Spielberg, George Clooney o Tom Hanks continúan apoyándolo y en setiembre ya habían donado el máximo permitido para su campaña, 35.800 dólares.

Obama fue la estrella de Hollywood en las elecciones pasadas, pero hace ya meses que dejó de brillar. La mayoría de las críticas recae en que no avanzó en el matrimonio homosexual, el cambio climático, los derechos humanos y la justicia social, informó el diario británico The Independent.

Ahora los unos se enfrentan a los otros y la Casa Blanca se decantó por Silicon Valley. Desde Hollywood, tradicionalmente afín al Partido Demócrata, crecen las voces en contra de Obama y bajan sus respaldos para la campaña electoral para los comicios de noviembre, cuando el presidente se presentará a la reelección.

La industria del cine estima que pierde anualmente unos 6.000 millones de dólares por la distribución ilegal de sus producciones. Estados Unidos ya cuenta con una ley que prohíbe la distribución ilegal por internet de contenido sujeto a derechos de autor, pero el Congreso busca aumentar las restricciones con las leyes SOPA (Stop Online Piracy Act), que se comenzará a debatir en el Senado, y PIPA (Protect Intellectual Property Act), que se tratará en Diputados.

Demasiado lejos

Los dos proyectos de ley buscan que los servicios de internet bloqueen los sitios en los que se distribuyen películas, grabaciones y otros materiales sin pagar derechos de autor. Hasta ahora la legislación vigente obliga a las páginas web a retirar el material ilegal pero sólo a aquellas que están albergadas en Estados Unidos. Las nuevas reglas permitirían al Departamento de Justicia solicitar una orden judicial contra las páginas que considere que no respetan la propiedad intelectual. Esos sitios serían bloqueados para Estados Unidos.

La mayoría de las protestas señala que los criterios no están bien definidos y que el bloqueo podría abarcar desde redes sociales como Twitter hasta enciclopedias virtuales como Wikipedia.

Después de varias semanas en las que compañías como Google, Wikipedia, Twitter y Yahoo conversaban sobre si organizar un apagón de internet global el martes 24, cuando la ley se votará en el Senado, Wikipedia tomó la posta. El miércoles no se podía acceder a su contenido en Estados Unidos, sino que aparecía en su lugar el inquietante mensaje “Imagine a world without free knowledge” (“Imagina un mundo sin conocimiento libre”).

Muchas otras webs se sumaron a la iniciativa, como Google, que puso un rectángulo negro ante su logo, la Fundación Mozilla (que desarrolló Firefox), Yahoo y Flickr. Un total de 75.000 sitios web se unieron de una forma u otra al apagón. Por ejemplo, Taringa lució una cinta en señal de luto. Los internautas estadounidenses vieron carteles de censura por toda internet y distintos medios de comunicación también expresaron su rechazo a la ley SOPA.

Los apoyos a esa norma ya se habían reducido por las críticas, pero la protesta del miércoles fue una de las que más se hizo sentir. El proyecto de ley tenía 16 patrocinadores republicanos y 23 demócratas; sólo ayer perdió al menos cuatro de los primeros y uno de los segundos. En total, casi 20 legisladores, patrocinadores o no de la ley, dejaron sin apoyo al proyecto, la mayoría de ellos del Partido Republicano, que propuso la norma.