Los 4.000 haitianos que emigraron a Brasil en forma clandestina después del terremoto que afectó a su país en 2010, del cual se cumplen hoy dos años, serán regularizados en los próximos días por el gobierno brasileño.

Paralelamente, Brasil busca ordenar la inmigración de haitianos, que era constante y que tuvo una ola de unos 500 ingresos en los últimos días de 2010, ante el rumor de que el país cerraría fronteras. Para ello tomará varias medidas. Las principales son la entrega mensual de 100 visados válidos por cinco años por parte de la embajada brasileña en Haití, y la coordinación de políticas fronterizas con Perú y Bolivia, países que atraviesan los haitianos para llegar a Brasil.

Los intermediarios o “coyotes” extorsionan a los haitianos para ingresarlos en forma ilegal, principalmente a dos ciudades: Brasileia, en el estado de Acre, en la frontera con Bolivia, y Tabatinga, en Amazonas, en la frontera con Perú. En la primera, los inmigrantes reciben tres comidas diarias, servicios de salud y alojamiento en refugios superpoblados, y esta semana el gobierno comenzó a pagar los pasajes de quienes quieren regresar a su país. Esto bajó de 1.250 a 1.050 la cifra de haitianos alojados allí. En Tabatinga, 1.249 inmigrantes provenientes de Haití dependen exclusivamente de la sociedad civil y de organizaciones internacionales como Médicos Sin Fronteras, que llegan a ayudarlos, ya que el gobierno local no desarrolló políticas de asistencia para esa población.

Estos estados continuarán recibiendo ayuda del gobierno nacional, que monitoreará la situación de los 4.000 haitianos que recibirán permisos de residencia y los de los que continúen ingresando al país.