El presidente venezolano, Hugo Chávez, lideró 13 campañas desde que asumió la presidencia, hace 13 años. Sólo perdió dos de ellas, con estrecho margen. Las que ganó le permitieron continuar en el poder y respaldar en el voto popular el proyecto del “socialismo del siglo XXI” que, asegura, se jugó su futuro en las elecciones de ayer.

Desde que Chávez llegó al gobierno, en 1999, logró reducir de 50% a 31,6% la pobreza y de 20% a 8,5% la indigencia, además de reducir la brecha entre ricos y pobres. En 1999 el 20% más rico de la población ganaba 14 veces más que el 20% más pobre, mientras que ahora gana seis veces más. La mejora de estos indicadores se debe tanto a un cambio en la distribución de la riqueza como a la nacionalización de los beneficios económicos que brinda el petróleo.

Fue en 2003, después de una huelga petrolera que siguió al intento de golpe de Estado de 2002 contra Chávez y que pegó fuerte en la economía venezolana, que el presidente dispuso una serie de medidas que, en 2006, derivaron en la “renacionalización” de la empresa Petróleos de Venezuela (Pdvsa). 
Hasta entonces el Estado tenía 40% de las acciones de la empresa mixta y a partir de ese año contó con 60%, la mayoría necesaria para definir las políticas de la empresa y el destino de sus ganancias.

Más allá de los indicadores sociales, durante su gobierno Chávez cambió la manera de hacer política en Venezuela, en forma y en contenido. Parte de las modificaciones llegaron con una nueva Constitución, aprobada a fines de 1999 con más de 70% de los votos, que sentó las bases para su primera reelección, en el año 2000, cuando venció con 57% del respaldo. El otro cambio, el de forma, se ha caracterizado por una presencia constante del presidente en todos los asuntos del país y en la mayoría de los medios de comunicación con las cadenas nacionales, los programas de radio y televisión y los larguísimos discursos.

La oposición -y muchos analistas políticos- han señalado que en Venezuela hay un exceso de personalismo que es nocivo para las instituciones democráticas porque les resta poder. Por su parte, Chávez ha defendido su presencia y sostiene que él es la personificación del pueblo, que lo eligió. Ayer el presidente se sometía una vez más al voto para competir por otro mandato -2013-2019- que en caso de alcanzarlo le permitiría cumplir 20 años en el poder. Para estas elecciones la principal apuesta de Chávez ha sido, además de las críticas y hasta insultos a su rival, Henrique Capriles, la promesa de que si ganaba pondría “un poderoso cerrojo” a su proyecto socialista que “impida volver atrás”.

Larga experiencia

Los encuentros de Chávez con las urnas han sido en su mayoría favorables al mandatario: en 2004 superó con 61% de los votos un referéndum revocatorio de su mandato impulsado por la oposición; en 2006 ganó las elecciones con 64,5% de respaldo frente a 32,9% del entonces gobernador de Zulia, Manuel Rosales. En 2008 ganó las elecciones regionales y municipales y un año después los venezolanos aprobaron, con 54,4% de los votos, una enmienda constitucional para que entrara en vigor en el país la reelección ilimitada para varios cargos, entre ellos el de presidente.

Antes, una iniciativa similar le había dado a Chávez su primera derrota: la reforma que se sometió a referéndum en 2007 establecía la reelección ilimitada sólo para el presidente y fue rechazada por 51% de los venezolanos. La otra derrota fue la de 2010, cuando la oposición ganó las elecciones parlamentarias. Sin embargo, el chavismo mantuvo la bancada mayoritaria de la Asamblea Nacional -con 60% de los escaños- por cómo se distribuyen las circunscripciones electorales.

El gobierno formalizó las bases de su respaldo en 2006, con la fundación del Partido Socialista Unido de Venezuela, y lo mismo hizo la oposición que, tras la elección presidencial a la que se presentó dividida, empezó a darle forma a lo que a partir de 2008 sería formalmente la Mesa de la Unidad Democrática, que reúne a varios partidos que ayer llevaron como único candidato a Capriles.

El impacto de las elecciones venezolanas no se limita a las fronteras del país. En parte, porque la experiencia política venezolana, que Chávez define como un socialismo adaptado a este siglo, es seguida con atención desde el exterior. En parte, por la fuerte relación que ha establecido Venezuela con varios países como Cuba, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, y por la integración que ha impulsado Caracas en varios bloques regionales, entre ellos el Mercosur.