Es la segunda vez que Lula da Silva lo logra: lo hizo con Dilma Rousseff y ahora repitió con Fernando Haddad. Los transformó de funcionarios desconocidos para los brasileños en candidatos vencedores, superando incluso las resistencias dentro del Partido de los Trabajadores.
Haddad comenzó la campaña con 3% de intención de voto y 45% del electorado paulista no lo conocía, pero el domingo ganó en segunda vuelta y derrotó al ex gobernador y ex candidato presidencial José Serra, con 56% de los votos.
Con 49 años Haddad es considerado un “joven”, tanto por su edad como porque hace sólo 11 años que inició su carrera en la política. Se había dedicado a formarse y a educar: tiene una maestría en Economía, es doctor en Filosofía y fue profesor de Ciencia Pwolítica en la Universidad de San Pablo. En paralelo trabajó como analista de inversiones del banco privado Unibanco y asesor de la Fundación Instituto de Investigaciones Económicas.
En 2001 dejó la actividad privada y se sumó al equipo de la entonces alcaldesa de San Pablo, Marta Suplicy, para encargarse de la Secretaría de Finanzas y Desarrollo Económico. De allí pasó a Planalto: fue asesor del Ministerio de Planeamiento, Presupuesto y Gestión, secretario en el Ministerio de Educación y en 2005 fue nombrado ministro de esa cartera por el presidente Lula da Silva. Haddad estuvo entre los nombres que Lula le pidió a Rousseff que mantuviera en su primer gabinete, una lista de técnicos calificados y políticos de carrera.
Lula eligió a este profesor, autor de cinco libros académicos, para pelear por la ciudad de San Pablo y así apostó también por la renovación del Partido de los Trabajadores.
La elección de Lula casi cuesta la salida del partido de Suplicy, que quería competir por la alcaldía paulista. Finalmente, ella fue nombrada ministra de Cultura, colaboró con la campaña de Haddad y ayer manifestó su reconocimiento a “la capacidad y la visión política” de Lula. “Era más fácil elegirme a mí, que podría haber ganado incluso más fácilmente, pero él [en referencia a Lula] eligió la forma más difícil, que resultó ser la correcta, la renovación”, declaró.
Con el pie derecho
Ya como alcalde electo, Haddad se reunió con Rousseff y aseguró que su administración reforzará la cooperación con el gobierno nacional aprovechando “la sintonía” con la actual administración. También hizo hincapié en que tiene un “trato muy bueno” con el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña, por lo que “no va a faltar diálogo”. Por último, dijo que su gobierno será una coalición, tal como el de Rousseff, junto con los partidos que respaldaron su candidatura.
Justamente, en su programa para ganar la alcaldía paulista Haddad apeló a la novedad, el cambio y la renovación, aspectos que lo distanciaron de su contendiente, el veterano Serra. Como contrapartida, no tenía experiencia, y esto le valió críticas de la oposición y también del oficialismo.
Haddad comenzó el proceso electoral preguntando a los votantes si habían leído los programas de gobierno y terminó por convertirse en el candidato que más propuestas hacía en los espacios propagandísticos de la televisión, según un análisis del diario O Estado de São Paulo.
Otra particularidad fue la aparición de su familia, sobre todo de su esposa, Ana Estela Haddad, y su hijo mayor, que lo acompañaron durante las actividades de campaña e incluso hicieron algún acto sin el candidato. Ana Estela, profesora de odontología y amiga de la esposa de Lula, Marisa Letícia, apareció en varios programas televisivos y dijo que ella sigue el modelo de la primera dama estadounidense, Michelle Obama, y que, al igual que ella, colaboró con el programa electoral de su marido en el área de la salud.
La alcaldía de San Pablo servirá para que en sólo unos días Haddad deje de ser tan “joven” en la política, en coincidencia con su cambio de década, ya que cumplirá 50 el 25 de enero, mismo día en que la ciudad que gobierna celebrará los 459 años de su fundación.