El principal líder del Movimiento de Resistencia Islámica Hamas, Jaled Meshaal, mandó un mensaje al gobierno israelí ayer durante una cumbre de líderes islamistas celebrada en Sudán: “Han matado a [el jefe militar de Hamas, Ahmed] Jabari y pueden venir y matar a Meshaal y a otros pero […] el asesinato de nuestros líderes sólo nos hará más fuertes”. El asesinato de Jabari, el miércoles, marcó el inicio de la operación militar israelí Pilar Ofensivo contra la Franja de Gaza. Ayer, el gobierno de Israel advirtió que si las cosas siguen como están, un próximo objetivo de sus ataques selectivos será el jefe del gobierno de Hamas en la franja, Ismail Haniyeh.

Meshaal insistió en que lo único que logra Israel con esos ataques es convertir a los muertos en “héroes”. El dirigente de Hamas también pidió unidad ante Israel a las distintas facciones armadas que operan en la Franja de Gaza, de las cuales algunas no responden a su movimiento, informó el diario israelí Yediot Aharonot.

Ayer continuaban los ataques aéreos de Israel, que según las autoridades de ese país, son dirigidos hacia objetivos militares, así como los lanzamientos de cohetes y misiles desde Gaza, que a diferencia de lo que suele ocurrir, apuntaron a ciudades.

Al cierre de esta edición, los ataques israelíes habían dejado 18 muertos -nueve de ellos civiles- y unos 100 heridos palestinos. Del lado israelí, ayer ocurrieron las tres primeras muertes en esta ofensiva. Fueron causadas por un proyectil que, además, de acuerdo con un comunicado de la embajada israelí en Montevideo, dejó varios heridos, entre ellos un niño de cuatro años y dos bebés.

El comunicado acusó a Hamas de esconder a sus milicianos entre los civiles y volvió a justificar el operativo de Israel como respuesta a los misiles que se lanzan desde Gaza sobre el sur de ese país. Agregó un llamado a la “comunidad internacional” a que actúe para detener esos ataques.

Por primera vez, uno de esos cohetes lanzados desde la franja alcanzó ayer Tel Aviv, sin causar víctimas, según informaron la radio del Ejército israelí y el corresponsal de la BBC. Esto causó que se activaran la sirenas de alarma antiaérea en la ciudad por primera vez desde la guerra del Golfo, en 1991.

Los brazos armados de Hamas y de la Yihad Islámica reivindicaron el lanzamiento de dos cohetes de fabricación iraní, que tienen 60 kilómetros de alcance, en represalia por la muerte de Jabari. Uno fue disparado contra Yafa (localidad cercana a Tel Aviv) y otro contra Rishon Lezion, la cuarta ciudad del país. Israel aumentó el nivel de alerta al segundo más alto, así como la presencia militar en todas las ciudades, y podría movilizar además a 30.000 reservistas.

La última operación militar israelí de envergadura fue la llamada Plomo Fundido, que a fines de 2008 y comienzos de 2009 causó la muerte de 1.400 palestinos y 14 israelíes.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, habló ayer con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y con el presidente egipcio, Mohamed Mursi, sobre este conflicto. Aseguró que Israel tiene derecho a la “defensa propia”, aunque pidió evitar la “escalada” de violencia en Gaza y pidió a Netanyahu hacer “esfuerzos posibles para evitar víctimas civiles”. Mursi fue contactado debido al “papel central de Egipto en cuanto a preservar la seguridad regional”, según un comunicado estadounidense. El presidente egipcio había condenado públicamente el ataque de Israel a Gaza y ayer se supo que su primer ministro, Hisham Qandil, visitará la franja en la que podría ser la segunda visita oficial al gobierno de Hamas, después de la que realizó hace unas semanas el emir de Qatar. Según informó la presidencia egipcia, la visita se propone mostrar la solidaridad del país, donde hay manifestaciones de apoyo a los palestinos. También a pedido de Mursi, el Consejo de seguridad de Naciones Unidas se reunió en la noche del miércoles, pero no logró acuerdo para emitir una resolución sobre este tema.

Mientras tanto, el temor invadía ayer las poblaciones de ambos lados de la frontera. Del lado israelí lo alimentaba el sonido de las alertas y del lado palestino la posibilidad de un ataque terrestre que Israel no descartaba.