Tras conocerse la victoria del presidente en Colorado -a la medianoche estadounidense y madrugada uruguaya-, los resultados del martes estaban definidos. El Empire State Building se iluminó de azul demócrata, a partir de los sondeos de CNN, y lo mismo hizo minutos después el Rockefeller Center, con los de NBC, mientras Obama tuiteaba “Four more years” y adjuntaba una foto de él y Michelle 
abrazados.

En dos

Tal como preveían las encuestas, las cámaras del Congreso seguirán divididas en un período legislativo que será crucial para que Obama concrete sus promesas y la economía estadounidense se encamine.

Los republicanos mantuvieron su mayoría en Diputados, aunque los resultados parciales auguraban que verían disminuido su número de bancas de 241 -ganadas en las elecciones de 2010- a 232. Los demócratas también bajaron su representación de 194 a 192 escaños.

En el Senado, el oficialismo también mantuvo su ventaja y aumentó su bancada de 51 a 52 asientos, mientras que los republicanos vieron también allí disminuida su representación de 47 a 45 senadores.

Los demócratas recuperaron el “escaño Kennedy” que había dejado Ted Kennedy al morir en 2009. En las elecciones de 2010 ese escaño fue obtenido por el republicano Scott Brown, auspiciado por el Tea Party, pero el martes lo recuperó la nueva estrella de la izquierda demócrata, la presentadora de Bill Clinton en la convención de su partido Elizabeth Warren. Además, la jornada marcó el regreso del clan Kennedy al Congreso, luego de que el año pasado se retirara Patrick Kennedy. Ganó una banca de diputado por Massachusetts Joseph Kennedy III, de 32 años, nieto de Bobby Kennedy y sobrino nieto de John Fitzgerald Kennedy.

En la misma jornada fue electa la primera senadora lesbiana declarada, Tammy Baldwin, una demócrata que ganó la banca por Wisconsin. También se sumó al Senado otro legislador de origen latino, el tercero, el republicano Ted Cruz, quien se convirtió en el primero de esta procedencia que representa a Texas.

Además, los estadounidenses rechazaron a dos republicanos auspiciados por el Tea Party que hicieron polémicas declaraciones contra el aborto durante la campaña. Ayer ya se conocían los primeros reproches: “Gracias a @ToddAkin por ayudarnos a perder el Senado”, fue el tuit del presidente del Comité de Política Nacional del Partido Republicano, Jason B Whitman, dirigido al candidato a senador del Tea Party -derrotado- que aseguró durante la campaña que en caso de violaciones “legítimas” el cuerpo de la mujer tiene “mecanismos” para evitar un embarazo no deseado.

La derrota deja sobre la mesa la pregunta de si se mantendrá la fuerte influencia del Tea Party en la interna del partido, cuya líder en el Congreso, Michele Bachman, logró una ajustadísima reelección. Algunos analistas y varios republicanos plantearon que habrá dos posturas: la que sostiene que hace falta ser más conservadores y otra que señalará que es necesario conquistar los votos que, por segunda vez, dieron la victoria a Obama: las minorías -que crecen-, las mujeres y los jóvenes.

Newt Gingrich, quien enfrentó a Romney en las internas, aseguró que el partido enfrenta un “desafío institucional”, que debe aprender a presentarse como más inclusivo y que “es una realidad objetiva que si las minorías étnicas votaran según sus intereses económicos respaldarían a los republicanos”.

Con los datos de unos cuantos estados a la vista, los presentadores de los canales estadounidenses anunciaron el triunfo de Obama en una elección que se presentaba ajustada. Durante algunos minutos los republicanos dijeron no estar listos para reconocer la derrota.

Romney ya había anunciado que tenía un único discurso y que éste no preveía un resultado adverso. Las palabras que dijo luego desde Boston fueron pocas y estuvieron destinadas a agradecer a quienes lo respaldaron y a asegurar que rezaría para que Obama tuviera un buen gobierno.

La victoria del Partido Demócrata llegó con varias señales de alerta para los republicanos. Una de ellas es la que dieron los estados clave como Ohio, que no son leales a uno de los grandes partidos y que son, por lo tanto, los que reciben la mayor cantidad de fondos y actos de campaña. Esa lista de estados está integrada por Nevada, Colorado, Iowa, Ohio, New Hampshire, Virginia, North Carolina y Florida. De esos ocho, en seis se confirmó que Obama volvió a ganar, tal como lo hizo en 2008. La excepción era North Carolina, donde ganaron los republicanos. En Florida, un lento escrutinio indicaba ayer una posible victoria del presidente.

Cambios demográficos

La principal alarma para los republicanos fue que el cambio demográfico que vive Estados Unidos favorece a los demócratas. Las minorías que los respaldan crecen y cada vez tienen mayor acceso al voto, mientras que los republicanos se siguen apoyando en la población blanca.

El presidente obtuvo el mismo respaldo que en 2008 de las minorías raciales: lo votó 71% de los latinoamericanos, 93% de los negros y 73% de los asiáticos. Además votó por él 55% de las mujeres (frente a 45% de los hombres), 60% de los jóvenes de entre 18 y 29 años, así como 52% de las personas de entre 30 y 44 años. Los republicanos también repitieron sus respaldos: 59% de la población blanca, 55% de los votos masculinos, 51% del apoyo de los hombres de entre 45 y 64 años y 56% de los de 65 años o más.

Los sondeos muestran además que Obama ha ganado el centro ideológico: 56% de las personas definidas como moderadas votaron por el mandatario, así como 17% de los conservadores y 86% de los liberales.

Aun así, el apoyo a Obama descendió desde 2008 -algo lógico tras cuatro años de mandato con crisis económica a cuestas- y se incrementó el número de quienes apoyaron a los republicanos. Esta diferencia se refleja en los resultados finales de la votación popular: en las pasadas elecciones Obama obtuvo 52,9% de los sufragios y en ésta logró 50%, mientras los republicanos crecieron de 45,7% con John McCain a 48% con Romney.