El asunto racial y la tendencia de algunas minorías a votar por uno u otro candidato a la Casa Blanca no fueron desatendidos por los contendientes. El republicano Mitt Romney afirmó recientemente que si fuera hijo de mexicanos “tendría una mejor opción para ganar”. Por su parte, el vice demócrata Joe Biden advirtió en un acto dirigido a un público negro que los republicanos querían “ponerles cadenas en los pies”.

El apoyo de los estadounidenses de origen latinoamericano, que en las elecciones de 2008 se inclinaron por Barack Obama, ha sido uno de los objetivos de los candidatos. Sin embargo, en esta campaña, Romney llegó a decir que la ley antiinmigración de Arizona debería ser el modelo para toda la nación, prometió vetar el Dream Act y propuso que los inmigrantes se “autodeportaran”, en lo que pareció una promesa de hacerles la vida imposible hasta que se vayan.

La semana pasada una encuesta reveló que 70% de los latinos votaría a Obama y sólo 25% apoyaría a Romney. Si es así, sería el peor resultado alcanzado por un candidato republicano entre los votantes de esa comunidad desde 1996.

En tres de los estados clave para ganar la elección, el voto latino es fundamental porque representa más de 15% del total: en Colorado suma 19,9%, en Nevada 16,8% y en Florida 20,5%. Nuevo México, con más de 55% de latinos en su población, no es considerado un estado indeciso en esta ocasión por la firmeza con la que respaldó a Obama en 2008. Le dió una ventaja de 15% sobre McCain en la votación total.

Colorado cuenta con nueve votos en el Colegio de Electores -que tiene 535 miembros y en el cual se deben obtener 270 votos para lograr la presidencia-. Nevada cuenta con seis y Florida con 29. Este último ha sido un estado republicano: de las últimas diez elecciones sólo en tres ocasiones aisladas eligió a demócratas -en 1976, 1996 y 2008-, sin marcar una tendencia de cambio como sí sucedió en otros estados que dejaron de ser indecisos, como Michigan y Minnesota. En 2008 la victoria de Obama en Florida fue la que le permitió ser electo presidente, pero fue muy ajustada, con una ventaja menor a tres puntos porcentuales.

Fueron las minorías las que marcaron la diferencia: 57% de los latinos votaron a Obama así como 96% de los negros -que son 12,6% de la población de Florida-. 
Pero a estas elecciones el presidente no llega con el respaldo latino tan asegurado. Los cubanos (que representan 6,5% de la población de Florida), y que en 2008 se dividieron entre los dos grandes partidos, parecen volver a elegir a los republicanos. De las últimas ocho encuestas publicadas en la web Real Clear Politics cinco dan la victoria a Romney en Florida, dos a Obama y una de ellas muestra un empate.

Según una encuesta realizada en conjunto por la Universidad Internacional de Florida y los diarios The Miami Herald y El Nuevo Herald, Obama lleva la ventaja entre los latinos de ese estado con un respaldo de 51% frente a 47% de Romney. En el resto del país, entre la población de origen latinoamericano, Obama gana 68% a 23%.

No cuente conmigo

Se espera que Obama repita su victoria en la comunidad afrodescendiente: 95% de los negros lo votó en 2008 y las encuestas prevén que 92% le vuelva a dar su apoyo, pese a que se trata de uno de los sectores de la población más golpeados por la crisis.

El principal problema, no sólo de Obama sino del Partido Demócrata, son los blancos, que suelen preferir a los republicanos. Los analistas coinciden en que desde 1960 los demócratas han ganado gracias a los votos de las minorías. En estas elecciones, Obama tiene que mantener un mínimo de 40% de respaldo de los votantes blancos, que representan 71% de la población, para lograr la victoria. Las encuestas muestran que 52% de los hombres blancos se identifican con los republicanos, una tendencia que se mantiene en cinco de los ocho estados clave, con excepción de Ohio, donde la administración Obama rescató a la industria automotriz y salvó así centenares de puestos de trabajo.

Por su parte, las mujeres también les ponen las cosas difíciles a los demócratas. En 2008, 57% de ellas votaron a Obama, pero ahora, según las encuestas, lo harán en partes iguales por uno y otro candidato. Este cambio es explicado, en parte, porque la crisis económica afectó directamente a todo tipo de mujer, desde la ejecutiva que perdió su trabajo hasta el ama de casa que debe manejar el presupuesto de su hogar.

Otro grupo que está cambiando preferencias, aunque en el sentido contrario, es el de los jubilados, usualmente conservador. Por un lado, la reforma sanitaria de Obama -que Romney promete derogar- beneficiará a algunas personas retiradas que no cuentan con atención médica, y por otro, el candidato a vicepresidente republicano, Paul Ryan, prometió que entre otras cosas recortará el actual programa de salud para jubilados, Medicare. Estos puntos no afectan sólo a quienes están jubilados, sino también a los que están cerca de retirarse, que se verían afectados por un cambio en estas políticas.

Barras y tortas

Las diferencias entre los votantes de uno y otro candidato quedó bastante clara con un sondeo de Pew Research difundido en agosto: el electorado republicano está integrado por 87% de blancos y 13% de minorías, mientras que el demócrata es 61% blanco, 21% afrodescendiente, 10% hispano y 7% de otros orígenes.

Además, los republicanos suelen ser respaldados por los votantes de clases económicas más altas, en especial hombres blancos y más aún aquellos mayores de 65 años; y personas religiosas -en su mayoría cristianas-, casadas. También reúnen votos entre la población sin estudios terciarios. Los licenciados universitarios, los aconfesionales y los solteros suelen respaldar a los demócratas, así como las mujeres y los jóvenes, y las personas de clases económicas baja y media baja.

El perfil de los votantes coincide en gran medida con los principales donantes de fondos para las campañas. Obama recibió contribuciones de personas vinculadas a universidades, a empresas como Google y Microsoft, mientras que Romney tuvo aportes de votantes relacionados con instituciones financieras como Goldman Sachs, Morgan Stanley y JP Morgan.