Aunque hoy cierra la campaña electoral para las municipales del domingo, desde el sábado la atención de los venezolanos está dirigida al estado de salud del presidente, que el martes se sometió en Cuba a una cirugía debido a nuevos síntomas del cáncer que se le diagnosticó el año pasado. El vicepresidente y canciller, Nicolás Maduro, anunció ayer que la operación concluyó de forma exitosa pese a que se vivieron “momentos complejos, de tensión”. Maduro, que el sábado fue nombrado por Chávez su sucesor, declaró: “Fue una operación compleja, difícil, delicada, lo cual nos dice que el proceso posoperatorio va a ser también un proceso complejo y duro”.

Esta noticia marcó la campaña, que hasta ayer sólo se había sentido con fuerza en aquellos estados en los que gobierna la oposición y en los que el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) busca cambiar esa situación. En esa lista ingresan los estados de Amazonas, Carabobo, Lara, Miranda, Nueva Esparta, Táchira y Zulia.

Las encuestas, que se podían divulgar hasta el lunes, señalaron que el oficialismo obtendría la victoria en la mayoría de los estados y alcanzaría unos 16 de 23 gobiernos regionales.

Distintos analistas consultados por medios venezolanos consideraron que el desorden en las filas opositoras ayudará a que el oficialismo logre resultados todavía mejores de lo previsto, en una elección a la que ya llegaba cómodo después de la victoria en las presidenciales del 7 de octubre. Ese desorden opositor se puede ver, por ejemplo, en algunos estados como Monagas, donde el chavismo enfrenta más de una candidatura. La multiplicidad de postulantes se debió en varios casos a diferencias internas de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que eligió a sus candidatos en internas pero que en algunos casos no logró una unidad regional que respaldara al ganador.

Aun así, el secretario adjunto de la MUD, Ramón José Medina, se mostró confiado en que la oposición no perderá terreno y mantendrá su número de gobernaciones, así como el respaldo que obtuvo en las presidenciales (en las que logró 45% de los votos).

Las victorias oficialistas podrían también potenciar algunas figuras en la interna del chavismo. Por ejemplo, el candidato al gobierno de Miranda, el ex vicepresidente Elías Jaua. Éste era uno de los nombres que sonaron en 2011, cuando a Chávez se le detectó el cáncer, para liderar la “revolución bolivariana”. Sin embargo, el presidente optó por designar sucesor a Maduro y apostar por Jaua en Miranda, donde éste enfrentará en las elecciones al ex candidato presidencial y ex gobernador del estado Henrique Capriles.

Si gana estas municipales Jaua se posicionará como una figura fuerte del oficialismo, por la importancia de Miranda -donde está la capital, Caracas- y por haber vencido a Capriles, mientras que Maduro nunca se enfrentó a las urnas. De todos modos, ambos dirigentes se apoyan mutuamente: Maduro aseguró el lunes que los chavistas deberían movilizar “hasta al gato” para que Jaua sea electo, y un día después el ex vicepresidente manifestó su apoyo a la decisión de Chávez de designar a su canciller como su sucesor.

En la candidatura de Jaua, al igual que en las demás, el anuncio de la recaída de Chávez, su nueva operación en Cuba y las manifestaciones de apoyo que recibió el presidente por la situación que atraviesa significaron un impulso.

“En los momentos de mayor tristeza el chavismo crece y se fortalece”, dijo Jaua en un acto electoral el domingo. “Tal y como lo ordenó el presidente Chávez, estamos obligados a ganar las 23 para que así ninguna gobernación sea usada para la desestabilización del país, como ha sucedido”, agregó.

En el mismo sentido se manifestó el presidente del Parlamento y número dos del PSUV, Diosdado Cabello, quien pidió a los candidatos del chavismo y a los votantes que hagan “el esfuerzo” que reclamó Chávez en su cadena nacional del sábado: obtener el triunfo en las 23 gobernaciones. Cabello, que durante el primer mandato del presidente era considerado su sucesor natural, negó que existan diferencias en el oficialismo para liderarlo sin Chávez.