El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, aseguró que el despliegue de misiles en Turquía, cerca de la frontera con siria -que fue anunciado el martes- “no tiene ninguna intención ofensiva” y tampoco pretende “preparar una zona de exclusión aérea”. Varios gobiernos que autorizaron la medida, entre ellos el de Estados Unidos, manifestaron que demorará semanas en aplicarse. También insistieron ayer en su carácter defensivo. Así respondían a las críticas de Siria, Rusia e Irán, que argumentan que esta decisión aumentará la inestabilidad de la región.

Turquía es miembro de la OTAN y a medida que fue avanzando el conflicto en Siria, pasó de ser un aliado del gobierno de Bashar al Assad a convertirse en un crítico. Ahora solicitó los misiles de defensa para derribar los proyectiles que crucen su territorio. Junto con esos misiles llegarán tropas alemanas, holandesas y estadounidenses a la zona fronteriza.

Otros gobernantes expresaron un punto de vista contrario a este tipo de iniciativa. El presidente ruso, Vladimir Putin, que el lunes se reunió con el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, manifestó su solidaridad con Turquía ante la violencia en sus zonas fronterizas, pero dijo que es necesario buscar “nuevas ideas” y aplicarlas junto al gobierno turco para solucionar este problema.

Por otra parte, informes de la inteligencia estadounidense indican que el gobierno sirio podría estar planeando el uso de armas químicas contra la oposición.

Espejo libanés

En Líbano, vecino a Siria, murieron cinco personas desde el martes y 48 sufrieron heridas en combates entre dos barrios rivales en la ciudad de Trípoli, en el norte, según la agencia estatal de noticias ANN. Los choques ocurren entre un barrio de mayoría sunita (como la mayoría de los opositores sirios) y en otro de mayoría alauí (la rama del islam chiita a la que pertenece Al Assad). Los colegios y universidades de Trípoli, segunda urbanización del país, estaban cerrados ayer.

Los combates comenzaron después de que el viernes desapareciera un grupo de libaneses que habían cruzado a Siria para apoyar a la oposición de ese país. La prensa libanesa habla de unas 40 personas que habrían fallecido ejecutadas por fuerzas del gobierno sirio. Pero algunas fuentes aseguran que hay sobrevivientes detenidos.

Ayer, el primer ministro libanés, Nayib Mikati, anunció que tenía datos de la identidad de cinco de los ejecutados. El mismo día, Siria dijo que devolvería los cuerpos sin dar a conocer el número de fallecidos.

“Todos somos conscientes del hecho de que el régimen si- rio posee armas químicas”, dijo Rasmussen, que se hizo eco de la “grave preocupación” de los cancilleres de los países miembros de la OTAN. Acto seguido agregó que la instalación de los misiles en Turquía también “se puede considerar una advertencia a tiempo al régimen sirio de que no debería siquiera pensar en utilizar las armas químicas”.

Por su parte, el presidente estadounidense, Barack Obama, había advertido el lunes: “El uso de armas químicas es totalmente inaceptable, y si cometen el trágico error de usar esas armas, esto tendría consecuencias y pagarían por ello”. En tanto, el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, agregó que “Estados Unidos prepara planes ante esa contingencia”.

Oposición internacional

El martes, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, explicó en una conferencia de prensa: “Nuestra preocupación es que un régimen de Al Assad cada vez más desesperado pueda recurrir a las armas químicas o pueda perder el control sobre ellas frente a algunos de los muchos grupos que ahora están operando en Siria”. Se refirió así a las informaciones que la oposición dio a conocer en los últimos días, según las cuales los combates recrudecen y Al Assad podría perder el control en varios puntos del país, en particular en los alrededores de la capital, Damasco.

A pesar de las amenazas, ninguno de los países que tomaron partido en contra de Al Assad habló claramente de una intervención. Clinton insistió en que hay que “pensar” en “una transición política en Siria”, que debe “comenzar lo antes posible”.

Los sectores opositores se reunieron en noviembre en la Coalición Nacional de las Fuerzas de Oposición y la Revolución Siria (CNFORS), creada en la ciudad de Doha, en Qatar, con el objetivo de superar sus divisiones. Además apuntan a lograr un reconocimiento internacional y a proponer un eventual gobierno de transición. Algunos sectores sirios advierten que esa nueva instancia está dominada por grupos islamistas, y los Hermanos Musulmanes en particular, y le critican su postura a favor de una intervención armada internacional.

La organización que representa la oposición dentro de Siria, el Consejo de Coordinación Nacional, anunció que está dialogando con la CNFORS para superar diferencias y poder formar un gobierno provisional en el marco de una eventual transición.

Clinton aseguró su apoyo a la nueva coalición siria y manifestó que buscará cómo brindarlo junto a otros países que tengan un enfoque “similar” sobre el asunto. Estimó que para terminar el conflicto, el gobernante sirio deberá tomar “la decisión de participar en una transición política y poner fin a la violencia contra su propio pueblo; agregó que la “caída” de Al Assad es “inevitable”.

De acuerdo a la jefa de la diplomacia estadounidense “sólo es cuestión de cuánta gente más morirá hasta el día en que ello ocurra”. Ayer la oposición y el gobierno informaron de la muerte, entre otras víctimas, de ocho niños y su profesor debido a que un obús impactó en una escuela.

Este conflicto, que comenzó con protestas en el marco de la primavera árabe, en marzo de 2011, derivó después en una guerra civil y desde sus inicios dejó más de 40.000 muertos, de acuerdo a los grupos de oposición, además de miles de desplazados, muchos de ellos a los países limítrofes.