A comienzos de febrero los cuentapropistas cubanos superaron los 362.000 y oficialmente se estima que este año se sumarán a ellos otros 240.000, en el marco de las reformas económicas impulsadas por el gobierno de Raúl Castro para disminuir el peso del Estado, que cuenta con unos cinco millones de funcionarios.

Con este propósito se dispusieron cambios en algunos sectores de la actividad económica: empresas públicas pasaron a la órbita privada -y con ellas su personal- y se promovió la incorporación a esas actividades de cuentapropistas -trabajadores autónomos, algo parecido a las unipersonales uruguayas-. La transformación comenzó con peluquerías en octubre del año pasado y después se amplió a un total de 181 sectores. A partir del cambio, las nuevas empresas deben pagar el arrendamiento de los locales al Estado, adquirir por su cuenta los elementos de trabajo a medida que necesitan renovarlos y asumir la carga impositiva. Como contrapartida, pueden tomar decisiones como las de establecer los precios de los productos o servicios que brindan o elegir los horarios de los trabajadores.

Este año se incorporaron a este régimen las carpinterías, cerrajerías, joyerías, la venta de colchones y de equipos electrónicos, la reparación de zapatos y los servicios de fotografía.

Estos cambios se fueron implementando de forma progresiva. Los últimos, por ejemplo, fueron incorporados en seis de las 15 provincias cubanas.

Las reformas se complementaron con la habilitación a los bancos para brindar otro tipo de servicios a las nuevas empresas, como créditos para reforma de vivienda o apertura de negocios, y también con una baja en los precios de los materiales de construcción y cierta apertura para la compra y venta de vivienda.

Imprevistos

A comienzos de este año Castro ordenó que se aminorara el ritmo de pasaje del sector público al privado, lo que implica modificar el cronograma que tiene como objetivo que para 2015 el Estado haya disminuido en 1.5 millones sus puestos de empleo. Se esperaba que muchos de quienes ocupaban esos puestos pasaran a trabajar como cuentapropistas.

Sin embargo, cifras oficiales que se dieron a conocer la semana pasada reflejan que la mayoría de los nuevos cuentapropistas no son las personas que dejaron de estar en la órbita pública, sino nuevos trabajadores.

Ante este fenómeno, el viceministro de Trabajo, José Barreiro, explicó en una comisión parlamentaria que el enlentecimiento en la reducción de empleos públicos se debe a que el Estado debe esperar la apertura de otras opciones de empleo para dejar “disponible” -despedida- una nueva tanda de funcionarios.

El único sindicato reconocido oficialmente, la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) respaldó las modificaciones impulsadas por el gobierno en 2010 y a fines de ese año aprobó una política para que pudieran sindicalizarse los cuentapropistas, ya que hasta ahora sólo podían afiliarse los trabajadores estatales. Un 87% de los trabajadores autónomos -unas 300.000 personas- se afiliaron a la CTC en 2010. Un 78% de ellos no tenía vínculos laborales establecidos antes de convertirse en cuentapropistas.

El secretario general de la CTC, Salvador Valdés, quien también ocupa cargos en el Partido Comunista de Cuba, destacó en declaraciones al diario oficial Granma el gran crecimiento del número de sindicalizados, en especial considerando que la afiliación a la central que aglutina a 19 sindicatos nacionales es voluntaria.

Ya antes de que se conocieran estas cifras Barreiro había destacado que la mayoría de los cuentapropistas no provenía del trabajo estatal sino que eran personas sin vínculo laboral o jubilados. El funcionario dijo en una comisión parlamentaria que la cifra de cubanos que desempeñaban algún oficio aumentó casi 128%, de 157.371 a 357.663.

En sus políticas destinadas al sector, el Ministerio de Finanzas y Precios informó a esa misma comisión que se estudia disminuir la carga tributaria y los precios de los alquileres a los cuentapropistas de menores ingresos, ya que en “varios” casos las empresas declararon quiebra por la carga impositiva.

Paso a paso

Tanto la CTC como el gobierno han manifestado preocupación por varios aspectos de estos cambios, que van desde el respeto a los derechos laborales hasta el pago de impuestos por parte de los cuentapropistas.

A comienzos de febrero, en un pleno de la CTC que contó con la presencia del entonces vicepresidente, José Ramón Machado Ventura, Valdés señaló que el movimiento sindical debe cambiar sus métodos y estilos para contrarrestar las violaciones y transgresiones a los derechos laborales que puedan surgir en la implementación de los cambios, informó el medio digital oficialista Cuba Debate.

El análisis de distintos casos realizado por la CTC reveló que persisten algunos problemas en las transformaciones laborales y que no todos los sindicatos cuentan con los elementos necesarios para defender a los trabajadores. Indicaron, por ejemplo, que algunos de los funcionarios que quedan “disponibles” -palabra que utilizan en lugar de "desocupados"- se encuentran desprotegidos y no reciben atención ni del sindicato ni del gobierno. La ministra de Trabajo y Seguridad Social, Margarita González, coincidió con esa preocupación y aseguró que la sociedad debe informar sobre los casos de personas que quedan desprotegidas o de trabajadores que sufren irregularidades para que el gobierno los atienda.

Otras preocupaciones señaladas por el gobierno y la CTC remiten al aspecto económico y financiero de las nuevas empresas. Muchos de los cuentapropistas no tienen la formación necesaria para llevar adelante sus negocios. Para contrarrestarlo, el Estado promueve cursos de contabilidad y de economía. Además, antes del 30 de marzo todas las nuevas empresas deben presentar su declaración jurada de impuestos pagados en 2011, lo que ha significado dolores de cabeza para muchos cuentapropistas. Como respuesta, la Oficina Nacional de Administración Tributaria comenzó a vender un software que, en base a las regulaciones tributarias actuales, facilita a los trabajadores autónomos “la confección de los informes de gastos, ingresos y tributos a liquidar y el registro de las operaciones”, indicó el organismo en un comunicado.

Varios de los nuevos empresarios manifiestan cierto desconcierto a los corresponsales de las agencias de noticias internacionales que conversaron con ellos. Hablan de demoras en las gestiones para abrir un local por una excesiva burocracia, de los altos impuestos y de la falta de materia prima -que era brindada por el Estado cuando sus emprendimientos eran empresas públicas-. Otros, quienes contaban desde la década de los 90 con licencia para ser cuentapropistas, critican el aumento de la competencia que los ha obligado a bajar los precios, cerrar los negocios o hacer servicios tercerizados.

Sin embargo, también hay quienes dicen que pudieron cumplir “su sueño” de trabajar para sí mismos, de dedicarse a sectores en lo que no habían conseguido trabajo como funcionarios o de poder ahorrar dinero para ocasiones especiales o para comprarse su vivienda.

En declaraciones a la agencia de noticias AP el experto en economía cubana Omar Everleny Pérez, de la Universidad de La Habana, manifestó: "Estamos en un año de estabilización, los cambios han avanzado, el ritmo no es el adecuado para la acumulación de los problemas que hay, pero hay avances y, sobre todo, son consecuentes, uno detrás de otro, y no hay señales de paralización o retroceso". Tanto este economista como otros han coincidido en que el crecimiento de los cuentapropistas se debe, en gran parte, a la regularización de pequeñas empresas que antes funcionaban en el mercado negro por no tener la opción de hacerlo formalmente.

Cambios profundos

Varios proceso generan nuevas fuentes de ingresos para los cubanos: las reformas económicas que se aplican en la isla, los cambios en la actividad de los profesionales -sobre todo en la de médicos, que aumentan sus ingresos con el pago adicional que reciben del Estado al participar en las cada vez más extendidas misiones en el exterior- y la mayor flexibilidad aplicada por Estados Unidos para el envío de remesas a Cuba son procesos que generan otras fuentes de ingresos para los cubanos.

No obstante, el aumento de las misiones de médicos cubanos en el extranjero generó que el Ministerio de Salud Pública dispusiera en enero una reducción de los pagos extras que reciben por estas actividades. Los profesionales pasarán de cobrar entre 200 y 300 dólares a entre 100 y 225, bastante por encima del salario mínimo, que es de 18 dólares.

“Se están reestructurando sectores en la sociedad”, destacó en la televisión oficial el principal comentarista económico del país, Ariel Terrero, quien agregó: “Se van formando de manera rápida sectores de distintos ingresos”.

Terrero identificó cuatro grupos según sus ingresos: bajo -en el que se encontrarían los empleados públicos y los jubilados, que representan 40% de la población-, medio, medio alto y alto. Según sus estimaciones, el nivel más alto está integrado por cuentapropistas y por cubanos que reciben remesas desde el extranjero: “Estamos hablando de un área que no es pequeña aunque no es la mayoría todavía”, señaló.

Dijo también que a estos cambios en los niveles de ingreso se debe en parte el aumento de alrededor de 20% de los productos de consumo, y alertó que va a haber “muchos cambios en los niveles de ingreso de la sociedad, de los trabajadores, y en las estructuras de precios o tendencias de precios”. Advirtió que es necesario que el gobierno busque modalidades para que todos puedan acceder a los productos de consumo, aunque eso no impedirá que las diferencias en ingresos se traduzcan rápidamente en diferencias sociales que se acentuarán en los próximos meses.