Las encuestas indican que la victoria de las internas del gobernante Likud será del primer ministro Benjamin Netanyahu, quien cuenta con una popularidad tal que ninguno de los principales dirigentes del partido se animaron a postularse para competir con él.
Quien sí se postuló fue Moshe Feiglin, representante del sector más radical del Likud y cercano al movimiento de los colonos judíos. Entre sus propuestas, Feiglin incluye la de pagarle a los palestinos a cambio de que abandonen Cisjordania y la Franja de Gaza, para que Israel pueda adueñarse de los dos territorios. Feiglin lidera un sector que en 1995 bloqueó las carreteras en todo el país en protesta contra un acuerdo parcial de paz con los palestinos y se opone a las actuales negociaciones. Sus ideas cuentan con cierto respaldo dentro del partido, pero no el suficiente como para arrancarle la victoria a Netanyahu, como tampoco lo logró en las pasadas internas de 2007, en las que también se enfrentaron.
Pese a la certeza de que el primer ministro sería quien festejaría cuando se conocieran los resultados, la incertidumbre radicaba en la diferencia de votos que obtendría, es decir, qué respaldo lograría en su propio partido. El principal objetivo de Netanyahu era lograr la misma cantidad de votos -o incluso más- que en 2007, cuando obtuvo 73,2%.
Sin embargo, allegados al primer ministro reconocieron que le preocupa que una baja participación en los comicios lleve a que los resultados de Feiglin se inflen, dando la impresión de que Netanyahu es demasiado blando para los simpatizantes de su partido.
Para reducir esa posibilidad el primer ministro realizó ayer por la mañana dos anuncios a los colonos que viven en los territorios ocupados: se incentivará económicamente a quienes se muden a decenas de colonias en Cisjordania y se legalizarán algunos enclaves declarados ilegales, informó la agencia de noticias AP.
Segundas intenciones
Las formaciones políticas israelíes deben convocar a elecciones legislativas con una distancia de al menos seis meses de la fecha de las elecciones nacionales para poder participar en ellas. Esos líderes electos son los posibles primeros ministros, y será elegido el que tenga más respaldo en el Parlamento.
La decisión de anticipar las elecciones del Likud abrió la puerta a especulaciones de que Netanyahu aprovecharía la alta popularidad que tiene en estos momentos para llamar a elecciones este año, alrededor de noviembre, cuando Estados Unidos elige presidente.
Netanyahu y sus dirigentes cercanos, informó The Jerusalem Post, consideran que una victoria electoral fortalece la postura del gobierno israelí en el conflicto con los palestinos, y le permitirá encontrarse mejor parado para el caso de que si el presidente estadounidense, Barack Obama, es reelecto aumente la presión para que Israel ceda en esas negociaciones.