La empresa Strategic Forecast Global Intelligence fue fundada en 1996. Aunque ése es su nombre, se la conoce más por el acrónimo Stratfor o más recientemente como “la CIA en las sombras”.

Nació con dos premisas fundamentales: la confidencialidad de las fuentes y el anonimato de sus clientes, ambas golpeadas en la reciente filtración de comunicaciones internas de la firma que divulgó WikiLeaks. Cuenta con miles de informantes en todo el mundo y entre sus abonados figuran empresas, embajadas, cancillerías y entidades públicas.

A cambio de un pago anual de hasta 40.000 dólares, los clientes reciben informes semanales o mensuales sobre economía, conflictos internacionales y asuntos políticos, así como previsiones y análisis geopolíticos y geoeconómicos.

Stratfor se califica como una “casa de análisis” que obtiene y procesa información para venderla. Los medios utilizados por la empresa para obtener información no eran secretos antes de que fueran publicados los correos: tienen informantes que envían sus “secretos” a los trabajadores de la firma, quienes los reenvían a los analistas de la sede de Stratfor en Texas, adjuntando un informe sobre la credibilidad de la fuente y la información. El material es reunido temáticamente y son los analistas los que establecen cómo manejar los datos.

La edad de esos analistas es de unos “veintialgo”, según un informe publicado en 2001 por la revista Barron’s, uno de los más completos que se realizaron cuando la empresa ganó visibilidad tras los atentados del 11 de setiembre de ese año. George Friedman -fundador, ideólogo y máximo responsable de Stratfor- dijo a la revista que él los recluta jóvenes, ingeniosos, agresivos e intelectualmente poco convencionales, y no a partir de sus credenciales académicas comunes.

El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, que tiene información de un paquete de cinco millones de correos (hasta ahora se han publicado unos cientos), declaró que según lo que se ve en ellos, Stratfor cuenta entre sus clientes con muchas empresas privadas relacionadas al Ejército estadounidense, así como a varios entes gubernamentales. Se mostró muy crítico con que no haya ningún tipo de control oficial sobre las actividades de la empresa.

De hecho, Carlos Enrique Bayo, el director de la sección internacional del diario español Público, uno de los medios que accedieron a los correos que filtró WikiLeaks, dijo en conferencia de prensa que la mayor parte del dinero que recibe Stratfor procede de fondos públicos.

La base de datos de Stratfor también cuenta con cientos de informes reservados de grandes corporaciones como Goldman-Sachs o la agencia antidrogas estadounidense DEA, que han contratado sus servicios para trabajos específicos.

La actividad de Stratfor no se reduce al análisis de la información que recibe de las fuentes, también hace trabajos por encargo. Uno de los ejemplos citados por Público es el de la empresa Dow Chemical. Una de sus filiales fue responsable de un vertido de gases tóxicos en India que mató a más de 3.000 personas en 1984. Cuando el año pasado se supo que sería patrocinador de los Juegos Olímpicos de Londres de este año organizaciones civiles comenzaron una campaña para boicotearla. Stratfor fue contratada por Dow Chemical para que le hiciera informes diarios sobre la actividad de esos grupos.

En el marco de estos trabajos por encargo, Stratfor incursiona en prácticas más similares a las de espionaje, como en el caso de Coca-Cola, que le pagó para que espiara y consiguiera información sobre la organización de activistas PETA (Personas por el Tratamiento Ético de los Animales), que hizo una campaña en su contra. El cerebro de Stratfor, Friedman, indica en uno de sus correos a todos los empleados: “Si crees que una fuente tiene valor, la tienes que tener bajo control. Eso significa controlarla económica, sexual o psicológicamente”.

Sin embargo, argumenta Friedman, la mayoría de la información a la que recurren es pública. Con analistas que manejan no sólo varios idiomas, sino también dialectos locales, revisan los diarios de todos los países del mundo, reúnen datos, los vinculan con otras informaciones, le suman algún informe previo o lo revelado por algún informante, y emiten un reporte, muchos de los cuales están disponibles en su página web.

Visibilidad

Stratfor comenzó a ser más conocida cuando en 1999 se adelantó a los medios de comunicación y reveló que la OTAN atacó a propósito la embajada de China en Belgrado, en el marco de la guerra contra Kosovo. Friedman contó a la revista Barron’s que demostraron que no fue un error el misil que cayó sobre la sede diplomática, como había argumentado Estados Unidos, sino que fue un ataque adrede por el involucramiento de China en el enfrentamiento armado. Esa visibilidad inicial creció cuando muchas de sus predicciones se fueron cumpliendo, en particular las políticas y económicas.

Ayer Stratfor apareció ligada a otra noticia. La Fiscalía de Nueva York anunció que seis integrantes del grupo de activistas hackers Anonymous fueron acusados ayer de actos de sabotaje contra empresas e instituciones públicas. Uno de ellos, detenido el lunes en Chicago, es sospechoso de ser uno de los responsables del robo de los correos de Stratfor y podría enfrentar, por ése y otros delitos, condenas de diez a 20 años de cárcel.