El presidente sirio, Bashar al Assad, intenta no cometer los mismos errores que el fallecido gobernante de Libia Muamar Gadafi; por ejemplo, no utiliza ataques por aire contra la oposición para evitar que se disponga una zona de exclusión aérea, como la OTAN estableció en Libia. Pero los opositores a Al Assad sí buscan seguir los pasos que dieron los rebeldes libios, que hoy están en el poder, y éstos se muestran deseosos de ayudarlos.

Los ahora gobernantes libios anunciaron que enviarán 100 millones de dólares en ayuda humanitaria a los opositores sirios y les permitirán abrir una oficina en su territorio. Libia es el único país que reconoce al opositor Consejo Nacional Sirio como autoridad legítima, y lo hace desde octubre. El portavoz del gobierno libio, Mohammed al Harizy, dijo en conferencia de prensa que falta determinar cómo se enviará la ayuda y señaló que los libios también deberían donar y “apoyar la revolución siria en la arena internacional”, informó la agencia de noticias Reuters. Otro país que podría enviar ayuda a la oposición siria es Israel. El tema será evaluado por el Parlamento de ese país, que ha mantenido enfrentamientos con la Siria gobernada por Al Assad y su padre, Hafez al Assad. El legislador israelí Isaac Herzog aseguró que habló con opositores sirios que le manifestaron que quieren ser “amigos” de Israel y cambiar en ese sentido la política exterior de su país, informó el diario israelí Yedioth Aharonot. Pero en terreno nacional la situación de los opositores sirios es cada vez más complicada. Ayer, fuerzas de elite dirigidas por el hermano de Al Assad ingresaron a la ciudad de Homs, que está bajo asedio hace más de 25 días. El Comité Internacional de la Cruz Roja alertó que ya no podía brindar asistencia a los rebeldes en el barrio Baba Amro, donde se concentraban los enfrentamientos, y horas después el gobierno anunció que recuperó el “control total” de ese lugar. De Homs lograron salir los periodistas occidentales que habían quedado atrapados en la ciudad, luego de que dos colegas murieran en el bombardeo a la casa que funcionaba como centro de prensa. Según informó la agencia Efe, en los últimos días lograron llegar a Líbano un periodista británico, uno español y dos franceses, uno de ellos Edith Bouvier, quien sufrió heridas en los ataques. El Ejército Libre Sirio -una especie de brazo armado de los opositores compuesto en su mayoría por desertores de las Fuerzas Armadas sirias- comunicó que puso en marcha una “retirada táctica” del barrio Baba Amro. En paralelo, desde París, dirigentes del Consejo Nacional Sirio anunciaron la creación de un comité militar de defensa que organizaría la resistencia armada y gestionaría “fondos y operaciones”, además de intentar organizar la entrada de armas en el país -sin señalar de qué procedencia-. Mientras las señales de un crecimiento de la violencia aumentaban, el Reino Unido cerró su embajada y el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) condenó a Siria por violaciones que podrían considerarse crímenes contra la humanidad -con los votos en contra de Rusia, China y Cuba-. Desde la ONU también se instó a las autoridades sirias a que dejen ingresar al país a sus enviados, especialmente a su ex secretario general Kofi Annan, recién nombrado enviado especial de la organización y de la Liga Árabe para Siria. Quien dirigió la ONU entre 1997 y 2006 se está reuniendo en Nueva York -también con los representantes de Siria ante la ONU- para informarse a fondo sobre esta crisis, y viajará el miércoles a El Cairo para reunirse con dirigentes de la Liga Árabe. Desde allí, espera viajar a Siria “bastante pronto”.