La ultraderecha francesa y su partido, el Frente Nacional (FN), que por primera vez presentó como candidata a la presidencia a Marine Le Pen, la hija de su fundador, logró el mejor resultado de su historia en las elecciones de ayer. Obtuvo 18,01% de los votos, según las estimaciones parciales del Ministerio del Interior conocidas al cierre de esta edición. La candidata recibió más apoyo que su padre, Jean-Marie, en 2002, cuando accedió al balotaje contra el conservador Jacques Chirac. Este resultado marcó uno de los desaciertos de las encuestadoras, que le daban un apoyo mucho menor a Le Pen. Los franceses también desafiaron las estimaciones de escasa participación: más del 80% de los 44 millones de habilitados votó en esta primera vuelta.
Al tiempo que llegaron los primeros resultados comenzaron los cálculos para el balotaje, que verá enfrentarse al presidente saliente, el derechista Nicolas Sarkozy, de la Unión por un Movimiento Popular, que obtuvo 27,08% de los votos, y al socialista François Hollande, el más votado ayer, con 28,63% de respaldo.
Varias encuestadoras publicaron sondeos minutos después de que se levantara la veda electoral y anunciaron una amplia victoria para el candidato opositor en el balotaje.
Hollande no esperó mucho antes de comenzar a atacar a su rival. En su discurso de anoche estimó que la primera posición que le dieron los electores “es un honor” para él y que el segundo lugar del presidente que compite por la reelección es una “sanción”. Más tarde dijo a la prensa que es “histórico” que un presidente saliente llegue a la segunda vuelta sin haber sido el más votado en la primera.
Además, acusó a Sarkozy de ser “doblemente responsable” de la buena votación del FN. El candidato socialista opinó que el éxito de Le Pen se debe “al discurso” de Sarkozy “en los últimos meses”, que “banalizó” las ideas de ultraderecha y también al “país que deja después de un quinquenio que agudizó las broncas, las inquietudes y las frustraciones”. La gran mayoría de los votantes de Le Pen apoyará a Sarkozy en el balotaje, según las encuestas, aunque la candidata no dio directivas al respecto.
Sarkozy llamó en su discurso de anoche a “quienes ponen el amor a la patria por encima de las consideraciones partidarias” a votarlo en la segunda vuelta, lo que fue interpretado como una guiñada al FN. Además, pidió tres debates con Hollande, en lugar de uno, como es la tradición entre las dos vueltas. Pero Hollande le contestó: “No vamos a cambiar la organización porque tenga un mal resultado”.
Un sondeo realizado por la empresa consultora CSA arrojó que votará por Hollande 91% de los votantes del candidato del Frente de Izquierda, Jean-Luc Mélenchon, 84% de los de la ambientalista Eva Joly, 40% de los del centrista François Bayrou y 27% de los de Le Pen.
Mélenchon, con 11,13% de los votos, no alcanzó el objetivo de robarle el tercer puesto a Le Pen, pero su cuarto lugar era impensable hace unos meses, cuando las encuestas le daban 6% de intención de voto. Anoche se felicitó por haber “concentrado” su campaña en contra de la extrema derecha, porque de lo contrario “quizá el resultado [...] hubiera sido aún más alarmante”. Además, sin nombrar a Hollande, dijo que “no hay nada que negociar” y llamó a sus seguidores a que “se unan el 6 de mayo para ganarle a Sarkozy” y que “no pidan nada a cambio”.
El quinto candidato, Bayrou (9,11%), sufrió una caída desde su tercer puesto de 2007. Tampoco marcó posición a sus seguidores para la segunda vuelta, a pesar de las señales que le lanzaron tanto Sarkozy como Hollande. Se maneja la posibilidad de que ambos candidatos puedan ofrecerle el cargo de primer ministro, pero Bayrou dejó entender que no aceptaría.
La candidata de Europa-Ecología Los Verdes, Eva Joly, llegó sexta con 2,27% de los votos, siempre según las cifras provisorias del Ministerio del Interior. Dijo, “a quienes se dejaron engañar” por el FN, que “se equivocan de bronca”, y llamó a votar por Hollande para “construir una nueva mayoría entre socialistas y ambientalistas”, como lo prevé el acuerdo que le reserva a su partido hasta 20 bancas de diputados si ganan los socialistas.