Las FARC ya no tienen rehenes de notoriedad pública: los 405 que siguen retenidos bajo su control en la selva, según informó el diario colombiano El Espectador, son víctimas anónimas de secuestros extorsivos. “Aún hay cientos de personas cautivas que el grupo [las FARC] debe liberar si realmente pretende que la sociedad colombiana confíe en su anuncio de proscribir el secuestro como arma de guerra”, manifestó ayer a El Espectador la directora ejecutiva de la Fundación País Libre, Olga Gómez.
Sin embargo, el país aguardó, expectante, el anuncio de la llegada de los diez últimos policías y militares liberados en un helicóptero -prestado por el gobierno brasileño- en el aeropuerto Vanguardia en la ciudad colombiana de Villavicencio, en el departamento de Meta.
Cuando esto se cumplió, “se dio un paso importante”, destacó en diálogo telefónico con la diaria el diputado uruguayo del Espacio 609 Ruben Martínez Huelmo, que integró la delegación del CCP. Según Martínez, Piedad Códoba informó tras la liberación que las FARC ratificaron su compromiso de no practicar más secuestros extorsivos.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, dijo anoche que su gobierno “valora en toda su dimensión” el gesto unilateral de las FARC y lo calificó de “un paso en la dirección correcta”. Pero agregó que “no es suficiente” porque Colombia y el mundo reclaman la libertad de todos los secuestrados civiles.
Se había anunciado que la liberación se haría entre ayer y mañana, pero finalmente concluyó en un solo día, algo que el legislador uruguayo atribuyó a un “gesto de buena voluntad” por parte de la guerrilla.
Martínez integró la comitiva del CCP que acompañó a los familiares durante la espera en el aeropuerto. Estuvo presente, junto con la diputada suplente por Rocha, Sandra Lazo (MPP), también en el momento en que se enteraron de que los diez recuperarían la libertad en la misma ocasión, noticia que generó una “ovación”, y durante el emotivo reencuentro de ellos con sus familiares. Los dos legisladores estuvieron en Colombia en representación del Frente Amplio y de la senadora Lucía Topolansky, que había sido invitada.
Los liberados aparentaban un buen estado de salud. Viajaron anoche en ómnibus junto con sus familiares hacia Bogotá. Según Martínez, durante el tiempo que insumió el operativo, “predominó el aparato policial”, ya que toda la delegación y los familiares estuvieron sometidos a un estricto protocolo establecido por razones de seguridad.
Los familiares se quejaron de no tener permiso para bajar a la pista a recibir a sus seres queridos, pero por lo menos lograron que se despejaran los ventanales del segundo piso del aeropuerto para así poder ver la llegada del helicóptero.
La ex senadora Piedad Córdoba, la directora de la Casa de la Mujer, Olga Amparo Sánchez, y dos representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja, que coordinó el operativo, viajaron ida y vuelta en el helicóptero que trajo de la selva a los ex rehenes, que se encontraban en esa situación desde 1998 o 1999.
Espera en la selva
Los militares liberados son Luis Alfonso Beltrán Franco, Luis Arturo Arcia, Robinson Salcedo Guarín y Luis Alfredo Moreno Chagüeza, y los policías, Carlos José Duarte, César Augusto Lasso Monsalve, Jorge Trujillo Solarte, Jorge Humberto Romero, José Libardo Forero y Wilson Rojas Medina.
Martínez relató que, según dijo Córdoba al volver al aeropuerto, antes de recuperar a los rehenes que estaban separados en dos grupos tuvieron que esperar “un rato largo en la selva porque no había punto de contacto”. Esta liberación con fuerte peso simbólico ocurre en un contexto particular; se vienen dando importantes combates entre las fuerzas armadas colombianas y las FARC. La semana pasada el Ejército anunció la muerte de 36 guerrilleros y cuatro capturas en el mismo departamento de Meta. Martínez destacó el hecho de que una organización opositora al gobierno colombiano como es el CCP cumpla un rol que “permita a Colombia seguir progresando hacia la paz”.
En este contexto, el mandatario colombiano agradeció a Brasil, a la Cruz Roja y a “todas las mujeres” que participaron en esta misión humanitaria, sin hacer referencia a Córdoba ni a su organización. Y aclaró que la paz es un asunto interno y exclusivo de Colombia y que su manejo sólo corresponde al presidente. Por lo tanto, dijo, sólo cuando “lo considere” oportuno, se iniciará un proceso de paz, pero que, de momento, mantiene su determinación de seguir aplicando “toda la firmeza” contra los violentos y los grupos ilegales.