-¿Cómo recibieron el resultado?

-Estamos encantados, aunque no es del todo una sorpresa para nosotros. Esto nos pone en el lugar de tercera fuerza política, lejos por delante de quienes nos siguen [el Frente de Izquierda, que postuló a Jean-Luc Mélenchon y obtuvo 11,11% de los votos], y además con importantes perspectivas de futuro. Para las legislativas [previstas para el 10 y el 17 de junio] me parece que hay una gran apuesta que hacer, sobre todo en ciertas circunscripciones que podrían permitir que ingresen diputados del FN a la Asamblea Nacional.

-¿Cómo explican esta votación histórica para el FN?

-En primer lugar, la traición de [Nicolas] Sarkozy hizo que muchos electores nos apoyaran. Pero, además, los franceses se dan cuenta de a poco de que todo lo que se dijo sobre el FN -entre otras cosas, sobre su falta de credibilidad política- era mentira. Hay un programa, pusimos ideas sobre la mesa respecto de las cuestiones europeas y la inmigración, que fueron retomadas por ciertas fuerzas políticas. Pienso en particular en la UMP [Unión por un Movimiento Popular, de Sarkozy]. Pero incluso el Partido Socialista durante sus primarias trató el asunto del proteccionismo y la crítica de la globalización, algo que hacía tiempo que no se veía.

-¿Cree que presentar como candidata a Marine Le Pen en lugar de su padre, Jean-Marie Le Pen, el líder histórico del FN, mejoró la convocatoria?

-Probablemente. Marine está más adaptada a su época. Creo que hay un sentimiento de identificación con ella que atrajo a más votantes. De todas maneras, estoy seguro de que generó una dinámica en torno a su persona bastante impresionante y creo que eso ayudó.

-¿El FN fue favorecido por la crisis?

-No nos favoreció la crisis. Nosotros sencillamente formamos parte de quienes denunciaron los efectos de esta globalización liberal, cuya devastación se ve ahora. Pienso, por ejemplo, en el poder bancario y de las finanzas que dejaron emerger, y que se volvió incontrolable. Era inevitable que esos excesos llevaran a una crisis. No nos beneficiamos de la crisis, nos beneficiamos de nuestro discurso, que en su momento no tenía crédito y que hoy lo tiene.

-¿Quiénes son los votantes del FN?

-Es muy difícil determinarlo. Objetivamente es el pueblo. Están los marginados y los olvidados y también hay personas a las que les va mejor pero son conscientes de que les puede ir mal mañana (trabajadores de cuello blanco, jefes de pequeñas empresas, mandos medios, etcétera), porque sufren las leyes de la globalización salvaje cada día y piensan en sus prójimos. Son personas que temen por su futuro, por el de su gente y por su país, por el civismo, por su identidad, y que defienden su amor por la nación.

-¿Qué le responde a Sarkozy, que llamó a votar por él a quienes ponen su “amor por la nación” por encima de los partidos?

-Le respondemos que nunca nos va a engañar.

-¿No van a dar directivas de voto para la segunda vuelta?

-Marine va a dar una el 1º de mayo en la plaza de la Ópera [en París] durante su tradicional discurso [de esa fecha]. Creo que su consigna será la de no votar a nadie. Somos libres de hacer lo que queramos ante la urna, aunque no nos dejamos engañar: sabemos que ninguno de los candidatos del poder establecido nos va a satisfacer.

-¿Y usted? ¿A quién va a votar?

-Me voy a abstener.

-El FN está entre los partidos preferidos de los jóvenes franceses. ¿Por qué?

-La primera razón es que rechazan el sistema político establecido: conocieron a la UMP, conocieron al Partido Socialista en el poder y nunca vieron su vida mejorar. Cuando hay una tasa de 
desempleo juvenil de 25%, una deuda colosal, cabe preguntarse si dejamos que ocurra la catástrofe o si cambiamos el sistema de forma radical. Los jóvenes están más expuestos que los demás al desempleo, la inseguridad, la inmigración, la crisis de identidad francesa. La juventud es la franja de población que tiene más tiempo de vida por delante pero que no ve perspectivas y su horizonte se nubla día a día. Necesita que le hablen de valores y que le prometan un futuro muy diferente.