Portugal fue “rescatado” por la Unión Europea hace un año. El préstamo millonario que salvó su sistema financiero tenía como contrapartida la aplicación de fuertes medidas de austeridad. La realidad muestra que si bien se salvó la estabilidad financiera, la situación económica de la población no mejoró. En el año que siguió al rescate, 100.000 portugueses se quedaron sin trabajo y se estima que otros 40.000 perderán su empleo, mientras que el gasto y la inversión del Estado se redujeron en forma drástica. Además, aumentaron mucho los impuestos. Sobre todo el IVA y con él la energía, el gas, los alimentos, entre otros muchos productos.

El transporte público subió en promedio 15% y los funcionarios y los jubilados perdieron parte de sus compensaciones. Además varios medios alertaron, cuando se cumplió un año del rescate, el 6 de abril, sobre la catastrófica situación del sistema de salud pública. En el caso de los jubilados que viven en zonas aisladas del interior del país, se combinan sus bajos ingresos con las dificultades de transporte para llegar a centros de salud alejados. “En algunos casos, las personas mayores no tienen otra opción que dejar de atender su salud para vivir”, dijo al periódico portugués Público un enfermero de la emergencia pública, Pedro Rabaça. El médico ucraniano Denis Pizhin, que trabaja en zonas rurales de Portugal, dijo a ese diario que los turistas y los habitantes de Lisboa “tienen la sensación de estar en África” cuando van a las urgencias de algunas zonas del país, por la falta de medicamentos y de equipos médicos.

Portugal tiene un salario promedio mucho más bajo que el resto de los países europeos, pero sus precios son los mismos que en los otros. A esto se sumó el reciente anuncio del gobierno de que quedó suspendida hasta 2014 la posibilidad de jubilarse de manera anticipada.

Luis Andrade, un joven que trabajó como operador telefónico durante dos años, y que desde hace meses forma parte del 35% de los jóvenes menores de 25 años que no tienen trabajo, dijo a la agencia de noticias Efe: “Estoy haciendo un curso de formación, pero si no encuentro nada, no puedo descartar irme al extranjero. No quiero quedarme en casa de mis padres toda la vida”. Ésa es otra consecuencia de la situación portuguesa: los jóvenes se van. En un año, 150.000 portugueses se fueron del país, la mayoría con diplomas bajo el brazo. También los inmigrantes se van.

“Veo muy negro el panorama, y los políticos no tienen sensibilidad”, dijo a esa agencia Luis, un operario industrial de 48 años, desempleado de larga data, que tiene una hija a cargo, pero sólo cobra un subsidio de 100 euros por mes.

Aquellos claveles

En este marco fue que el semanario local Visão tituló su última edición “¿Necesitamos un nuevo 25 de abril?”. Para protestar por la situación que vive la población del país, los capitanes portugueses de la Revolución de los Claveles, quienes en la madrugada del 25 de abril depusieron al dictador Marcelo Caetano, sucesor de António Salazar, y a los militares que gobernaban el país desde hacía 50 años, resolvieron no concurrir a los festejos oficiales por el aniversario de su hazaña y prefirieron manifestar en la calle.

Ayer de mañana los capitanes no asistieron a la conmemoración del aniversario, y su decisión dividía a los políticos portugueses desde hace días. Varias personalidades de peso en la izquierda portuguesa decidieron no asistir a los actos para apoyar así la protesta de los militares demócratas y manifestar su desaprobación ante la actual política del gobierno del conservador Pedro Passos Coelho.

El líder de la Asociación 25 de Abril, de los capitanes de la Revolución de los Claveles, Vasco Lourenço, dijo en un comunicado: “Las medidas y los sacrificios impuestos a los ciudadanos sobrepasan los límites de lo soportable”. En el texto agregó que “el rumbo político protege los privilegios, agrava la pobreza y desvaloriza el trabajo”, y consideró que Portugal “no ha sido respetado como un igual, en la construcción institucional común, en la Unión Europea”.

La asociación considera que el país “está siendo tratado con arrogancia por los poderes externos”, en referencia a la Unión Europea, al Banco Central Europeo y al Fondo Monetario Internacional, que impusieron el calendario de ajustes y recortes. Esto fue aceptado por el gobierno del socialista José Sócrates y hoy es aplicado por Passos, que asegura que la situación mejorará el año que viene gracias a la política de austeridad.

Para Passos, quienes faltaron a los actos “buscan protagonismo”. Entre ellos se cuentan el ex presidente portugués Mário Soares y el escritor e histórico dirigente socialista Manuel Alegre. “Celebrar el 25 de abril sin aquellos que lo hicieron no tiene el mismo sentido”, dijo Alegre.

Durante la ceremonia en el Parlamento, el jefe de Estado, Aníbal Cavaco Silva, dijo a los portugueses: “Sepan valorizar la imagen del país en el exterior porque es la condición esencial para recuperar la credibilidad internacional”.