Se había anunciado que el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, enviaría una carta al primer ministro israelí, e incluso se conocía algo de su contenido: pediría una definición rápida acerca de las condiciones que exigen los palestinos para retomar el diálogo bilateral, que se interrumpió en 2010. La entrega de la misiva estaba prevista para ayer, cuando se reuniría una comisión palestina liderada por Fayad y otra israelí, con Netanyahu al frente.

Pero los gobiernos no eran los únicos que tenían agendadas actividades para ayer, cuando se conmemoraba el Día del Prisionero. Con motivo de esa fecha, en las cárceles israelíes los presos palestinos comenzaron a rechazar sus platos de comida. Según Israel, son 1.200 reclusos que comenzaron una huelga de hambre; pero los palestinos aseguran que mantienen la medida unos 1.600 presos de los 4.699 que están en cárceles israelíes. Otros 2.300 se unieron a la huelga sólo por la jornada de ayer, para conmemorar la fecha. El presidente de la Asociación de Prisioneros Palestinos, Qadura Fares, aseguró a la agencia de noticias Efe que más presos se sumarán a la medida en los últimos días.

El punto principal de los reclamos es que se terminen las detenciones administrativas -arrestos sin presentación de cargos ni juicios que pueden prolongarse indefinidamente- y las penas de aislamiento. Los presos también reclaman que se conceda a sus familiares permisos para que puedan visitarlos, además de mejores condiciones de reclusión.

No sólo por un día

Antes de la jornada de ayer diez presos palestinos mantenían una huelga de hambre, algunos por más de 40 días. Esta medida se ha convertido en una de las principales herramientas de lucha de los presos, en especial desde que algunos casos han tenido resultados positivos.

Uno de ellos fue el de Hana Shalabi, que estuvo 44 días sin comer antes de que la liberaran. Ella era una de las 320 personas que estaban presas sin cargos en su contra y sin saber oficialmente por qué continúan detenidos. Shalabi era una reincidente: en 2009 la detuvieron y permaneció más de dos años sin acusación formal, fue liberada en el canje de prisioneros palestinos a cambio del soldado israelí Gilad Shalit, en octubre, y en febrero fue detenida otra vez hasta su liberación, la semana pasada.

Shalabi, al igual que muchos de los presos en su condición que son excarcelados, fue condenada a tres años de exilio en la Franja de Gaza. El mismo castigo sufrieron muchos de los presos provenientes de Cisjordania que fueron liberados en el canje de octubre, y también Jader Adnar, que sería liberado ayer tras 66 días de huelga de hambre. “Como Gaza es una entidad terrorista, un terrorista más o menos no supone un gran cambio. Además en Gaza no hay israelíes a los que puedan atacar”, dijo el portavoz de Netanyahu, Ofir Gendelman, en declaraciones al diario español El País.

Debido a la cantidad de liberados, el gobierno de la Franja de Gaza planea construirles una ciudad, “con todas las facilidades”, en la que “cada ex preso tendrá un pedazo de tierra en el que podrá construir como quiera” y en la que contarán con “una escuela, una mezquita...”. Así lo dijo el portavoz de ese gobierno, Taher al Nunu. Agregó que quienes sean liberados y no cuenten con el patrocinio de alguna formación política o armada recibirán un salario del gobierno, porque después de décadas en la cárcel las autoridades no se muestran muy optimistas sobre su eventual búsqueda de trabajo.

Afuera también

Las iniciativas en las cárceles de Israel no fueron aisladas. Miles de personas se reunieron en Gaza y varias ciudades cisjordanas en apoyo a los presos, e incluso hubo manifestaciones fuera de fronteras, en otros países de la región. Las conmemoraciones permitieron incluso que, como demostración de unión, se ondearan banderas de la formación Al Fatah, que gobierna Cisjordania, en Gaza, donde gobierna su rival político, Hamas.

Las repercusiones fueron tales que aquella reunión que mantendrían los jefes de gobierno israelí y palestino no se realizó como estaba previsto. Fayad no se presentó, probablemente para evitar que su imagen se relacionara con concesiones a Israel en una jornada como la de ayer, y en su lugar fue el jefe de los negociadores palestinos, Saeb Erekat, el que entregó la carta a Netanyahu.