Ayer de mañana fueron trasladados 196 reclusos al Penal de Libertad, 40 a La Tablada y 48 a Punta de Rieles, y hubo reubicación de varios dentro del Comcar. Afuera, sobre la ruta 1, un centenar de familiares no sabían quiénes habían sido trasladados y reclamaban información. Una veintena de ellos estaban allí desde la tarde del miércoles, y habían permanecido toda la noche pese al frío y la lluvia.

Otros controles

Mujica se reunió ayer con el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, y el de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, y ordenó que se aplique la ley votada en 2010 que permite que efectivos militares controlen el acceso a las cárceles, en particular, sobre los propios funcionarios policiales. “Que quede claro que para los familiares no habrá revisación, va a haber de todo lo demás”, dijo Mujica. “Buscamos seguridad, el espíritu santo no entró una pistola, eso entra por la puerta. No se puede acusar al bardo, pero en un cuerpo tan grande puede haber picaduras”, agregó. Para el Instituto de Estudios Legales y Sociales del Uruguay la medida“denota” que a las autoridades les preocupa el control de los establecimientoss y no las “condiciones infrahumanas” de los reclusos.

En la mañana algunos familiares cortaron por unos minutos la ruta, y sobre las 15.00 la escena se repitió. Otros preferían esperar: “Cuanto más relajo peor, ese corte no sirve de nada y las represalias después van para ellos”, decía un padre, mientras señalaba el Comcar. Según la información que manejaban, a través de contactos con algunos reclusos, la noche del miércoles los 1.160 presos de los módulos 4 y 5 durmieron en el piso de los patios del módulo 8 -“los colchones llegaron hoy”, decían-, con una frazada cada tres, y en su mayoría a la intemperie. Si bien el Ministerio del Interior (MI) había anunciado la entrega de 1.200 mantas y lonas a modo de “refugio”, los familiares aseguraban que las lonas no llegaron, y que los presos estaban “empapados” y “a palo”.

Entre los familiares -la mayoría madres, esposas y hermanas-, había preocupación, sobre todo ante una posible derivación a Libertad. “Mi marido acá está trabajando, y si se lo llevan al Penal no sé si pierde todos los beneficios”, contó una muchacha, que esperaba información. También había madres: “Del mío no sé nada desde el viernes, que ingresó [al Comcar]. Cayó justo en el [módulo] 4, y no sé nada todavía”, decía una, “nosotros hablamos ayer con él, estaba durmiendo en el piso, en el 8”, contaba un padre.

Mientras algunos cortaban la ruta, una funcionaria salió desde el cerco ubicado en el camino Basilio Muñoz -que lleva al Comcar y que estaba custodiado por unos 30 policías-, entregó unas hojas a una de las mujeres que esperaban y se fue. A gritos se corrió que era “la lista”, y las 100 personas se agolparon para intentar escuchar los nombres de los trasladados al penal de Libertad.

Gabriela Fulco, asesora del MI, informó a la diaria que allí se alojaron reincidentes que habían cometido delitos graves. Reconocer en la lista a un familiar era mala noticia: tras la lectura de los 196 nombres algunos se fueron y otros se dirigieron al Comcar, donde se habilitarían las visitas. Luego de recorrer -la mayoría caminando, algunos en moto y pocos en autos- el trayecto hasta la puerta de la cárcel, custodiada por una guardia del grupo Antidisturbios de la Republicana, un policía salió a informar que sólo se recibirían paquetes para los reclusos de los módulos 1, 2, 3, 6, 7 y 9. Quienes estaban en el patio no recibirían nada.

Eso generó diferencias entre los familiares. “La visita es para todos o para nadie, ¡bagayos!”, les gritaban a quienes entregaban bolsas con comida, yerba o cigarros. Algunos esperaron en la puerta que se diera a conocer la lista de los otros realojos, divulgada más tarde. Para la noche los familiares ya se habían ido.

Para el comisionado parlamentario, Álvaro Garcé, los esfuerzos del MI fueron “muy grandes”. Descartó maltratos físicos en los patios del módulo 8, y aseguró que el traslado al penal de Libertad se hizo en forma “ordenada”. Respecto a la comida, dijo que se había entregado y que hubo presos que la rechazaron, así como a las lonas. Fulco aclaró que hoy se continuará con los realojos, y que las visitas se regularizarán “en estos días”.