La misión de la OTAN en Libia estaba destinada a proteger a los civiles de las fuerzas de seguridad del gobierno de Muamar Gadafi, pero una investigación revela que en ocho ataques de la alianza murieron 72 civiles. Uno de esos ataques, en agosto de 2011, tuvo como blanco dos complejos residenciales en los que murieron 34 civiles, y según un estudio de Human Rights Watch (HRW) no había un claro objetivo militar que lo justificara.

La organización civil denunció ayer esa situación con la publicación de un informe. Su principal autor, el asesor especial de HRW, Fred Abrahams, reconoció que la OTAN “dio pasos importantes para reducir al mínimo la cantidad de muertes de civiles durante la campaña en Libia”. Sin embargo, alertó que es necesario investigar por qué murieron 72 civiles en el período comprendido entre marzo y octubre de 2011. Abrahams señala: “Los ataques sólo están permitidos contra objetivos militares, y en algunos incidentes aún subsisten serios interrogantes sobre cuál fue exactamente el objetivo de las fuerzas de la OTAN”; al no haberse identificado un objetivo militar claro, se podría estar “ante posibles transgresiones del derecho de guerra que deberían ser investigadas”.

El comunicado emitido por HRW puntualiza que los ocho lugares que fueron bombardeados y que están incluidos en el informe eran residenciales y que en siete de ellos no se observó ningún indicio que permitiera señalarlos como objetivos militares válidos. En el octavo lugar, donde murieron tres mujeres y cuatro niños, el objetivo podría haber sido un oficial militar libio.

Consultada por HRW, la OTAN aseguró que los sitios eran “centros de comando y control” o “bases de operaciones militares”, sin dar más información. Ayer la OTAN respondió con un comunicado en el que aseguró que la campaña en Libia fue conducida “con cuidado y precisión sin precedentes” con “un sólido servicio de inteligencia” y munición teleguiada, con estudios sobre los objetivos para ver las mejores condiciones para reducir el riesgo de civiles. “Ningún blanco era aprobado o atacado si teníamos alguna razón para creer que podría poner civiles en riesgo”, señaló, aunque también reconoció que en una campaña militar compleja “no existe riesgo cero”.