El viernes los seguidores del jeque salafista Abu Ismail organizaron una manifestación ante el Ministerio de Defensa y muchos de ellos acamparon allí. Así protestaban porque el mayor representante político del salafismo era excluido de la carrera para las elecciones del 23 y 24 de mayo. La justicia electoral egipcia entendió que como la madre de Abu Ismail tuvo la ciudadanía estadounidense antes de morir, la candidatura del dirigente viola la norma que exige que los padres de los candidatos no tengan otra nacionalidad que la egipcia.

Ismail no había reaccionado mucho mejor que sus seguidores. Cuando a mediados de abril se conoció el pronunciamiento contra su postulación, junto con la de otros nueve candidatos, el político se comunicó por teléfono con un programa televisivo del canal Hakma y aseguró que había un complot en su contra, que los jueces eran arrogantes e intransigentes y que habría fraude electoral.

Animados por su líder, los salafistas se manifestaron durante varios días hasta que se asentaron frente al Ministerio de Defensa.

Allí se les sumaron algunos movimientos surgidos de las protestas que en febrero de 2011 derrocaron a Hosni Mubarak, así como otros grupos de personas que reclamaban la renuncia de la Junta Militar al poder. El campamento, con varios cientos de personas, recibió la visita del candidato presidencial Jaled Alí. “La Junta Militar no tiene intención de entregar el poder el 30 de junio. Está interesada en crear una situación de confusión y violencia, la excusa ideal para posponer o cancelar indefinidamente las elecciones”, dijo en un centro de salud improvisado en el campamento.

Ni Alí ni Ismail estaban en el campamento cuando en la madrugada de ayer decenas de “baltaguiya” -así se denomina a los agitadores violentos en Egipto- atacaron el campamento y a los manifestantes. Las imágenes de la televisión mostraban grupos de personas que arrojaban piedras, gases lacrimógenos, bombas molotov y cajones de madera de feria; hombres armados con palos de madera y de hierro atacaban a manifestantes que se defendían con lo que tenían a mano: pedazos de chapa o cacerolas del campamento.

La decisión de improvisar un centro de salud en el campamento respondía a que ya habían ocurrido enfrentamientos que desde el domingo dejaron un muerto y más de un centenar de heridos. Allí los médicos y enfermeros voluntarios atendieron ayer a los agredidos, algunos agonizantes, y recibieron cuerpos de los que murieron. Según los voluntarios, fueron 20 los manifestantes muertos, mientras que la información oficial los cifra en 11. Las dos fuentes hablan de centenares de heridos en los enfrentamientos.

La intervención del Ejército y la policía antidisturbios fue lo que detuvo la violencia, unas diez horas después de que comenzara, aunque ayer todavía ocurrían algunos estallidos violentos aislados.

El gobierno informó que fueron los vecinos del barrio Abasiya los que avanzaron contra el campamento intentando desalojarlo por la fuerza para recuperar la normalidad del barrio. “Hemos detenido a varios y algunos de ellos tenían carné de policía”, señaló en declaraciones al diario español El País Jattab, un profesional de 23 años que pasa las noches en el campamento. Entre los manifestantes no existe duda de que fue la Junta Militar, o al menos la Policía, la que preparó el ataque, no sólo porque identificaron a policías entre los atacantes, sino porque contaban con gases lacrimógenos y armas de uso exclusivamente policial.

Los Hermanos Musulmanes, vencedores en las elecciones legislativas de noviembre, aseguraron que la violencia era un intento de “obstruir la entrega del poder”.

Varios candidatos presidenciales -entre ellos el de la formación islámica, Mohamed Mursi- suspendieron sus actos de campaña y boicotearon una reunión que mantendrían con la cúpula militar.

Por su parte, la Junta Militar anunció ayer que se está planteando abandonar el poder el 24 de mayo en lugar del 30 de junio si de la primera vuelta electoral sale un presidente electo, lo que parece poco probable, ya que según los sondeos ninguno de los 13 candidatos se acercan al 50% necesario para evitar el balotaje.

Varias fuerzas políticas y movimientos sociales convocaron a una manifestación para el viernes en la emblemática plaza Tahrir, bajo la consigna “Proteger la Revolución y cesar el derramamiento de 
sangre”.