“Legitimidad política y aceptación, en el extranjero”, era ayer el principal argumento del líder del Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok), Evangelos Venizelos, para la formación de un gobierno de unidad. Intentaba buscar la aprobación que los griegos no dieron en las elecciones del domingo al gobierno de unidad, formado por el Pasok y el derechista Nueva Democracia (ND).

“Entiendo la rabia de la gente pero nuestro partido no dejará a Grecia sin gobierno”, decía el domingo, al conocer los resultados, Antonis Samarás, líder de ND, el partido más votado, con 18.8% de apoyo. Horas después tuvo que reconocer que no podía cumplir con el encargo que le dio el presidente Karolos Papulias para que conformara un gobierno. La rabia de los griegos se vio reflejada en la pérdida de votos de Pasok, que obtuvo casi el mismo número de votos que en sus primeras elecciones, en 1974, y en la caída que sufrieron los conservadores, que disminuyeron su respaldo a la mitad. También pudo verse en la escasa participación. Sólo 65% de los habilitados votaron el domingo.

ND obtuvo 58 escaños y recibió otros 50 por ser la fuerza más votada, así que sumó 108 diputados en un Parlamento de 300. Los 41 del Pasok no eran suficientes para alcanzar los necesarios 151. Samarás contactó a otros partidos en busca de un acuerdo, pero sólo recibió negativas. El Partido Comunista (PC, 26 escaños) e Izquierda Democrática (Dimar, 19) rechazaron unirse a la alianza. Fotis Kuvelis, el líder de Dimar, opinó que ND y Pasok no tienen la legitimidad para formar un nuevo gobierno “porque fueron castigados con el voto”.

A menos de 24 horas de recibir el encargo de formar un gobierno, Samarás reconoció su fracaso y hoy Papulias le encargará esa tarea a Alexis Tsipras, líder de la Coalición de la Izquierda Radical, la segunda fuerza más votada, que logró 52 escaños. Los 45 legisladores que suman el PC y Dimar son ahora el objetivo de la Coalición, que rechaza los acuerdos firmados con Europa y cuyo líder pidió ayer “a los que chantajeaban” al pueblo griego que dejaran de hacerlo para que se pudiera formar un nuevo gobierno sin presiones.

Tsipras dijo que trabajará para un gobierno “de fuerzas principalmente de izquierda”, pero deberá recurrir a otras porque éstas -incluyendo el Pasok- suman en el Parlamento 138 escaños y no 151. Si Tsipras no logra formar un gobierno, sería el turno del Pasok; si se vuelve a fracasar, habrá nuevas elecciones.

Mientras tanto, el Fondo Monetario Internacional amenaza con no 
desembolsar más recursos para Grecia sin un nuevo gobierno.