Los egipcios elegirán a su presidente en la segunda vuelta el sábado y el domingo, en un país donde todos los poderes están otra vez en manos de la Junta Militar que gobierna desde la caída de Mubarak. Esa junta anunció que volvía a asumir la capacidad plena de legislar, luego de disolver el Parlamento.
Las elecciones legislativas celebradas de noviembre a febrero, que le dieron la mayoría de los escaños a los Hermanos Musulmanes y a los salafistas, fueron en vano. Su objetivo inicial era que la elección de presidente se realizara con un Parlamento en manos de civiles y con una nueva Constitución aprobada. Esta última meta ya había quedado atrás debido a la dificultad para que laicos e islamistas se pusieran de acuerdo para designar una asamblea constituyente, que recién fue elegida el martes.
El Parlamento fue disuelto luego de que la Corte Constitucional declarara ilegales las listas electorales individuales en las elecciones legislativas -modalidad bajo la cual fue electo un tercio de los diputados- porque muchos representaban en realidad a partidos políticos y no eran realmente independientes. Como esa formalidad implica, según la Corte, que el "principio de igualdad" no fue respetado, la totalidad de la cámara se convierte en ilegítima, explicó la agencia egipcia de noticias egipcia Mena.
En otro fallo polémico emitido, la Corte Constitucional dejó sin efecto la Ley de Aislamiento Político y así habilitó la posibilidad de que se convierta en presidente un ex integrante del gobierno de Mubarak. El tribunal consideró a esa ley contraria a la Declaración Constitucional provisional aprobada en marzo de 2011 por la Junta Militar, entendió que discrimina y tiene un efecto retroactivo indebido, además de privar de sus derechos políticos a personas que no tienen delitos comprobados en la Justicia, explicó el semanario Jeune Afrique.
La ley prohibía ocupar cargos políticos a cualquier persona que haya sido presidente, vicepresidente o primer ministro durante los diez años anteriores al 11 de febrero de 2011, fecha de la caída de Mubarak, que gobernó Egipto durante 30 años. Esa norma fue aprobada y ratificada por la Junta Militar en abril para satisfacer los reclamos del movimiento contrario a Mubarak, sector que temía un regreso del viejo régimen, y en particular para evitar que compitiera en la segunda vuelta el resistido ex jefe de los servicios secretos Omar Suleiman.
La ley también podía dejar fuera de las presidenciales a Ahmed Shafiq, uno de los candidatos que compiten en el balotaje, y que fue el último primer ministro de Mubarak. Por eso Shafiq presentó un recurso contra la norma y ayer calificó de "histórico" el veredicto del tribunal.
Shafiq, de 70 años, fue comandante de la fuerza aérea y ministro de aviación civil durante la era Mubarak, de quien fue luego primer ministro, justo antes de la renuncia del presidente por las protestas. Durante la campaña electoral que lo llevó hasta el balotaje aseguró que "no habrá vuelta" al antiguo régimen.
Su rival en el balotaje, Mohamed Mursi, del partido de los Hermanos Musulmanes, declaró: "Los dictámenes del Tribunal Constitucional fueron emitidos y deben respetarse, pero estoy insatisfecho porque han sido emitidos en un momento inadecuado, ya que la gente está ocupada con las elecciones presidenciales".
Otra vez
Los egipcios que salieron a protestar en contra de los dos fallos dieron por muerta la “revolución” de febrero de 2011 y denunciaron que la Junta Militar pretende cerrar el paso a los islamistas y reinstaurar un régimen similar al de Mubarak.
A estos fallos se suma el decreto emitido el miércoles por la junta que devolvió a la Policía Militar y a los servicios secretos el derecho a detener civiles y someterlos a la justicia castrense. Esto supuso otra vuelta atrás, ya que recién el 31 de mayo se había levantado el estado de emergencia (que daba esos mismos derechos a la Policía Militar y a los servicios de inteligencia), un reclamo popular desde fines del 2010.
“Mantener al candidato del ejército [en la carrera por la presidencia] y derrocar el Parlamento electo después de haberle dado a la Policía Militar el derecho a realizar arrestos es un verdadero golpe de Estado y quien piense que millones de jóvenes van a dejar que se cometa se equivoca”, dice un comunicado publicado en Facebook por el ex candidato islamista moderado, Abdelmoneim Abul Futuh, cuarto en la primera vuelta.
El vocero de la Junta Militar, Mohamed Askar, dijo a la agencia de noticias Efe que las decisiones y leyes aprobadas hasta ahora por el Parlamento disuelto se mantendrán, pero que no queda claro si se reconocerá la asamblea constituyente que designó o si habrá que nombrar otra.