La misión de observación de la ONU volvió ayer a la localidad de Tremseh (provincia de Hama, en el centro del país), donde la oposición a Al Assad había denunciado el jueves una “masacre”. Según confirmaron los observadores de la ONU en un comunicado, en la matanza murieron por lo menos 200 personas -la cifra exacta aún es “incierta”- y fue realizada por tropas oficiales en contra de desertores y opositores. Los “expertos militares y civiles” de la ONU visitaron ayer “50 casas quemadas o destruidas” y “encontraron charcos de sangre y restos de materia cerebral en algunas de ellas”, describe el comunicado.

Los observadores entrevistaron a 27 habitantes de Tremseh y confirmaron que “el ataque comenzó a las cinco de la mañana del 12 de julio [...] con disparos sobre el pueblo, seguidos de operaciones en tierra”. Los testigos relataron que “el Ejército buscó casa por casa, preguntando por los hombres y por sus tarjetas de identidad. Dijeron que después de comprobar la identificación mataron a muchos y se llevaron a otros”. Los enviados también “confirmaron el uso directo e indirecto de armamento, incluido fuego de artillería, de mortero y de armas ligeras”.

Estos episodios determinaron que Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña y Francia propusieran un nuevo proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU, que daría un ultimátum de diez días a Damasco para que deje de usar armas pesadas y, caso contrario, no descarta imponer medidas de fuerza, extremo al que Rusia y China se oponen. Rusia, en tanto, pidió que se extienda el mandato de Annan tres meses más. Las negociaciones deberían durar por lo menos hasta el miércoles.

Para intentar destrabar la negativa de Moscú, Annan estará en Rusia mañana. Putin sospecha que los países que impulsan el ultimátum quieren terminar con la misión de observación de la ONU e imponer una intervención en Siria siguiendo el mismo camino que en Libia, empezando por sanciones internacionales, embargo aéreo, para luego avalar un despliegue militar que sustente un cambio de régimen.

El viernes, el diario estadounidense The Wall Street Journal informó que el gobierno sirio está movilizando las armas químicas de las que dispone, aunque los informantes no coinciden a la hora de establecer si lo hace para usarlas o para ponerlas a salvo. “Por supuesto, les advertimos rotundamente contra cualquier intención de usar esas armas. Eso sería pasarse gravemente de la raya”, dijo el vocero del Pentágono, George Little, en conferencia de prensa ese mismo día.

Según la oposición, ayer se produjeron fuertes combates con el Ejército en Damasco. La agencia de noticias Efe reportó que el Ejército bombardeó y tomó varios barrios de la capital, además de endurecer su ofensiva en localidades en las que sus adversarios acumularon mayores fuerzas, como la provincia de Homs, la de Deir el Zur y las afueras de Damasco. Esos ataques habrían dejado un centenar de muertos.

“Cualquier persona que se levante en armas contra el Estado se va a encontrar en confrontación con el Ejército”, fueron las palabras del vocero de la cancillería siria, Yihad Maqdisi, para dar la versión oficial sobre lo ocurrido en Tremseh. Maqdisi aseguró que se lanzó una operación sobre esa localidad, sin recurrir a armas pesadas, contra grupos que la habían invadido y que aterrorizaban a la población.