El Ejército Libre Sirio, compuesto por opositores armados y militares desertores, reivindicó ayer el ataque suicida contra la sede de la Seguridad Nacional en Damasco, durante una reunión de responsables ministeriales y de seguridad. El atentado causó la muerte del ministro de Defensa, el general Daoud Rajha -el más temido de los dirigentes militares-, y del viceministro, el general Asef Shaukat, que además era cuñado del presidente Bashar al Assad. También fue asesinado un asesor de seguridad del presidente, el también general Hasan Turkmani. Además, resultaron heridos el ministro del Interior, Mohamed Ibrahim al Shaar, y el jefe de la Seguridad Nacional, Hisham al Ijtiar.
Se trató del golpe más contundente de los rebeldes contra el gobierno y son varias las versiones acerca de cómo fue ejecutado. El Ejército Libre Sirio informó que lo coordinó con agentes de seguridad y con un cocinero de la sede de la Seguridad Nacional que envenenó la comida de quienes estaban reunidos. Según esta versión, la ambulancia que llegó para tratarlos fue cargada con explosivos y detonada. El grupo armado opositor anunció además, en declaraciones a la agencia de noticias Efe, que es “la primera de otras operaciones contra Al Assad y otros símbolos del régimen”.
Pero otra de las versiones que circulaban ayer, retomada por la agencia de noticias Reuters, indicaba que uno de los guardaespaldas presentes fue el atacante suicida y que detonó explosivos que llevaba consigo durante la reunión.
En respuesta, el gobierno cercó la zona minutos después del ataque y ya designó al jefe del Estado Mayor, el general Fahd Yasem al Freich, como ministro de Defensa. Éste aseguró en un breve discurso que el atentado “cobarde y criminal” no apartará al gobierno “de la lucha contra las bandas criminales terroristas”.
La agencia siria de información SANA destacó ayer que el Ejército y las Fuerzas Armadas lamentaban, en un comunicado conjunto, “la pérdida de los dos héroes” y confirmaban su “determinación de perseguir y aniquilar a las bandas terroristas dondequiera que estén y a dondequiera que huyan”. Agregaron que el ataque fue cometido por “herramientas pagadas y vinculadas a los planes extranjeros”.
A su vez, la televisión estatal informó que el gobierno convocará a los reservistas para aumentar la presencia de militares en las calles. También como parte de la respuesta al atentado, ayer mismo se incrementó el número de militares en la capital, donde los enfrentamientos entre los rebeldes y el Ejército continuaron a primera hora de la mañana por cuarto día consecutivo.
Los rebeldes no se quedaron atrás y anunciaron a los medios internacionales que también habían reforzado su presencia en la capital, para terminar con las cuatro décadas de mandato de la familia Al Assad.
Además, después del atentado en la sede de la Seguridad Nacional se escucharon otras cuatro explosiones cerca de una base del Ejército, que es liderada por el hermano del presidente, Maher.
El ministro de Información, Omran al Zoubi, responsabilizó por el atentado a “los países que envían dinero y armas a Siria”. Aseguró: “Lo que está detrás del ataque es el intento de hacer daño a nuestro Ejército, a los soldados e incluso a los civiles honrados y a las instituciones estatales. Pero además hay una agenda oculta, que es atacar a Siria desde dentro, para que se arrodille y se rinda, y satisfacer así la mentalidad americana y la israelí”.
Medios internacionales informaron que después del ataque se intensificaron los operativos militares en Damasco, que dejaron en pocas horas decenas de muertos.
La Liga Árabe anunció que el domingo realizará una reunión urgente sobre Siria. El enviado de este organismo regional y de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, pidió al Consejo de Seguridad que posponga la votación prevista para ayer sobre su plan de salida a la crisis siria.
A fines de marzo Annan alcanzó un acuerdo con las autoridades para salir de la crisis, pero las partes no cumplieron con la condición de terminar con la violencia, y además el gobierno incumplió puntos como el que establecía la retirada de las tropas de los barrios o la liberación de presos políticos.
Ahora el Consejo de Seguridad se disponía a votar una nueva resolución en la que se insiste en ese plan, se da a Al Assad diez días para cumplirlo y se establecen sanciones diplomáticas y económicas por si no lo hace. Aunque se preveía que Rusia y China vetaran el proyecto, ayer Annan pidió que se postergara la votación para hoy, porque existía “margen para un acuerdo” con Rusia tras el aumento de la violencia.