Desde hace semanas Ecuador mantenía el suspenso en su definición sobre la solicitud que había hecho Assange tras ingresar el 19 de junio en su sede diplomática, para evitar dos pedidos de extradición, uno de la Justicia sueca y otro de la británica. En Suecia está acusado de los delitos de violación y abuso sexual desde agosto de 2010, cuando una mujer denunció que no utilizó preservativo al mantener relaciones sexuales con ella pese a que se lo había pedido expresamente.

Desde que ese país pidió la extradición de Assange, que se encontraba en Londres, tomó fuerza la versión de que el caso era una excusa para que fuera enviado de Londres a Estocolmo y de allí a Estados Unidos. Sus defensores argumentan que Estados Unidos tiene con Suecia un acuerdo de extradición, pero no con Reino Unido. Sin embargo, en Estados Unidos, el Departamento de Estado todavía no logró armar un caso sólido en su contra por la filtración de documentos secretos de origen diplomático y militar, entre otros.

Assange se entregó a las autoridades londinenses y se autorizó su extradición a Suecia, pese a los recursos impulsados por sus abogados. Para evitar que se concretara se refugió en la embajada ecuatoriana, rompiendo la libertad bajo fianza que se le había concedido.

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Ya dentro de la sede diplomática, Ecuador anunció que analizaría si darle o no asilo después de los Juegos Olímpicos, para no perturbar la relación con un “país hermano”. Ayer confirmó que lo aceptó, pero partiendo de la certeza de que se cumplirá la teoría de que Assange haría el camino Londres-Estocolmo-Washington. “De darse una extradición a Estados Unidos, el señor Assange no tendría un juicio justo, podría ser juzgado por tribunales especiales o militares y no es inverosímil que se le aplique un trato cruel y degradante y se le condene a cadena perpetua o a la pena capital, con lo cual no serían respetados sus derechos humanos”, fundamentó ayer el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño.

Su par británico, William Hague, alertó que no permitirán que Assange abandone Reino Unido, y agregó que tampoco habilitará el salvoconducto necesario para que pueda salir del país. Subrayó que su país no reconoce el “asilo diplomático”, y que éste no debería ser utilizado para “evitar un proceso judicial regular”. Opinó además, que la inmunidad de las embajadas “existe para permitir que éstas lleven a cabo funciones diplomáticas adecuadas, y que dar refugio a supuestos delincuentes no es una de ellas”. En tanto, los medios manejaban la posibilidad de que Reino Unido asaltara la embajada para arrestar a Assange, extremo que fue rechazado por Hague.

Reino Unido, Suecia y Estados Unidos reaccionaron negativamente al comunicado ecuatoriano: Suecia “lamentó” que se “impida” el proceso judicial y llamó a su embajador a consultas, y Estados Unidos negó estar involucrado en el pedido de extradición. Mientras esto sucedía, la cantidad de policías alrededor de la embajada ecuatoriana en Londres aumentaba, al parecer para evitar que Assange abandone su territorio. También se reunió en las puertas del edificio un grupo de activistas que respaldan a Assange.

A medida que avanzaba la tarde crecían las voces que desde el gobierno de Reino Unido reconocían que están haciendo una revisión jurídica de los acuerdos internacionales para determinar si hay alguna forma de revocar la inmunidad diplomática de la embajada ecuatoriana en Londres.

Ecuador pidió a sus socios regionales que lo respalden y que le ayuden a conseguir el salvoconducto. Los distintos bloques anunciaron en el correr de la tarde que tratarán el tema. La Organización de Estados Americanos, en la que también está Estados Unidos, tendrá una sesión extraordinaria para tratar “la situación entre Ecuador y Reino Unido”, lo mismo que harán los cancilleres de la Alianza Bolivariana para las Américas. Por su parte, la Unión de Naciones Suramericanas también anunció una reunión de urgencia, instancia que fue confirmada a la diaria por fuentes de la cancillería uruguaya. Será el domingo en Guayaquil.